Enfermeras en Suiza, heroínas estresadas y mal pagadas
Las enfermeras trabajan sin tregua para hacer frente a la pandemia de coronavirus. Sin embargo, ya antes de esta emergencia su trabajo en los hospitales podía ser agotador y frustrante. Con graves consecuencias para los pacientes. ¿Cuál es la situación de las enfermeras en Suiza?
La anciana murió por la noche. Nadie vino jamás a verla. Una larga estancia en el hospital sin ser visitada por familiar o conocido alguno. Jennifer S. estaba junto a su cama. “Todavía oigo su último aliento. No quería que muriera en soledad”.
Con motivo del Día Internacional de la Enfermera (12 de mayo) y del Año Internacional del Personal de Enfermería y de ParteríaEnlace externo, organizado por la OMS, swissinfo.ch ha recogido el testimonio de algunas enfermeras en distintos hospitales públicos de Suiza. El trabajo de campo tuvo lugar en los meses anteriores a la situación de emergencia causada por el coronavirus.
Casi un año después de ese trágico suceso la joven enfermera, que trabaja en un hospital cantonal de la Suiza central, todavía se estremece. Era la primera vez que veía morir a una persona. Pero Jennifer, a sus 21 años, sabe perfectamente que acompañar a los pacientes en los últimos momentos de sus vidas forma parte de su trabajo. A lo mejor se convirtió en enfermera por eso. “Quería hacer algo útil para la sociedad, para las personas.”
Un idealismo que, sin embargo, se fue enfriando ya durante los primeros años de formación. Jennifer recuerda turnos agotadores, horarios irregulares y continuos cambios de planificación. Asegura que los jefes son autoritarios y que existe descontento y desilusión entre el personal. Pero por encima de todo la enfermera expresa la frustración de tener cada vez menos tiempo para acompañar a los pacientes, de un modo aceptable, en su proceso de curación.
Sylvie F., una ginebrina de 26 años, también eligió ser enfermera por el contacto con los pacientes. Afirma que la sonrisa o el agradecimiento de una persona hospitalizada es la mayor satisfacción. Sin embargo, en su primer trabajo en un hospital tras cuatro años de formación se dio cuenta de que no era la profesión que había imaginado. Confiesa que “si pudiera, cambiaría de trabajo”.
Durante el día atiende a seis pacientes, que se convierten en doce durante el turno de noche. Además, tiene que contestar al teléfono, organizar las altas y bajas, rellenar formularios e informar a los familiares de la situación de los pacientes. “Cada vez somos menos y las ausencias no se sustituyen. Hay casos de agotamiento por estrés, pero están enmascarados”, afirma.
Melanie T., enfermera especializada en pediatría y maternidad, tuvo una baja por estrés tras 14 años de trabajo en hospitales cantonales del cantón de Zúrich. “Es un trabajo fantástico, pero si no tienes una fuerte motivación interior acabas enfermando”.
Abusos inaceptables
Los casos de Jennifer, Sylvie y Melanie no son aislados, nos explica Pierre-André Wagner, enfermero y jefe del servicio jurídico de la Asociación Suiza de Enfermeras y Enfermeros (ASEEnlace externo). En el sector de enfermería se producen abusos que serían inaceptables en cualquier otro sector profesional. La legislación laboral es sistemáticamente pisoteada” afirma.
Generalizar y criticar a la totalidad del sector de enfermería en Suiza –que da trabajo a cerca de 214 000 personas– no sería correcto, puntualiza. Hay muchas diferencias entre un departamento o un hospital y otro, y hay centros en los que el personal está satisfecho y se siente apoyado por la dirección. Esto no impide que la frustración y el descontento sean sentimientos generalizados entre la profesión, asegura Wagner.
“Efectos desastrosos en la calidad de la atención”
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¿Funciona el sistema suizo de salud?
Una encuestaEnlace externo realizada por el sindicato Unia en 2019 indicaba que, debido al estrés, a un sistema de turnos de trabajo descompensados y a unos salarios considerados demasiado bajos, uno de cada dos trabajadores del sector de enfermería se plantea cambiar de trabajo antes de llegar a la jubilación. Cada año 2 400 enfermeras dejan la profesión.
Una situación “alarmante” causada por el predominio creciente de criterios económicos en la organización del trabajo del personal de enfermería, sostiene el sindicato.
Según Pierre-André Wagner, la situación se deterioró aún más en 2012 con la implantación del sistema de tarifas SwissDRGEnlace externo. “Los hospitales están sometidos a una presión económica y a restricciones presupuestarias a las que solo pueden hacer frente ahorrando en costes de personal”.
Concebido para frenar el aumento de los costes sanitarios y fomentar la competencia entre hospitales, el SwissDRG regula la compensación económica de todas las prestaciones hospitalarias sobre la base de importes a tanto alzado por caso (anteriormente se hacía sobre la base de retribuciones por jornada).
