Cuanta mayor discreción, mejor
¿Cómo guardan contacto dos enemigos jurados? En el marco de su mandato como potencia protectora, Suiza ayuda a los Estados en conflicto a mantener el diálogo. Durante su desempeño como embajador de Suiza en Teherán, Tim Guldimann fungió como canal de comunicación entre Estados Unidos e Irán.
De 1999 a 2004, el actual diputado socialista Tim Guldimann asumió la función de embajador suizo en Teherán. Durante esos cinco años, transmitió informaciones entre las naciones enemigas iraní y estadounidense. En 1979, y tras de que diplomáticos estadounidenses fueran tomados como rehenes en Teherán, Washington rompió relaciones diplomáticas con la República Islámica y solicitó el apoyo de Suiza. Desde entonces, cuando Estados Unidos quiere comunicarse con Irán, pasa por los diplomáticos helvéticos presentes en Teherán y en Washington. A finales del pasado mes de octubre, Suiza firmó un nuevo mandato de potencia protectora con Irán y Arabia Saudita.
¿Por qué la Confederación fue elegida para desempeñar ese papel? “Porque Suiza ha cumplido varios mandatos de potencia protectora, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial, y es conocida por ello”, explica Tim Guldimann. Según él, “Suiza se siente bien en ese papel”. Los ‘buenos oficios de Suiza’, como se les denomina, fortalecen la reputación de la Confederación en el mundo “y también son muy útiles”, agrega. Una parte de esos ‘buenos oficios’ son mandatos de potencia protectora.
Mandatos de potencia protectora
El mandato de potencia protectora tiene una larga tradición en la política exterior de Suiza. Ayuda a los Estados que han roto relaciones diplomáticas o consulares a mantener, a través de Suiza, algunas de sus tareas y un mínimo de relaciones. Durante la Segunda Guerra Mundial, la neutralidad de Suiza la llevó a representar los intereses de 35 Estados en el marco de 200 mandatos precisos. Actualmente, además del contrato que acaba de firmar con Irán y Arabia Saudita, Suiza asume otros cuatro mandatos: representa los intereses de Rusia en Georgia y de Georgia en Rusia, así como los de Estados Unidos en Irán y de Irán en Egipto.
“Un mandato de potencia protectora no es una misión de mediación”, puntualiza el exembajador. “En esta función, se desempeña más bien el papel de simple mensajero”. Y la transmisión de informaciones en el marco de tal mandato se hace de una manera muy discreta.
“Hablar lo menos posible”
Cuanto más tenso es el contexto político y más abierto el conflicto, más importante es mantener el diálogo, incluso cuando las partes rivales se amenazan con intervenir militarmente. Los Estados implicados son completamente libres de usar este canal, subraya Tim Guldimann. “El momento y la manera de comunicar están totalmente en sus manos”. Lo importante, después de todo, es que existe el canal y “que hablemos lo menos posible”, por ello se requiere una discreción diplomática total. “El método debe ser perfectamente hermético”, de lo contrario se pone en peligro el proceso, añade. Suiza no puede cosechar los laureles abiertamente por su papel en esos conflictos. Sus acciones son más efectivas cuanto más invisibles.
En la escena federal, el consejero nacional Tim Guldimann tiene una mente fría y no teme provocar un conflicto o decir las cosas como son. Sin embargo, en su anterior función, como diplomático eficaz y experimentado, reconocía el interés y la necesidad de adoptar un tono más moderado. “Sin discreción y sin respeto por ambas partes, no hay éxito posible”, declara el exembajador. Es lo mismo para el ejercicio de un mandato de potencia protectora.
Un desvío por Suiza
Tim Guldimann cuenta cómo se desarrollaba el mandato cuando él estaba en Teherán: cuando Estados Unidos quería tomar contacto con Irán, Washington transmitía el mensaje a la Embajada de Suiza en la capital estadounidense. Desde Estados Unidos, el contenido era enviado al Ministerio de Asuntos Exteriores en Berna o directamente a la representación suiza en Teherán, donde Tim Guldimann lo recibía para entregarlo después a los iraníes. El exembajador revela que durante su función en Teherán, el criptofax estaba considerado como uno de los métodos de transmisión más seguros entre los continentes. Ese aparato permitía codificar los mensajes para enviarlos por un fax protegido.
El ejercicio de potencia protectora va más allá de la mera transmisión, porque el portador del mensaje conoce su contenido. “Pero ello no le da ningún derecho a comentarlo”, destaca Tim Guldimann. A menos que el otro interlocutor desee más información, y es ahí donde entra la diplomacia. “Al entregar el mensaje, a veces hay preguntas que pueden entenderse como solicitudes”, explica el exembajador.
La influencia que puede tener el mensajero en el proceso de comunicación, y en última instancia en el clima entre las dos partes, también depende de su personalidad, su forma de actuar y su reputación. Tim Guldimann añade: “Intenté interpretar la función de una manera muy extensa e ir tan lejos como suponía que era en interés de ambas partes”.
Aprovechar el margen de maniobra
El conflicto entre Irán y Arabia Saudita
Arabia Saudita e Irán compiten por la supremacía en la región del Golfo. El reino saudí se considera como la potencia protectora de los grupos religiosos sunníes, mayoritarios en el país. La mayoría de los iraníes, sin embargo, pertenecen al movimiento religioso chií. El clima entre los dos países se volvió glacial hace dos años, después de que Arabia Saudita ejecutara al jeque chií Nimr al-Nimr. Estallaron violentas protestas y la embajada saudí en Teherán fue tomada por asalto. El reino rompió relaciones diplomáticas con Irán. A principios de octubre, el príncipe heredero saudí provocó una nueva escalada del conflicto, al atacar a la milicia chií del Hizbulah en Líbano, respaldada por Irán.
“Estados Unidos estaba interesado en que la Embajada suiza en Irán evaluara el contexto político”, recuerda. “Informé lo que había escuchado”, señala, admitiendo que realmente se apartó de su papel de mensajero. “Cuando ambas partes están implícitamente de acuerdo en explotar plenamente el margen de maniobra disponible para desarrollar algo, eso es posible”.
Durante su mandato, el mensajero suizo tiene la obligación de estar en contacto con los remitentes y los destinatarios; por lo tanto, tiene vínculos directos que otras naciones no tienen. Por eso, en opinión de algunos, el mandato de potencia protectora también permite a Suiza abrir las puertas para iniciar negociaciones bilaterales.
“Es bueno que podamos desempeñar este papel”, afirma Tim Guldimann. “También nos resulta útil en otras formas”. Sin embargo, advierte que no hay que sobreestimar la influencia que pueden tener esos mandatos. “Estados Unidos no es más encantador con Suiza en cuestiones fiscales únicamente porque representamos sus intereses en Irán”.
Desde que Suiza asumió ese nuevo mandato de potencia protectora entre Irán y Arabia Saudita, el conflicto entre los dos Estados se ha intensificado aún más. ¿El ejercicio de este mandato es más complicado o incluso obsoleto? “Al contrario. Es en este tipo de situaciones que la existencia de un canal de comunicación es particularmente importante”, responde Tim Guldimann.
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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