Suiza no cumple sus objetivos de reducir las emisiones de CO₂
En los últimos 30 años, Suiza ha bajado sus emisiones de gases de efecto invernadero, pero esto no es suficiente para cumplir con el objetivo nacional establecido para finales de 2020. He aquí una serie de cifras y gráficos que ilustran este fracaso.
A finales de este año, las emisiones de Suiza deberían estar un 20% por debajo de los niveles del año 1990. Es lo que el país se ha comprometido a hacer con su Ley Federal de CO₂.
Aunque en realidad todavía faltan dos años –ya que las cifras más recientes de emisiones son de 2018–, la Oficina Federal del Medioambiente (OFEV, por sus siglas en francés) sobre la base de estimaciones actuales advierte de que Suiza no cumplirá el objetivo. Y la desaceleración temporal de la actividad causada por la crisis del coronavirus tampoco permitirá lograrlo.
Desde 1990, las emisiones de Suiza han disminuido en un 14%, mientras que su población ha crecido en un 27%. La evolución de las emisiones varía según el sector que se tenga en cuenta, tal y como ilustra el gráfico que encontramos a continuación.
Si comparamos las épocas, observamos que el sector que más emisiones genera ya no es el de la construcción, sino el de transportes.
Cabe destacar también el aumento de la proporción de los denominados gases “sintéticos”, entre los que se encuentran los refrigerantes y los propulsores para aerosoles en bombas, utilizados como alternativas a los gases nocivos para la capa de ozono.
Bombas de calor en lugar de fuel
Un análisis más en detalle muestra que la mayor reducción de las emisiones se ha logrado en el sector de la construcción. De hecho, la mejora de la eficiencia energética y la sustitución de los antiguos sistemas de calefacción a base de fueloil han ayudado a reducir en un 34% el impacto climático de las viviendas y edificios.
energía solar térmica, las emisiones de los edificios (sobre todo de los más antiguos) todavía se pueden reducir en gran cantidad.
Suiza es uno de los países europeos con mayor uso de calefacción de gasoil y en la actualidad cada año solo se renueva el 1% de los edificios. A este ritmo, sanear todos los edificios del país llevará un siglo. El artículo que se puede leer a continuación explica por qué la modernización de los edificios avanza tan lentamente.
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Un siglo para sanear todos los edificios de Suiza
Menos vacas y menos granjas
El sector agrícola, responsable de una séptima parte de todas las emisiones suizas, también registró un descenso respecto a 1990 (-10%). A lo largo de los años, no solo han disminuido las tierras agrícolas, sino también el número de cabezas de ganado, que contribuyen al efecto invernadero a través de sus emisiones de metano.
La responsable de Energía y Medioambiente del sindicato Unión Suiza de Agricultores (USP, por sus siglas en francés), Hannah Hofer, indica a swissinfo.ch que, entre 1990 y 2011, la reducción del número de cabezas de ganado y el menor uso de fertilizantes minerales ha permitido disminuir en alrededor de un 8% las emisiones de la producción agrícola directa. Sin embargo, en ese período, las emisiones de la industria alimentaria han aumentado en un 15%.
Hannah Hofer señala que no es fácil bajar significativamente las emisiones de la agricultura sobre todo por la complejidad de los procesos biológicos en el sistema digestivo de los rumiantes o de los organismos que viven en el suelo, por ejemplo. Además, en las explotaciones agrícolas la protección del clima puede entrar en conflicto con otros objetivos perseguidos en el sector, como el bienestar de los animales, la seguridad del suministro o la reducción del uso de productos fitosanitarios.
Las reducciones significativas en la agricultura solo pueden llevarse a cabo a expensas de la producción de alimentos mediante, por ejemplo, una disminución voluntaria de la cabaña ganadera, lo cual implicaría un descenso del consumo de productos animales, según Hannah Hofer.
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Coches más grandes y potentes
A diferencia de los sectores de la construcción, la agricultura y la industria (que han reducido sus emisiones en un 14%), el tráfico rodado ha aumentado sus emisiones (aunque solo en un 1%).
Y esto se debe a muchas razones. En primer lugar, a que ahora circulan más vehículos que hace 30 años: en Suiza hoy hay cerca de 4,6 millones de coches, casi un 50% más que en 1990.
En comparación con otros europeos, la población suiza tiene una marcada preferencia por vehículos cada vez más grandes y potentes. Los vehículos utilitarios deportivos representan casi la mitad del parque automovilístico helvético, mientras que representan un tercio en otros países de Europa.
El aumento de la proporción de motores diésel que emiten menos CO₂ que los motores de gasolina, los avances tecnológicos de la industria automovilística y el aumento del número de vehículos eléctricos han contribuido a reducir las emisiones.
Sin embargo, el incumplimiento de los requisitos en materia de CO₂ de los automóviles nuevos y el aumento del número de kilómetros recorridos han hecho retroceder definitivamente el objetivo de reducir las emisiones consecuencia del tráfico, que era del 10% con respecto a las de 1990.
Tal y como demuestra una encuesta publicada por la empresa consultora Deloitte Suiza en abril, el temor a contraer el coronavirus en el transporte público ha llevado a muchas personas a utilizar el automóvil o la moto particular. Y se espera que en el futuro haya un aumento del tráfico motorizado individual, lo que puede poner en peligro la política climática nacional.
Suiza en comparación con otros países
Las emisiones de gases de efecto invernadero de Suiza únicamente representan el 0,1% del total a nivel mundial. Sin embargo, si tenemos en cuenta las emisiones por habitante, Suiza está por delante de determinados países con crecimiento alto como Brasil o India.
Aunque Suiza no es el alumno aventajado, sigue estando en el grupo de países que han descendido sus emisiones de CO₂ en comparación con los niveles de 1990.
Nuevos objetivos a la vista
Frente a la necesidad de una acción climática urgente –según los investigadores, los próximos 10 años serán decisivos– no es el momento de reflexionar sobre lo que no se ha hecho en el pasado. La prioridad ahora es mirar hacia el futuro, y en particular hacia el año 2030, fecha en la que Suiza tiene intención de reducir sus emisiones a la mitad.
El logro de ese objetivo, establecido en el marco del Acuerdo de París sobre el clima, requiere una revisión de la Ley Federal sobre el CO₂, que actualmente se debate en el Parlamento.
El objetivo de 2030 puede alcanzarse –según el Gobierno– mejorando la eficiencia energética, promoviendo la energía renovable y compensando las emisiones inevitables, incluso mediante proyectos en el extranjero.
A más largo plazo, al igual que la Unión Europea y otros países, Suiza se ha comprometido a alcanzar el objetivo de emisión neta cero para el año 2050.
Traducción del francés: Lupe Calvo
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