“Trabajar horas extra es casi la norma. ¿Pausas? Normalmente son de 30 minutos, pero me sentiría feliz si pudiera hacerlas solo de diez” – Sylvie L., enfermera del departamento de geriatría.
“Me ocurre con frecuencia que termino a las 23:15 y empiezo al día siguiente a las 6:45. Es una especie de violencia institucional” -Valerie Jung, de 36 años, enfermera diplomada, especializada en psiquiatría clínica y salud mental.
“El hospital era mi segundo hogar. Le di mi vida entera durante 25 años. Pero luego las cosas dejaron de funcionar. La carga de trabajo aumentó y los efectivos disminuyeron drásticamente” – Françoise D., 50 años, enfermera desempleada.
“Existe una enorme presión para el ahorro. Los médicos tienen también una enorme cantidad de trabajo, pero por lo menos están bien pagados” – Melanie T., enfermera especializada en pediatría y maternidad.
“Todos los días había alguna enfermera que se daba de baja por enfermedad, pero nunca eran sustituidas. En el trabajo me sentía muy estresada. Regresaba a casa nerviosa y desahogaba esa frustración con mi familia” – Carole R., 37 años, enfermera especializada en cirugía y cuidados intensivos.
Más inversiones, menos muertes
Wagner no hace uso de medias palabras: “Los cuidados de enfermería están hechos pedazos por un sistema sanitario dominado por la sed de poder y de dinero. El paciente ya no es el centro”.
En Suiza, añade, decenas de miles de pacientes son víctimas de complicaciones evitables únicamente porque se quiere ahorrar en los costes de personal de enfermería.
Está científicamente demostrado que los recortes en el personal de enfermería, tanto en términos de formación como de dotación de efectivos, conducen a un aumento de las complicaciones y de la mortalidad, señala Wagner. Una conclusión a la que llega también un reciente estudioEnlace externo realizado por profesores de las universidades de Berna y Basilea, según el cual aumentando el número de enfermeras en los hospitales habría centenares de muertes menos al año, además de ahorrar millones de francos.
“No trabajo con el cronómetro en la mano, pero cuando tienes que atender a doce pacientes no tienes mucho tiempo disponible. A los pacientes de edad avanzada no es suficiente con ponerles los medicamentos sobre la mesa. Hay que asegurarse de que siguen el tratamiento” – Sylvie L.
“La relación con cada paciente es particular. Eso es lo mejor de nuestro trabajo: la sonrisa de alguien que no sonreía o el que un enfermo sin esperanza consiga sobrevivir” – Valérie Jung.
“Todos los servicios hospitalarios están codificados, pero no se tiene en cuenta el tiempo que pasas con un paciente o llorando con una familia. Un día un enfermo me dijo que ya no se atrevía a llamarme con el timbre porque veía que corría continuamente de una habitación a otra. Fue un golpe muy duro” – Carole R.
Enfermeras, comadronas, asistentes de laboratorio, médicos ayudantes… todo el sector sanitario está bajo presión, asegura Pierre-André Wagner. Actualmente en Suiza solo se forma al 56% del personal sanitario necesarioEnlace externo. En el sector de enfermería la situación es todavía más crítica y los recién graduados son solo el 43%. Para 2030 serán necesarias 65 000 enfermeras diplomadas, advierte la ASE, organización que tiene la intención de evitar esta penuria con una iniciativa popular (ver los detalles de la iniciativa más abajo).
Suiza no es Alemania
A pesar de la preocupación de sindicatos y asociaciones del sector, la situación del personal de enfermería en Suiza es menos dramática si la comparamos con otros países.
En las encuestasEnlace externo realizadas en Europa, Suiza está entre los países que obtienen más puntos por las condiciones de trabajo y la satisfacción del personal. La Confederación se encuentra también entre los Estados con un número de enfermeras per cápita más alto. Por término medio, una enfermera en un hospital suizo atiende a casi ocho pacientes, en comparación con 13 en Alemania.
“En Francia, Alemania y supongo que también en Italia, la situación es bastante peor”, reconoce Pierre-André Wagner. Lo demuestra el hecho de que Suiza sigue siendo un imán para las enfermeras extranjeras.” Una tercera parte del personal de enfermería de los hospitales suizos procede del extranjero.
Cada vez menos dinero para hospitales
«Los recursos son ciertamente insuficientes para satisfacer las necesidades en materia de cuidados de enfermería y para aumentar la formación en Suiza» Stefan Althaus, asociación H+
La Asociación de Hospitales Suizos (H+Enlace externolos recursos son ciertamente insuficientes para satisfacer las necesidades en materia de cuidados de enfermería y para aumentar la formación en Suiza”) confirma también la escasez de personal. Las causas de esta insuficiencia son múltiples, explica Stefan Althaus, responsable de comunicación de H+, en una respuesta por escrito a swissinfo.ch. “Como consecuencia del envejecimiento de los pacientes y de la morbilidad múltiple asociada a ese envejecimiento, la necesidad de cuidados de enfermería ha aumentado constantemente. Sin embargo, hace ya algunos años que Suiza forma a pocos profesionales cualificados en enfermería por lo que, para ponerle remedio, recurre a reclutar personal en el extranjero. Además, la profesión de enfermería es agotadora y la tasa de abandonoEnlace externo es más elevada que en otras profesiones, lo que contribuye a agravar la escasez”.
