Sion, «la ciudad más antigua de Suiza»
El casco antiguo de la capital del Valais impresiona por su belleza, distinta a la que se aprecia en otras ciudades helvéticas. Sus fortalezas en las colinas de Valeria y Tourbillon son testigos del paso de caballeros y emperadores.
El ayuntamiento, el Hôtel de Ville, resguarda un grabado romano en piedra del año 377 y obras de ebanistería en sus portales.
En la calle de La Rue du Grand Pont se encuentra el edificio del ayuntamiento, con su fachada blanca, erigido entre 1657 y 1665, y su reloj astronómico, que hay que ver detalladamente.
Destacan sus portones, tallados prolíficamente. En su fachada principal se encuentra esculpida la escena del Juicio de Salomón. Sobre ella, un frontón, típico de Sion.
Piedra grabada del 377
Ya en el interior, en los muros del vestíbulo se hallan incrustadas diversas piedras gravadas de origen romano, entre ellas destaca la fechada en el 377 y en la que se observa el monograma de Cristo (CP: las dos primeras letras de la palabra Cristo en greco) y las letras «alfa» y «omega».
«Se trata de la primera inscripción cristiana encontrada al norte de los Alpes», señala Isabel von Roten.
En el primer piso, una gran llave abre la cerradura de la sala consistorial y ante nuestros ojos se asoman unos tallados en madera que cubren todo el salón y un mobiliario que recuerda a la época de los caballeros, que en esas altas sillas se sentaban «sin tener que sacarse las espadas».
En la sala vecina, la del Consejo, a la que se llega abriendo una puerta doble, se dio una recepción para Napoleón I.
Reloj astronómico del siglo XVII
Fuera del edificio puede admirarse el reloj astronómico, concebido por Marc Spätt, relojero de San Gall, y realizado con la ayuda de Hans-Jacob Källi de Lausana entre 1667 y 1668.
El reloj funciona a la perfección y uno de sus costados marca la fase en la que se encuentra la Luna en ese momento.
Los museos de Bellas Artes y de Antropología explican, cada a uno en su especialidad, la historia de Sion, las ropas y accesorios de sus habitantes y sus expresiones artísticas.
Sedunum, Sion
En la página de la Oficina de Turismo de la ciudad se apunta que ésta es la más antigua de Suiza. Isabel von Roten comenta:
«Sion es considerada como una de las ciudades más antiguas de Suiza. Ha sido ocupada desde el neolítico antiguo, o sea desde el 5.000 A.C. hasta hoy en día, sin interrupción.
«La tribu de celtas que se instaló aquí y que venía del Este se llamaba sedunii, y fue la que dio el nombre a la ciudad, de Sedunii pasó el nombre a latín, Sedunum; y luego a Sion»
Posición estratégica
La situación geográfica de Sion, en el corazón del Valle del Ródano, concede un gran peso histórico. «La única ruta en la cual se podía circular del norte al sur de Europa era a través de este valle, y después, a través de los pasos en los Alpes.»
Por esos pasajes llegaron los romanos, y con ello la tradición del cultivo de la uva. Más tarde sería Napoleón Bonaparte quien ampliaría el paso del Simplon, en el alto Valais, en tiempos en los que el Ródano aún no habría sido encausado.
«La llanura era un inmenso pantano. Entonces la gente circulaba más o menos a 800 metros, sobre las laderas de las montañas. A eso se debe que las majestuosas edificaciones fortificadas fueran construidas en las colinas, además de permitir la buena visibilidad, requerida para la defensa».
Preciado pasaje
«A través de la historia, todas las grandes potencias van a tratar de conquistar el Valais para tener el libre pasaje de sus tropas y sus mercaderías», ya que se cobraban impuestos para los que pasaban por su valle.
Aunque Julio Cesar trató de conquistarlo, «el Valais se transformó en una provincia del Imperio Romano bajo el emperador Augusto. Una época muy próspera para esta región: la agricultura, las artes, las ciencias y las letras florecieron».
«Con las invasiones de los bárbaros, el paisaje político cambia y todo lo que fue adquirido por la civilización desparece. Es un periodo muy duro para la gente. Todo el mundo se repliega hacia las montañas y encuentra un cierto refugio en la religión católica.»
En efecto, el cristianismo había penetrado en la región desde el siglo IV. El primer Obispo en el Valais fue Théodule, instalado primero en la vecina Martigny.
A este religioso se ha dedicado la ‘Eglise de St-Théodule’ (1514-1516), al lado de la Catedral, en cuya cripta se han encontrado restos de termas romanas y de distintas iglesias que se habrían tenido sus orígenes en el siglo V.
Sede episcopal hasta ahora
Sion, una ciudad sitiada y saqueada con frecuencia, se convirtió en sede episcopal desde finales del siglo VI.
Tras los celtas, la ocuparon los romanos, los señores de Borgoña, los de Saboya y Napoleón, hasta que en 1815 el Valais fue uno de los últimos cantones en unirse a la Confederación.
«La fecha más importante para el Valais es 999, cuando el último rey de Borgoña cede todo el condado del Valais al obispo. Y desde esa época los obispos van a reinar aquí no sólo espiritualmente, sino políticamente. Del año 1000 hasta el siglo XVII, los obispos van a ser omnipresentes y van a ser más jefes militares, que guías espirituales.»
El conde de Saboya y el obispo de Sion se disputaban la hegemonía en el Valais. «Al final, el obispo de Sion logró echar a los franceses el 13 de noviembre de 1475, después de una batalla muy sangrienta que tuvo lugar en esta Plaza de la Planta.»
Parte de Suiza en 1815
Saltando en el tiempo, al principio Napoleón reconoció al Valais como una república independiente, pero reservándose el derecho de libre paso para sus tropas. En 1810 lo incorpora a su imperio, formando parte del Departamento del Simplon en su imperio.
Von Roten prosigue al respecto: «Después de que Napoleón se fue, los austriacos llegaron. La frontera era muy frágil, y entonces propusieron al Valais de entrar en la alianza confederal suiza, lo que hicieron un poco de mala gana y forzados en 1814. Firmaron el pacto en 1815».
El Departamento del Simplon dejaba de existir para convertirse en el cantón suizo del Valais, una de las últimas entidades, junto con Ginebra, en unirse a la Confederación Helvética, No obstante, la historia de las guerras civiles continuará hasta 1848, cuando los radicales toman el poder.
Con respecto a la Sion de hoy, sus habitantes afirman que es una de las ciudades más agradables para vivir de Suiza. Seguramente, pues el Sol les acompaña la mayor parte del año en este paraíso que han debido esculpir con gran esfuerzo.
swissinfo, Patricia Islas Züttel
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