Tanja Zimmermann y el EMPA al servicio del desarrollo sostenible
Por primera vez en 142 años de existencia el Instituto Federal Suizo de Investigación y Prueba de Materiales y Tecnologías (EMPA, por sus siglas en alemán) es dirigido por una mujer, Tanja Zimmermann. La directora nos explica cómo un laboratorio de pruebas de materiales se convirtió en uno de los centros de investigación más innovadores del país.
La liberación de cobre en el organismo y la proteína alfa-sinucleína pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson. Este descubrimiento, que se hizo público en julio, no surgió de un hospital universitario ni de una empresa farmacéutica, sino del EMPA, en colaboración con la Universidad de Limerick (Irlanda).
Quedaron atrás los días en que EMPA correspondía «sólo» a los Laboratorios Federales Suizos para el Ensayo de Materiales. Especializado en un principio en los materiales de construcción y luego en los textiles, desde fines de la década de 1980 se dedica a la investigación interdisciplinaria. Hoy sus actividades abarcan desde las nanoestructuras de carbono hasta los sistemas urbanos de producción y distribución de energía.
Sus cinco departamentos y 29 laboratorios están distribuidos en tres sedes: Dübendorf (a las afueras de Zúrich), San Gall y Thun. Cuentan con unas 1 000 colaboradora-es y publican más de 600 artículos científicos al año. Como laboratorio público al servicio de la industria y la sostenibilidad, y como empresa de nueva creación, EMPA forma parte del dominio de la EPFL, al igual que los Institutos Federales de Tecnología de Zúrich y Lausana y otros tres grandes laboratorios de Suiza.
Tanja Zimmermann es especialista en tecnología de la madera. En 2007 obtiene un doctorado conjunto de EMPA y la Universidad de Hamburgo por su investigación sobre las bases de las aplicaciones técnicas de la celulosa.Entre 2001 y 2012, desarrolló el área de investigación de nanocompuestos de celulosa en el EMPA. Desde 2011 dirige el Laboratorio de Investigación Aplicada de la Madera en el mismo organismo y en 2017 fue nombrada responsable del Departamento de Materiales Funcionales, que no solo se ocupa de la madera, sino también de materiales y componentes para aplicaciones en los campos de la energía, el hormigón, el asfalto, la cerámica de alto rendimiento y las fibras poliméricas.En los tres años previos a su elección a la Dirección General del laboratorio, Tanja Zimmermann creó también el Centro de Tecnología de Materiales y Robótica del EMPA, en colaboración con el Imperial College de Londres.Fuente: EMPA
swissinfo.ch: El EMPA está orientado hacia el desarrollo sostenible. Pero no todos los materiales usados y los procesos aplicados en la construcción o la industria son duraderos. ¿Cuál es su visión?
Tanja Zimmermann: Ayudamos a la industria a hacerlos sostenibles. Un muy buen ejemplo: el hormigón. Su producción y uso son responsables de entre el 7 y el 8% de las emisiones globales de CO2. Contamos con un laboratorio dedicado al hormigón y al asfalto, así como proyectos de investigación conjuntos con la industria del hormigón. Desarrollamos nuevos aglutinantes y aditivos. La energía necesaria para producirlos también puede obtenerse de fuentes renovables o emplearse, incluso, hornos de baja temperatura. Percibimos que, en este sector, así como en tantos otros, la industria está abierta a cambios y busca ser más sostenible.
Usted es experta en el sector de la madera, materia que abunda en Suiza pero que es poco explotada. ¿Si pensamos en la construcción o incluso en otros sectores, podría convertirse la madera en un material de futuro?
Es nuestro único recurso renovable en Suiza y, de hecho, está «subutilizado». En nuestros bosques, los recursos madereros representan unos 10 millones de m3 al año y utilizamos solo 5. Sería un error utilizar los 10, pero hay un real potencial para emplear anualmente unos 8 millones de m3.
La madera en la construcción, en combinación con otros materiales, marca una tendencia importante. En Suiza, por ejemplo, existe el proyecto Pi, que es una torre de 80 metros, en el Cantón de Zug. En la actividad de construcción la madera ofrece muchas ventajas: es ligera, fuerte y ecológica por definición. Actualmente, la proporción de madera en dicho sector en nuestro país es de aproximadamente el 16%. Porcentaje que podría aumentar.
Lamentablemente, no somos muy buenos en lo que a reciclar respecta. En general, nos contentamos en quemar, en lugar de inyectar en las industrias de la economía circular, utilizar para productos químicos, fibras o impresión 3D. También éste es un tema de investigación.
El EMPA es una institución pública. ¿Podría llegar a asumir una misión política de orientación de la industria hacia una estrategia de durabilidad?