No obstante, H+ advierte que entre 2011 y 2018 el personal de enfermería en hospitales y clínicas aumentó un 14%, mientras que las hospitalizaciones crecieron solo un 7%. “Decir por tanto que hay que hacer cada vez más cosas con menos personal es incorrecto para la mayor parte de los centros. El número de enfermeras por paciente se ha mantenido y en algunos casos ha aumentado. Sin embargo, se han incrementado las tareas de documentación como consecuencia de la digitalización del sector de enfermería”, señala Althaus.
El Observatorio suizo de la salud (ObsanEnlace externo) destaca también que los indicadores relativos al personal muestran desde 2013 una estabilidad laboral en los hospitales. Sin embargo, Clémence Merçay, del Obsan, afirma que “no se sabe nada sobre cómo ha evolucionado la parte de la actividad que tiene que ver con el contacto con los pacientes respecto a las tareas administrativas”.
A la acusación de los sindicatos de anteponer consideraciones de orden económico al bienestar del personal, H+ responde que los hospitales deben estar sometidos a las mismas restricciones económicas de cualquier otro negocio. “Pero a diferencia del sector privado, los hospitales están sujetos a tarifas y mandatos de prestaciones que les dejan poco margen de maniobra dentro de sus escasos recursos financieros”, asegura Althaus.
En cualquier caso, ambas partes parecen estar de acuerdo en un punto: las autoridades políticas aprietan cada vez más los cordones de la bolsa destinada a los hospitales. “Desde la perspectiva de los hospitales, los recursos son ciertamente insuficientes para satisfacer las necesidades en materia de cuidados de enfermería y para aumentar la formación en Suiza”, señala en su escrito Stefan Althaus.
Una de cada tres enfermeras es extranjera
En Suiza, el sector de enfermería (enfermeras, auxiliares de enfermería, personal de atención sociosanitaria y comadronas) da trabajo a cerca de 214 000 personas; las enfermeras y enfermeros diplomados son casi 98 000.
Ocho de cada diez empleos están ocupados por mujeres.
El 46% del personal de enfermería trabaja en hospitales y clínicas, el 36% en centros de ancianos y el 18% en servicios de ayuda y atención domiciliaria.
En los hospitales, el 34% del personal de enfermería es de nacionalidad extranjera.
El salario mensual de una enfermera diplomada oscila entre 4 500 y 7 500 francos, dependiendo de los años de trabajo.
Fuentes: Oficina Federal de Estadística; Observatorio suizo de la salud
Invertir en formación
Para Pierre-André Wagner el remedio al malestar del personal de enfermería se resume en pocas palabras: hacer más atractiva la profesión.
“Quien salva una vida humana es un héroe; quien salva cientos de vidas es una enfermera, probablemente estresada y mal pagada”,
Margaret Chan, exdirectora de la OMS
Por ello, la ASE pide a los políticos que inviertan más en formación y en hospitales. “Tenemos que garantizarnos la formación en Suiza de un número suficiente de enfermeras y enfermeros, que no abandonen la profesión y que sus competencias sean reconocidas y utilizadas”, afirma Roswitha Koch, responsable de desarrollo de cuidados de enfermería en la ASE.
Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año dedicado a las enfermeras y comadronas, ha lanzado un llamamiento para mejorar las inversiones en el sector de enfermeríaEnlace externo. “Quien salva una vida humana es un héroe; quien salva cientos de vidas es una enfermera, probablemente estresada y mal pagada”, señaló en 2015 Margaret Chan, exdirectora general de la OMS.
Si los políticos suizos no hicieran lo suficiente, la asociación del sector llevará a las urnas su iniciativa popular “Por unos cuidados de enfermería fuertesEnlace externo”, presentada formalmente en noviembre de 2017. El texto pide que se garantice un número suficiente de enfermeras diplomadas en Suiza y que se revalorice la profesión, adecuando los salarios, creando condiciones para la conciliación con la vida familiar y atribuyendo nuevas competencias al personal de enfermería.
Las dos cámaras del Parlamento, así como el Gobierno, han rechazado la iniciativa. Sin embargo, están a favor de un contraproyecto que fomenta la formación para reducir la dependencia del exterior, aunque no prevé mejoras de las condiciones de trabajo ni intervenciones para hacer más atractiva la profesión.
El futuro de uno de los sistemas sanitarios considerados entre los mejores del mundo lo decidirá seguramente el pueblo, que podría ser llamado a las urnas en 2021.
*Todas las identidades son anónimas, salvo donde se indica también el apellido.
Traducción del italiano: José M. Wolff
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