Suiza, plataforma para las empresas españolas
Los corporativos industriales y financieros ibéricos con presencia en suelo helvético optan, sobre todo, por las subsidiarias. Pese a los privilegios fiscales que ofrecen los cantones, prefieren mantener la sede en casa.
De acuerdo con Instituto Español de Comercio Español (ICEX), una veintena de compañías ibéricas se encuentran establecidas en Suiza actualmente.
Se trata de empresas que van más allá de la simple exportación de productos a Suiza. En sus estrategias han incluido la apertura de oficinas en algún cantón helvético.
Consultado por swissinfo.ch, el ICEX refiere -a título institucional- que lo hacen porque Suiza posee la estructura económica típica de un país desarrollado, con un amplio sector de servicios y también con un gran valor añadido. Y destaca que una de las ventajas que más aprecian es su posición en el corazón de Europa.
Entre las firmas presentes, la mitad son financieras. Entre ellas se cuentan los bancos Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), Pastor, Popular Español y Santander Central Hispano, que consideran la plaza financiera suiza un destino atractivo para atraer fortunas europeas.
Una decisión que a otros grupos competidores, como el HSBC Ginebra, les ha traído más de un dolor de cabeza legal cuando se ha conocido la existencia de cuentas opacas de clientes españoles (ver recuadro).
Acero, ropa y energía
En el ámbito industrial, los corporativos españoles presentes en Suiza cuentan en sus filas a filiales de grupos como ALSA (transporte de viajeros por carretera), Mango (ropa), KA Internacional (decoración) o Inditex, grupo propietario de marcas como Zara, Massimo Dutti o Bershka.
Están también Acerinox o Iberdrola, en el universo del acero o la energía.
No obstante, en el terreno práctico y a diferencia de muchos corporativos británicos, estadounidenses o asiáticos, las empresas españolas han preferido mantener sus oficinas centrales en España, en lugar de desplazarlas a algún cantón suizo, a pesar de que esto les permitiría aligerar su carga tributaria.
Su estrategia apuesta sobre todo por la apertura de subsidiarias que fortalezcan su presencia en Europa.
Acerinox explica a swissinfo.ch vía telefónica desde Madrid que tiene una oficina comercial y un almacén en Melligen, en el cantón de Argovia.
A título institucional, uno de sus portavoces confirma que su sede fiscal no está en Suiza. “Nuestra presencia en este país responde a nuestra estrategia comercial. La ubicación de Suiza es atractiva y se trata de un mercado que demanda productos con un alto valor añadido, y el acero inoxidable lo es”.
La decisión de Acerinox no obedece pues a las políticas impositivas de Suiza. Lo que le interesa es el mercado helvético como consumidor, y también su ubicación en Europa, precisa.
Ventajas fiscales
¿Por qué son tan numerosas las empresas extranjeras interesadas en establecer su sede en Suiza?
Andrés Taracido, experto en Finanzas e Inversiones de Swiss Financial Company & Trust, en Ginebra, detalla a swissinfo.ch las ventajas fiscales que obtienen con esta decisión.
Frecuentemente las compañías foráneas se establecen en este país bajo el esquema fiscal de sociedad auxiliar, refiere y detalla que para gozar de este estatus deben antes cumplir dos requisitos.
“El 80% de la cifra anual de facturación debe generarse fuera del territorio suizo y la administración de la empresa debe contar con una dirección efectiva en algún cantón helvético. Una oficina, un director que viva en Suiza y represente a la sociedad”.
Este esquema interesa, sobre todo, a las empresas dedicadas a las materias primas porque todo su negocio se realiza en el extranjero. El petróleo es un buen ejemplo de ello. Aunque este insumo no existe en Suiza, el cantón de Ginebra se ha convertido en uno de los líderes mundiales en la comercialización del mismo.
