Suiza, origen de las ‘remesas de lujo’
Con solo 8 millones de habitantes, Suiza es el tercer país, detrás de Estados Unidos y Arabia Saudí, desde donde más remesas salen. Los fondos enviados suman casi 20.000 millones de dólares y tienen un perfil lujoso y atípico. Pero los inmigrantes pagan comisiones altas y opacas por mandar dinero a sus familias. Por ello jóvenes emprendedores suizos han creado Tawipay, un comparador internacional.
Contar con comisiones bajas se torna fundamental en un mercado de las remesas que crece a la velocidad de la luz. En 2013, los inmigrantes transferirán 410.000 millones de dólares a los países en desarrollo, cuatro veces más que hace solo 10 años, según estimaciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Con estos recursos se podría financiar holgadamente durante cuatro años consecutivos el presupuesto que demandan los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
En 2011, los cinco líderes mundiales en el envío de remesas fueron: Estados Unidos (48.300 millones de dólares), Arabia Saudí (26.000) Suiza (19.600), Rusia (18.600), y Alemania (15.900).
Los principales receptores de fondos fueron: India (63.800 millones de dólares, China (40.800); México (23.590) (23.5 billion dollars); Filipinas (22.970); y Nigeria (20.620).
Suiza se sitúa en la tercera plaza internacional por sus envíos, pero no ocupa en absoluto un lugar relevante en materia de recepción de fondos del extranjero (3.300 millones de dólares anuales).
Suiza cuenta algo más de 1,8 millones de habitantes extranjeros (23,2% de la población total), según datos de la Oficina Federal de Estadística a agosto de 2013. Dos tercios de ellos nacieron en países europeos.
La presencia más significativa proviene de: Italia (299.002 personas), Alemania (290.514), Portugal (249.948), Serbia y Montenegro (187.554), Francia (107.221), España (73.722), Turquía (69.307), Macedonia (60.171), Austria (37.973), Bosnia (37.397) y Gran Bretaña (40.024).
Se estima extraoficialmente que la mayor parte de las remesas suizas irían a estos países, pero el gobierno carece de cifras oficiales.
Fuentes: Banco Mundial y Oficina Federal de Estadística
Medalla de bronce
Con transferencias que rondan los 20.000 millones de dólares anuales, Suiza se sitúa en tercera posición, detrás de Estados Unidos (48.300 millones) y Arabia Saudí (26.000 millones). Los tres países tienen un rasgo en común: más del 20% de su población son extranjeros.
Sin embargo, las remesas que envían los trabajadores extranjeros en Suiza son las más generosas del mundo. Desde el país alpino se transfieren alrededor de 11.000 dólares anuales por inmigrante. El monto es tres veces inferior en Arabia Saudí e incluso diez veces menos en el caso de Estados Unidos.
De acuerdo con Chris Lom, portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el origen de los inmigrantes explica esta brecha. “Suiza tenía 1,7 millones de extranjeros en 2011, según cifras oficiales. Del total, 1,5 millones eran europeos. Posiblemente una de las razones (de la diferencia en la talla de los envíos) es que muchos de los extranjeros que viven en Suiza gozan de una elevada cualificación y pueden acceder más fácilmente a empleos mejor remunerados que en terceros países”.
Janine Dahinden, profesora de Estudios Trasnacionales en la Universidad de Neuchâtel y autora de diversos estudios sobre remesas, esboza su propia hipótesis. “La elevada proporción de extranjeros (23,2% de la población) juega un papel importante. Pero Suiza es, además, un país poco golpeado por la crisis y en el que muchos trabajadores extranjeros laboran en áreas de actividad que no experimentaron problemas severos durante la depresión económica”.
¿Remesas de primer mundo?
“Alemania, Francia y España son –por volumen de recursos– los principales destinos de los fondos suizos”, asegura François Broid, fundador de TawiPay, una naciente empresa helvética que trata de arrojar transparencia sobre las comisiones que se cobran a los inmigrantes.
Curiosamente, pese al auge que vive este mercado y la relevancia que Suiza ha adquirido en él, las autoridades carecen de cifras propias.
“Seco no recopila datos sobre las remesas y los del Banco Mundial (BM) son solo estimaciones. En general, las estadísticas del BM incluyen todas las transferencias de dinero dirigidas a países en desarrollo, pero también por ejemplo, a naciones europeas. Por lo tanto, es probable que la mayoría de las transferencias (helvéticas) se dirijan a países vecinos en Europa”, concede Nicole Mueller, de la Secretaría de Estado de Economía (Seco).
No obstante, la Agencia Suiza de Desarrollo y Cooperación (COSUDE) y la Universidad de Neuchâtel son autores de uno de los pocos estudios realizados en Suiza sobre el vínculo entre la inmigración y las remesas. La diáspora como fuerza motriz del desarrollo en Kosovo: Mito o Realidad (2009) ofrece un botón de muestra sobre la singularidad de las remesas helvéticas. Un tercio de los hogares kosovares que recibían fondos desde Suiza los utilizaban para adquirir bienes de consumo, artículos de lujo, o para iniciar nuevos negocios.
