El Tribunal Penal Federal ha condenado este viernes a Hervé Falciani del HSBC de Ginebra a una pena de cinco años de prisión tras ser reconocido culpable de espionaje económico. Sin embargo, ha sido absuelto de los otros delitos que se le imputaban, como la violación del secreto comercial.
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swissinfo.ch y agencias
Hervé Falciani no se encontraba en la sala del Tribunal Penal Federal en Bellinzona en el momento de conocerse el veredicto, ni durante todo el juicio, porque –como dijo– no confiaba en absoluto en la justicia suiza.
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La sentencia que pronunció este martes el Tribunal Penal Federal de Bellinzona es menos severa de la que solicitaba el fiscal Carlo Bulletti. El magistrado había pedido una pena de seis años de prisión.
Durante el juicio, el Ministerio Público de la Confederación (MPC) y el abogado del banco HSBC intentaron desmontar la imagen de ‘alertador’ (whistleblower) que Falciani pretende dar de sí. “Toda la construcción del noble caballero no es más que una sarta de mentiras”, declaró el fiscal federal durante su requisitoria.
El veredicto no es definitivo. Falciani podrá recurrirlo ante el Tribunal Federal, de Lausana.
Falciani trabajaba como informático para el HSBC de Ginebra cuando sustrajo información delicada sobre millares de clientes de ese banco.
No hay consenso sobre las razones que le llevaron a hacer pública esa información. Falciani sostiene que lo hizo para dar a conocer prácticas fraudulentas y dañinas para la sociedad.
Tanto el HSBC como las autoridades suizas consideran que pretendía beneficiarse económicamente a expensas del banco y los clientes del mismo.
Falciani tiene las nacionalidades italiana y francesa. Francia no extradita a sus ciudadanos. Y también España se negó a extraditar a Falciani a Suiza.
El Tribunal Penal Federal es uno de los dos tribunales federales de primera instancia (el otro es el Tribunal Administrativo Federal) creados en el marco de la reforma del sistema judicial para aliviar la creciente carga de trabajo del Tribunal Federal de Lausana, la más alta instancia judicial de Suiza.
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La unidad de banca privada del HSBC en Suiza enfrenta un maremagno de acusaciones por la ayuda que presuntamente brindó a muchos clientes para evadir impuestos y porque supuestamente permitió que comerciantes de ‘diamantes de sangre’ y organizaciones terroristas ocultaran fondos ilícitos.
swissinfo.ch traza la ruta de las revelaciones que hoy amenazan con destruir la reputación del segundo banco más grande del mundo.
Además de abrir una caja de Pandora sobre las vulnerabilidades de la banca helvética, el caso que actualmente acapara la atención del mundo reaviva el debate sobre el rol de los denunciantes: son personajes que revelan verdades que debe conocer la opinión pública o son delatores oportunistas movidos por la codicia.
En todo caso, las revelaciones que hizo Hervé Falciani son motivo de una gran tensión diplomática entre Suiza y países como Francia, España o India.
¿Quién es Hervé Falciani?
Hervé Falciani es un experto informático que trabajó para el HSBC de Ginebra y que sustrajo a este banco información delicada sobre millares de clientes para luego difundirla.
No existe consenso sobre las razones que condujeron a Falciani a hacer pública esta información. Él afirma que es un ciudadano socialmente responsable que quería ventilar prácticas dañinas para la sociedad.
El HSBC y las autoridades suizas lo consideran un delincuente que intentaba llenar sus bolsillos a expensas del banco y de los clientes del mismo.
De Falciani se sabe que tiene 43 años y que es un ciudadano franco-italiano criado en el Principado de Mónaco, donde inició su carrera profesional en el HSBC. En 2006, gracias a sus cualidades técnicas, fue transferido a la filial ginebrina del banco británico.
De acuerdo con la acusación que interpuso el Ministerio Público de la Confederación Helvética en mayo de 2008, Falciani intentó vender a Líbano la información sensible que obtuvo de clientes de esta entidad bancaria, con la ayuda de una cómplice que entonces era su pareja.