Nuestro rol es ayudar a la industria y a la sociedad a afrontar los retos actuales. La transición energética es uno de los más acuciantes. Y para dar respuestas es muy bueno que continuemos siendo una estructura pública, lo que garantiza nuestra independencia e imparcialidad y nos permite trabajar con empresas que compiten entre sí. Confían plenamente en nosotros, lo que no ocurriría si estuviéramos financiados por una empresa privada o un grupo determinado de sociedades.
¿La experiencia adquirida de Suiza tiene la capacidad de exportase?
Para nosotros, el principal cliente es la propia industria helvética. Sin embargo, es esencial trabajar conjuntamente desde un ámbito internacional, ya que debemos confrontar preguntas y desafíos que nos atañe a todos.
En nuestros proyectos de investigación, por ejemplo, tenemos una red muy amplia en Europa y también en países de ultramar. Y aprovecho para señalar que esta coyuntura es muy difícil para nosotros dada la situación que nos excluye de los programas europeos.
Acabamos de vivir un verano récord en cuanto a temperaturas, sequía, incendios e inundaciones. ¿Le preocupa científicamente el calentamiento global?
Sin duda. Creo que podemos ayudar a combatir estos hechos y desastres naturales con soluciones tecnológicas, pero eso no será suficiente. También tenemos que adaptar nuestro modo de vida.
¿Piensa que la gente es consciente de la gravedad de la situación?
En ese sentido no soy muy optimista. Creo que para una parte de la población se trata de un problema ajeno a ellos y no son conscientes de su gravedad. Hay muchos que piensan que hemos tenido un buen verano, que ha hecho calor, que es positivo para las vacaciones. Para algunos, en tanto no le afecte realmente en su vida diaria, sigue siendo algo abstracto.
Eso demuestra que debemos reforzar nuestra comunicación. Porque los hechos son claros, están sobre la mesa. También quiero señalar que nosotros, con los elevados estándares que tenemos en Suiza, podemos pensar en estos problemas globales y trabajar en sus soluciones. Pero en otros países, en los cuales lo esencial consiste en asegurar que haya alimentos suficientes para los próximos meses, o incluso para el día siguiente, no es necesariamente una cuestión prioritaria.
Y la clase política, ¿qué grado de conciencia tiene con respecto a esta problemática?
En este momento, pienso que tenemos que traerlos aquí, al EMPA y tratar realmente de capacitarlos y darles la información esencial sobre la que puedan decidir.
Lo hacemos regularmente, incluso con los miembros del Consejo Federal. Por ejemplo, a fines de agosto nos visitó Ueli Maurer. Invitamos a todo el mundo, incluidos los sectores que no tienen la sostenibilidad como principal preocupación.
Esto nos da la oportunidad de mostrar nuestras nuevas tecnologías y desarrollos. Y les decimos: «En el debate político, si siempre se discute el 20% con el que no se está de acuerdo, no se puede avanzar. Pero si uno se centra en el 80% con el que se está de acuerdo, se darán pasos importantes hacia adelante.
¿Se encuentra Suiza, que es un campeón en el reciclaje de residuos y el tratamiento de aguas, entre los países líderes en términos de desarrollo sostenible?
No. Creo que hay otros países en los cuales el progreso es más rápido. Ciertamente somos muy creativos, presentamos muchas patentes, pero la aplicación industrial de estas innovaciones sigue siendo relativamente escasa.
Sin embargo, somos un país tecnológicamente avanzado. Así que deberíamos ser una especie de modelo para los demás y demostrar que realmente estamos trabajando en nuevas soluciones y que podemos lograr su aplicación en el mismo terreno.
¿Qué significa para usted ser la primera mujer que ocupa la dirección de esta institución?
Sin duda estoy muy contenta que, después de todos estos pasos en el proceso de candidatura, finalmente haya sido elegida directora del EMPA. Desde hace décadas estoy vinculada a esta institución y ahora podré forjar su futuro. Es realmente un gran honor.
Para mí el hecho de ser un hombre o una mujer, poco importa. Pero, me alegro de ser la primera mujer que llega a la dirección en los 142 años de historia de EMPA y me alegro de que ahora sea posible que las mujeres ocupen estos puestos.
Nunca tuve ningún problema en mi carrera profesional. Siempre he tenido buenos mentores que me han apoyado. Y esta misma posibilidad quiero dársela a nuestros jóvenes talentos, especialmente a las mujeres jóvenes, para que no deban abandonar su trabajo cuando formen una familia.
¿Del total de 1000 colaboradores, cuántas son mujeres?
El 30%. Sin embargo, debo confesar que, en los puestos de dirección, como jefe de grupo o responsable de laboratorio no hay suficientes mujeres y es algo en lo que debemos trabajar.
¿Es algo que Usted puede cambiar?
Sí, se trata de una realidad que quiero cambiar.
Adaptado del francés por Sergio Ferrari
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