Un destino muy distinto al que reciben estos recursos en otras latitudes. El Banco Mundial estima que 700 millones de personas en el mundo subsisten gracias a las remesas, que son un importante motor económico para muchos países, especialmente en África y Asia. En naciones pequeñas como Tayikistán equivalen al 48% del PIB nacional.
Comisiones excesivas
Los inmigrantes de todo el mundo se enfrentan a la misma encrucijada: ¿cómo enviar fondos a sus familias? “Una parte de los recursos aún se transmiten de persona a persona, y todo el tiempo coexisten los canales formales con informales”, explica Janine Dahinden. Por esta causa las cifras oficiales –cuando existen– deben ser tomadas con cierta cautela, precisa la profesora.
Quienes no optan por el mano a mano, acuden a empresas especializadas en transferencias, como Western Union o MoneyGram, o a bancos locales. Son instancias que frecuentemente devoran, mediante el cobro de comisiones, hasta una décima parte de los fondos enviados.
“Globalmente, el costo de las remesas representó alrededor del 8,85% del monto enviado durante el primer trimestre de 2013”, afirma Indira Chand, portavoz del Grupo de Perspectivas del Desarrollo del Banco Mundial.
Las principales razones que encarecen las remesas son “las prácticas anticompetitivas impuestas por las empresas del sector -que establecen acuerdos a largo plazo con las agencias receptoras y les imponen cláusulas de exclusividad; la falta de transparencia en los costos (tipo de cambio y comisiones); y la carencia de regulaciones nacionales capaces de proteger los derechos de quienes envían los fondos”, destaca Chand.
Promoviendo la transparencia
Conscientes de esta realidad y cansados de pagar comisiones desorbitadas por los recursos que enviaban a África para financiar proyectos de desarrollo, los hermanos François y Pascal Broid convocaron a otros seis jóvenes emprendedores suizos para crear una plataforma con el fin de transparentar y comparar las comisiones que cobran los distintos intermediarios por un mismo envío.
La empresa se llama TawiPay, su comparador es gratuito y accesible en línea. Actualmente incluye los 2.200 corredores bilaterales de recursos en los que se mueven el 60% de las remesas internacionales, precisa François Broid.
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Buscar la comisión más baja (rts.ch/swissinfo.ch)
Hasta ahora “se han realizado unas 15.000 búsquedas en TawiPay, pero aún no iniciamos la promoción formal del servicio porque seguimos en fase beta. Esperamos crecer rápidamente acercándonos a comunidades de inmigrantes y expandir nuestros servicios integrando nuevos corredores y lenguas”, señala François Broid.
Buenas intenciones
“Dado el impacto que tienen los flujos de remesas sobre el desarrollo debemos favorecer transferencias más eficientes y mejorar la cooperación entre organizaciones nacionales e internacionales en este mercado”. Así consta en la Hoja de Ruta de Roma sobre las Remesas que suscribieron en 2009 los gobiernos del G20. Ese mismo año lanzaron la iniciativa 5×5 destinada a reducir las comisiones del 10 al 5% del monto enviado, fijándose un periodo de cinco años para cumplir con este objetivo.
A un año de vencerse el plazo, y pese a las buenas intenciones desgranadas por los gobiernos, el objetivo aún está lejos.
“Es difícil establecer por qué la iniciativa 5×5 no ha funcionado. Creo que hace falta más transparencia, un mayor acceso a la información y una comunicación más activa con los inmigrantes. Los gobiernos de los países occidentales, pero también los del sur, deben asumir responsabilidades e informar a su población sobre las alternativas que existen, y promover la competencia entre los proveedores”, resume François Broid.
El Grupo del Banco Mundial y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) participan activamente en la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD, por sus siglas en inglés), plataforma que tiene por objeto reunir información sobre migración y flujos de remesas en el mundo.
Con una aportación de 5 millones de francos suizos para el periodo 2013-2017, Suiza es el principal donante de esta entidad. Alemania también ha apoyado con asesoría a esta estructura de la también forman parte representantes de la ONU, del Grupo Mundial sobre Migración (GMG), del Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo (GFMD), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Iniciativas suizas
El Gobierno suizo aporta su granito de arena y “ofrece información (a la mano de obra extranjera) en un folleto disponible en ocho lenguas que describe las distintas posibilidades y costos de los sistemas de transferencia formales”, precisa Nicole Mueller.
Además, participa en la iniciativa internacional KNOMAD destinada esclarecer al mercado de las remesas. “Suiza es, por mucho, el donante más comprometido con 5 millones de francos de apoyo a las actividades de KNOMAD previstas entre 2013 y 2017”, confirma Indira Chand.
La escalada de las remesas seguirá su curso. El Banco Mundial estima que estos fondos superarán los 700.000 millones de dólares en 2016. Sin importar si su destino es básico o de lujo, Chris Lom de la OIM, destaca su efecto transformador, ya que “siempre tendrán un impacto positivo en la movilidad social de las familias”.
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