Su plan fracasó, así que posteriormente ofreció los datos a los gobiernos de varios países. Los archivos en su poder concentraban detalles sobre unos 130 000 clientes del HSBC en Suiza que fueron a parar a manos del Gobierno francés.
En aquel periodo, Christine Lagarde, entonces ministra gala de Finanzas y hoy directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), decidió compartir la información con otros gobiernos. Estos datos confidenciales se conocen como la ‘Lista Lagarde’, que recibieron también Grecia, India, Gran Bretaña, Bélgica y Argentina.
¿Cómo reaccionó Suiza?
Suiza fue alertada desde que Falciani estableció contacto con Líbano y la policía helvética lo detuvo en diciembre de 2008 para luego someterlo a un interrogatorio.
Le permitieron irse convocándole al día siguiente para proseguir con la declaración, pero Falciani no se presentó. Durante la madrugada había abandonado Suiza rumbo a Francia.
Indignadas por la huida de Falciani, las autoridades suizas solicitaron asistencia legal a sus contrapartes francesas. E irónicamente, fue una redada policial realizada dentro del domicilio francés de Falciani lo que llevó información altamente comprometedora a manos de las autoridades galas.
Suiza se quedó a la espera y con las manos vacías, ya que Francia no extradita a sus propios ciudadanos.
Posteriormente, Suiza volvió a acometer en su objetivo de conseguir la extradición de Falciani desde España, país al que se había mudado. Pero las autoridades ibéricas tampoco accedieron.
En diciembre de 2014, Suiza decidió reactivar la causa contra Falciani por espionaje industrial y violación del secreto bancario, a pesar de que el acusado no se encontraba en territorio helvético.
¿Qué implicará todo esto para el HSBC?
Como resultado de la fuga de datos y su posterior distribución, la unidad de banca privada del HSBC en Suiza se enfrenta hoy a numerosas investigaciones y cargos por parte de diversos países. Argentina, Bélgica y Francia figuran entre las naciones que le acusan de cometer delitos.
El banco HSBC admite que ha cometido errores, pero afirma que ya ha enmendado el camino.
¿Cómo se verá afectada Suiza?
Las revelaciones que hizo el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ en inglés) sobre el HSBC se suman a la lista de escándalos de evasión observados durante los últimos años.
UBS, Credit Suisse y la filial helvética del banco israelí Leumi fueron multados en su momento por Estados Unidos por ayudar a sus clientes a evadir impuestos. Y bancos como Wegelin y Frey sencillamente sucumbieron y cerraron sus puertas ante las evidencias de delitos de incumplimiento fiscal que presentó en su contra el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DoJ).
Por otra parte, un nutrido grupo de bancos aún está bajo investigación en Estados Unidos y algunas entidades más se han adherido a un esquema que evita que sean enjuiciados a cambio de que admitan voluntariamente los delitos que cometieron.
Las autoridades francesas también pusieron bajo investigación al UBS y al Bank Reyl. Ante la presión que ha recibido su plaza financiera, Suiza prometió al mundo poner en marcha (a partir de 2017) un sistema de intercambio automático de información.
El actual escándalo que salpica al HSBC también repercutirá en Suiza. Ya ha tenido un efecto diplomático en las relaciones con Francia y ha generado problemas con la India.
¿Y ahora qué?
Las acusaciones de la ICIJ aún no han sido confirmadas, pero han generado una avalancha de titulares embarazosos para Suiza en la prensa internacional.
Las repercusiones concretas dependerán del resultado que arrojen las investigaciones en los diferentes países sobre el proceder del HSBC de Suiza, así como del propio caso Falciani (que podría celebrarse bajo la fórmula de juicio en ausencia del acusado).
En tanto, la disputa entre Suiza y la India sobre el uso que hizo este país de los datos robados al HSBC para activar la asistencia administrativa helvética –por denuncias de evasión fiscal– también están en punto muerto.
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