Suiza, más atractiva que nunca para las grandes fortunas extranjeras
El récord del precio de los inmuebles de lujo pone de manifiesto que en Suiza la demanda de un lugar para vivir está en máximos históricos. Gracias a un sistema fiscal generoso —y a pesar de las barreras legales— el atractivo del país no disminuye.
Quince habitaciones, doce cuartos de baño y piscina interior, además de dependencia para huéspedes —conectada por un túnel—, otra con oficinas y un apartamento para el personal. Este chalet palaciego situado en Crans-Montana, en los Alpes del Valais, lo mandó construir una familia francesa en la década de 2010 para reunir a su numerosa prole. Su precio —que solo está disponible bajo petición— ronda los 50 millones de francos. “La demanda inmobiliaria en estos momentos es muy alta. Los precios están al máximo, sobre todo en las regiones montañosas”, afirma Jérôme Félicité, presidente del consejo de administración de Barnes Suiza, empresa que gestiona la venta de esta propiedad.
La montaña está de moda entre los extranjeros que pueden permitirse vivir allí. En Val-de-Bagnes —el municipio que engloba la estación de Verbier en el cantón de Valais—, por ejemplo, entre 2000 y 2022, la población aumentó un 4 %, hasta llegar a 10 530 habitantes. “En nuestra opinión, este aumento se debe sobre todo a que residentes secundarios se han instalado allí de forma permanente tras haber aprovechado la COVID-19 para venir a la montaña a teletrabajar. Estas personas se han dado cuenta de que pueden disfrutar de la naturaleza y de las actividades al aire libre, al tiempo que hacen negocios desde el chalet”, analiza Antoine Schaller, vicesecretario municipal. En la estación —popular entre británicos y escandinavos— los precios están en máximos históricos y la población suiza compite por las pocas propiedades a la venta. Según Ski Report 2022Enlace externo de Naef Prestige Knight Frank [informe sobre propiedades en entornos de esquí en los Alpes], el precio del metro cuadrado en un año ha subido un 8 %, hasta casi los 28 000 francos (28 000 euros) por metro cuadrado.
Quien compra en Suiza una casa de varias decenas de millones de francos suele planear que esa sea su residencia principal. Esto implica pasar un mínimo de 180 días al año dentro del territorio suizo, lo cual a la gente extranjera le permite obtener un permiso de residencia. Con este permiso, la Lex Koller ya no afecta a quien compra. Y es que esta ley solo limita que personas establecidas en el extranjero compren inmuebles destinados a segundas residencias.
“En la práctica, el permiso de residencia va acompañado de la compra de una propiedad”, señala Bénédict Fontanet, abogado y administrador de sociedades en Ginebra. Cuando una persona adinerada viene a Suiza para adquirir una vivienda y establecerse en la residencia principal, los bufetes suelen negociar el permiso directamente con las autoridades.
La Lex Koller limita que bienes inmuebles en Suiza puedan ser adquiridos por personas extranjeras. No obstante, desde su entrada en vigor en 1985, la ley se ha flexibilizado. Y hoy la ciudadanía extranjera no residente que desea adquirir una propiedad residencial en Suiza necesita una autorización previa, explica Henley & Partners. Aunque las personas extranjeras con permiso de residencia B o C pueden adquirir con facilidad bienes inmuebles en Suiza.
Pueden conservar sus bienes y no están obligados a venderlos, incluso si después abandonan el país. Algo que es más difícil para nacionales de países no europeos, pero la experiencia demuestra que a partir de cierto umbral de riqueza siempre merece la pena negociar con las autoridades.
Una ola que llega desde Londres
Suiza —conocida desde hace tiempo como refugio acogedor para gente adinerada— sigue teniendo un gran atractivo. La mayor parte de personas pudientes que se trasladan a Suiza sigue siendo gente con ciudadanía de la Unión Europea. “El perfil típico es el de activos que han vendido parte de su negocio y quieren continuar su vida en un lugar tranquilo”, explica Bénédict Fontanet.