Taracido explica los beneficios fiscales de los que gozan los corporativos. “Es un régimen muy interesante, porque las empresas deben pagar una tasa fija federal equivalente al 8,5% de su facturación. A ésta se suma una tasa cantonal que va del 2 al 4,5%.
El promedio es del 4% en los cantones. Hay algunos como Ginebra que cobran un 4,5% y otros, como Zug, que piden menos de 3%”, precisa Taracido.
Así, y en general, las empresas pagan una tasa global de impuestos del orden del 13%, muy por debajo de lo que pagarían en sus países de origen.
Es más, “también es posible para ellas negociar el llamado tax holiday a diez años, que es una exención fiscal. Si una empresa muy grande viene a Suiza y dice: Voy a contratar a 100 personas y el proyecto resulta interesante para un cantón, puede conseguir una exención fiscal durante un periodo de 10 años. Aunque esto, insisto, es un beneficio que reciben solo las grandes empresas”, detalla el especialista.
Más que impuestos
Tanto Taracido como el ICEX estiman que Suiza es mucho más que un remanso impositivo en Europa.
“Es un país que ha hecho sus leyes fiscales para las empresas; están hechas sobre medida. Pero las empresas no llegan solo por ello. Esto explica solo el 50% o 60% de su decisión. Suiza tiene mucho más, está bien ubicada, cuenta con un ambiente económico muy estable y seguro, funcionan bien sus sistemas político y jurídico”, añade el experto de Swiss Financial Company.
Por su parte, en su más reciente informe económico sobre Suiza, el ICEX destaca también cualidades helvéticas como la existencia de una mano de obra “cualificada, disciplinada y con una cultura del trabajo y el ahorro arraigada”.
Cuando establecen su sede en Suiza y contratan empleados helvéticos, las empresas españolas o de otras nacionalidades saben de antemano que “el país tiene una larga tradición de concertación en donde no son habituales las huelgas”, subraya el ICEX.
“Además, existe una cultura suiza de la calidad. Se concede un gran valor al trabajo. Y esto es algo altamente valorado por las empresas de todo el mundo”, puntualiza Taracido.
De acuerdo con la clasificación Doing business 2013 presentada por el Banco Mundial, Suiza se ubica en el lugar número 28 del mundo por sus ventajas y desventajas para la realización de negocios.
Los 10 países más destacados son (en orden decreciente de importancia): Singapur, Hong Kong, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Dinamarca, Noruega, Reino Unido, República de Corea, Georgia, Australia.
Suiza también es superada por Finlandia (lugar 11), Islandia (14) o Alemania (20). España se sitúa en el puesto 44.
Según el Banco Mundial, uno de sus puntos débiles es el número de días que se requiere para abrir una empresa. Son 18 en lugar del promedio de 12 días que existe en los países de la OCDE. Además, Suiza exige más requisitos para ello que otros países europeos.
En el verano de 2010, la Secretaría de Estado de Hacienda en Madrid confirmó que cada año pierde ingresos del orden de los 200 millones de francos suizos derivados de la evasión de contribuyentes españoles con cuentas opacas en Suiza, cuyo valor sumado se estima en 8.500 millones de francos suizos.
Según el Gobierno español, unos 3.000 casos están en la mira. Desde entonces, inició un proceso de regularización voluntaria vía una amnistía fiscal que concluye a finales de este mes de noviembre y cuyo balance se dará a conocer, previsiblemente, antes del cierre de este año.
Según ICEX, entidad del gobierno español encargada de fomentar la internacionalización de las empresas ibéricas en el extranjero, las principales ventajas que Suiza ofrece a los corporativos ibéricos son:
– su nivel de desarrollo y valor añadido.
– estabilidad política y social.
– mano de obra cualificada, disciplinada y una cultura del trabajo arraigada.
– amplia cultura empresarial.
– abundante acceso a la financiación.
– localización geográfica en el centro de Europa.
Las desventajas de Suiza frente a otros países son:
-eElevados costes salariales.
– competencia interna relativamente reducida.
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