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Suizos y australianos – Secretos de una relación a distancia

Uluru o Ayers Rock.
Uluru o Ayers Rock parece el equivalente del Cervino suizo. De hecho, los dos países, con sus diferencias, están más cerca de lo que uno podría pensar. Keystone / Lukas Coch

A pesar de la distancia de casi 17 000 kilómetros, Australia y Suiza están más cerca de lo que pensamos. Ahora los dos países se acercan aún más, con la apertura de una nueva embajada en Berna y un visado especial para jóvenes trotamundos.

El ministro de Asuntos Exteriores suizo y actual presidente de la Confederación, Ignazio Cassis, cuenta la historia de un joven académico suizo que llegaría a obtener el Permio Nobel unos años después. Ese joven envió en su día 50 solicitudes a diferentes universidades hasta que finalmente le aceptaron en una, la Universidad Nacional de Australia (ANU). En la capital australiana, Canberra, consiguió su puesto de investigador en el campo de la inmunología. Su nombre es Rolf Zinkernagel.

El joven suizo tuvo como compañero de laboratorio al australiano Peter Doherty. El resto es historia: ambos investigadores descubrieron cómo el sistema inmunitario identifica las células infectadas por un virus. «Publicaron los resultados de sus investigaciones en 1973 y en 1996 les concedieron el Premio Nobel», recuerda Cassis.

El actual presidente suizo se emociona al contarlo. Cuando era un joven estudiante en Zúrich, Cassis, médico de formación, «tuvo la oportunidad única» de ver de cerca cómo trabjaba Zinkernagel. «Fue mi profesor».

Con esta anécdota, el ministro oriundo del Tesino ilustró recientemente la estrecha amistad, a menudo basada en relaciones personales, que une a Australia y Suiza. La ocasión era el 60º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas.

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Un total de 26 000 ciudadanos suizos viven en Australia. Según subrayó Cassis, es la séptima comunidad de suizos residentes en el extranjero más grande del mundo, e incluso la tercera más grande fuera de Europa. El año anterior a que la COVID-19 provocara el cierre de las fronteras australianas a los turistas, 43 100 suizos visitaron el país.

Huella suiza en la viticultura

Los suizos forman parte de la historia de Australia desde 1777. En ese mismo año, el 27 de enero, John Webber -que en realidad se llamaba Johann Wäber- fue el primer suizo que pisó suelo australiano en la isla de Bruny, frente a Tasmania. Hijo de un bernés emigrado a Londres, fue el pintor y dibujante de la expedición en el tercer viaje a los Mares del Sur del explorador británico James Cook. Tras la colonización del continente rojo por parte de presidiarios y colonos británicos en 1788, algunos emigrantes suizos viajaron también al entonces misterioso país al otro lado del globo.

La primera oleada de inmigración suiza comenzó tras el nombramiento de Charles Joseph La Trobe como superintendente y posterior vicegobernador de la región de Victoria. El inglés viajó a Australia en compañía de su esposa, Sophie de Montmollin, natural de Neuchâtel quien facilitó la migración de viticultores de la región de Neuchâtel y de la región suiza de los Tres Lagos.

La fiebre del oro de mediados del siglo XIX atrajo a miles de buscadores de fortuna de Suiza, especialmente del Tesino. Más tarde, los artesanos de la Suiza de expresión alemana, en particular, vieron un futuro en Australia. Incluso hoy se aprecian virtudes suizas conocidas mundialmente como la fiabilidad, la puntualidad y la precisión. Muchos jóvenes con una formación basada en el estilo suizo han tenido éxito empresarial.

Inversiones suizas

En 1855 Suiza abrió un consulado en Sidney y un año más tarde en Melbourne. Las relaciones diplomáticas entre ambos países se iniciaron finalmente en 1961 con la apertura de una embajada australiana en Suiza. Desde entonces, ambos países han firmado una serie de acuerdos destinados a promover el intercambio político, económico y cultural.

Según el Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio de Australia (DFAT por sus siglas en inglés), «las relaciones económicas con Suiza están creciendo, especialmente en los ámbitos de la investigación y el desarrollo científico, el comercio y las inversiones mutuas».  El comercio bidireccional de bienes con Suiza tuvo un valor de 3 500 millones de francos en 2019. Suiza exportó a Australia mercancías por valor de 2 320 millones de francos suizos, principalmente productos farmacéuticos, relojes, aviones y naves espaciales y sus piezas, así como otros productos farmacéuticos.

Las principales exportaciones de Australia a Suiza fueron oro, medicamentos, carne (excepto la de vacuno), plata y platino. »Suiza es un valioso socio inversor para Australia», señaló el Ministerio de Asuntos Exteriores. En 2019 las inversiones suizas en Australia ascendieron a 37 200 millones de francos suizos, según el DFAT. Las inversiones suizas en Australia se concentran en el sector farmacéutico, la tecnología médica y los servicios, la banca y los seguros.  

Según la Cámara de Comercio Helvético-Australiana Swisscham de Sydney, Suiza es la décima fuente de inversión extranjera en Australia. El grupo minero Glencore, la farmacéutica Novartis, Roche, Nestlé y los proveedores de servicios financieros Credit Suisse, Zurich y UBS son algunas de las empresas suizas más conocidas con presencia en el continente austral. Las empresas australianas más importantes en Suiza son Sonic Healthcare, el Grupo Macquarie y el grupo biofarmacéutico CSL.

Regreso a Berna

La estrecha relación que mantienen desde hace tiempo se ha visto reforzada en dos ocasiones en los últimos meses por parte de Australia. En primer lugar, desde Canberra se anunció la intención de reabrir una embajada en Berna después de 30 años. Como explicó Pedro Zwahlen, embajador suizo en Australia a swissinfo, «esta decisión reconoce la importancia de Suiza en la red diplomática mundial. Este reconocimiento es importante para nuestra diplomacia. Además, hay un fortalecimiento estructural de las relaciones bilaterales y este hecho mejora también la percepción de Suiza en Australia».

Otro paso fue la decisión del Gobierno australiano de permitir que los jóvenes suizos puedan trabajar en Australia en el futuro con el llamado visado de trabajo y vacaciones y así ganar dinero para pagarse el viaje. De este modo, Suiza se equipara a otros 44 países a los que Australia concede este privilegio desde hace años.

Viajar y trabajar

«Que los jóvenes tuvieran la oportunidad de vivir, aprender el idioma y trabajar en otro país, supone una experiencia enriquecedora tanto en lo personal como en lo profesional, que puede ser útil para su futuro en Suiza», añade Pedro Zwahlen. Y luego, por supuesto, «está la parte humana. Las amistades que se hacen a esa edad pueden marcarte para toda la vida y contribuir así a la cooperación en muchos ámbitos entre Suiza y Australia. Así que es un programa en el que todos ganan».

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