Haciendo un esquema general, se ve que entre 2020 y 2022 hay muchas más personas que provienen de Londres y menos de Rusia que en la década de los años 2000, pues —a raíz de la guerra en Ucrania— los oligarcas están sometidos a sanciones.
“El Brexit, la recesión económica y la inflación que vive Gran Bretaña, están impulsando a extranjeros ricos residentes en Londres a emigrar a Suiza”, afirma Maxime Dubus, director de SPG One|Christie’s International Real Estate. Este profesional inmobiliario también constata que inversores de materias primas del extranjero con base en Ginebra utilizan bonificaciones astronómicas para comprar una propiedad en Suiza y establecerse de forma permanente en el país.
El bufete Lindemann Law, con sede en Zúrich, trabaja mucho con público de países de lengua rusa —como Rusia, Ucrania, Kazajstán y Uzbekistán—. “La mayoría de nuestra clientela de habla rusa que quiere establecerse en Suiza hace muchos años que ya tiene los derechos de la ciudadanía europea o el derecho de residencia en Suiza. Para esta gente era un plan B, basado en el asesoramiento de nuestro despacho, que durante el conflicto de Ucrania ha resultado muy útil”, dice su fundador Alexander Lindemann.
Lindemann observa que muchos empresarios acuden a Suiza —desde toda Europa y Escandinavia— debido a una situación fiscal más amable. Estas personas llegan solas o con sus empresas; con sus familias o sin ellas. Estos activos proceden de tecnologías financieras o criptomonedas, y viven en varios lugares a la vez.
Los atractivos del paquete fiscal
El sistema fiscal —elemento clave del atractivo de Suiza— se distingue sobre todo por el forfait fiscal o tarifa plana fiscal. Se trata de una cantidad de impuestos anual fija, también conocida como imposición en función de los gastos. Este estatus —pensado para gente extranjera muy adinerada que paga impuestos en función de sus gastos en Suiza y no en relación con su patrimonio— es inaccesible para la población suiza. Entre quienes se benefician de esta modalidad de exención fiscal figuran el empresario franco-israelí Patrick Drahi, el fundador sueco de Ferring Pharmaceuticals Frederik Paulsen y la estrella de la música Johnny Hallyday —fallecido en 2017— que residió en Gstaad entre 2006 y 2013.
Se calcula que en Suiza hay entre 5 000 y 6 000 personas que hacen uso del forfait fiscal, que viven sobre todo en la parte francófona del país. En la región del Valais, con cerca de mil hogares afectados, es donde hay más contribuyentes de este tipo, según estadísticas de las autoridades fiscales cantonales citadas por RTS.
En Suiza los tipos impositivos varían considerablemente de un cantón a otro. La mayor presión fiscal la tienen los cantones de la parte francófona de Suiza, así como Berna y Basilea-Ciudad. Sin embargo, la fiscalidad en función del gasto parece estar perdiendo terreno. Una encuesta de Matin Dimanche, indica que a finales de 2022 el número de paquetes fiscales en Suiza se redujo. Unos controles más estrictos, normas más rigurosas y una mayor competencia internacional son las principales razones de este declive.
La Confederación también atrae a personas adineradas que tributan íntegramente sin necesidad de solicitar un forfait fiscal. El objetivo de esta gente podría ser trabajar en Suiza —prohibido cuando se tributa por gastos—, y evitar llamar la atención.
Con un tipo impositivo del 28 % en 2021 —frente al 34 % de media de la OCDE— la fiscalidad ordinaria suiza sigue siendo atractiva si se compara internacionalmente: Alemania tiene, por ejemplo, un tipo impositivo de casi el 40 %, mientras que Italia y Austria superan el 43 %. Francia tiene una presión fiscal del 45 %.
Adaptado del francés por Lupe Calvo
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