UBS y Credit Suisse, acusados de invertir en firmas ligadas al ejército birmano
Dos oenegés afirman que nueve grandes bancos internacionales, incluidos los suizos UBS y Credit Suisse, han invertido más de 24 000 millones de dólares en empresas controladas, legalmente o de facto, por el ejército birmano. Y solicitan desinvertir sus posiciones en estas compañías. Potenciales sanciones aplicadas por Estados Unidos podrían obligar a los bancos helvéticos a reaccionar pronto.
Un estudioEnlace externo publicado el pasado 27 de mayo por la oenegé internacional Banktrack y su homóloga birmana Justice for Myanmar acusa a nueve bancos internacionales de invertir más de 24 000 millones de dólares en empresas controladas, jurídicamente o de facto, por el ejército birmano, que fue el responsable del golpe de Estado del pasado 1 de febrero que ha dejado más de 800 muertos hasta el momento. Dentro del grupo de bancos citados, destacan los gigantes suizos UBS y Credit Suisse, e instituciones internacionales de gran relevancia como JP Morgan, Morgan Stanley, Bank of America, BNP Paribas, Wells Fargo, Mitsubishi Financial Group y el Sumimoto Mitsui Financial Group.
Los bancos son acusados de haber financiado a 18 empresas que tienen vínculos comerciales con el ejército birmano. En el caso de UBS, el monto de inversión ascendería a 2 633 millones de dólares y en cuanto al Credit Suisse, la inversión habría sumado 2 108 millones (fuente: RefinitivEnlace externo).
Hilton, Posco, Total, Shell, Chevron
Las empresas a las que hacen referencia se dividen en dos grupos.
El primero comprende ocho empresas que tienen una relación previa al golpe de Estado y de larga data con el ejército de Birmania. Por ejemplo, UBS habría invertido 175 millones de dólares en empresas como la cadena hotelera Hilton, Posco (firma activa en la extracción de petróleo y gas), la inmobiliaria Tokyo Real Estate y el puerto y Adani Special Economic. Zona que tienen relación con esta fuerza militar. En cuanto a Credit Suisse, habría invertido 92 millones en esta categoría de compañías.
Para memoria, tras el levantamiento del embargo estadounidense y europeo en 2012, y especialmente tras la llegada de la democracia en 2015, los inversores extranjeros se apresuraron a llegar a Birmania, ya que era un país en donde había que reconstruirlo todo. Si bien algunas empresas han sido muy cuidadosas y han realizado o exigido estudios preliminares de impacto en materia de derechos humanos, hay otras que han sido menos rigurosas y se han asociado, de forma directa o indirecta, con el ejército. Esta práctica ha sido más o menos frecuente durante los últimos años.
El segundo es un grupo de 10 empresas que tiene relación comercial directa con compañias estatales birmanas que han caído bajo el control del ejército desde que tuvo lugar el golpe de Estado. Ocho de ellas están activas en el negocio del gas y el petróleo, como Chevron, Shell, Total, y dos más operan en el ámbito de las telecomunicaciones. UBS habría invertido 2 461 millones de dólares en esta segunda categoría (1 414 millones en Chevron; 409 millones, en Shell; y 298 millones, en Total). Credit Suisse, en tanto, habría destinado 2 020 millones de dólares (1 231 millones para Shell; 421, para Chevron; y 201 millones, para Total).
“Lo que los bancos deben hacer de acuerdo con las directrices de la OCDE y los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos es muy claro: deben desinvertir inmediatamente en las empresas que tienen vínculos directos o duraderos con el ejército e instar a otras empresas a seguir las recomendaciones de las Naciones Unidas. Si los bancos no desinvierten, son cómplices de delitos graves cometidos por el ejército birmano”, dice Hannah Greep de Banktrack.
“Los bancos internacionales que hemos identificado tienen una clara responsabilidad en materia de derechos humanos”, añade Yadanar Maung, portavoz de Justicia para Myanmar. «La implacable campaña de terror del ejército es posible gracias a sus intereses comerciales y los bancos juegan un papel crucial en este tema».
Sanciones estadounidenses
¿Qué dicen los dos bancos suizos al respecto? UBS afirma que sí respeta la ley: “Los inversores privados e institucionales pueden invertir en una amplia gama de empresas que cotizan en bolsa”, refiere. Aclara que, a menudo, estas empresas forman parte de índices que integran distintos productos financieros.
Esto explicaría el por qué, para cumplir con las características que exigen ciertas legislaciones bursátiles para los portafolios de inversión, deben incluirse títulos gestionados por diversos tipos de empresas.
Así, instituciones financieras como el UBS tendrían pues posiciones en un gran número de compañías y dichas posiciones son adquiridas porque las solicitan los clientes, aunque el banco no tenga un interés estratégico en ellas.
El segundo banco de Suiza es más específico: “Credit Suisse colabora con los reguladores internacionales en todos los lugares en donde hace negocios garantizando que se respeten las sanciones, incluidas las relacionadas con Myanmar. Credit Suisse evita que sus clientes compren valores de cualquier empresa que esté en una lista de sanciones”, respondió el banco.
Lo cierto es que las autoridades estadounidenses dieron a sus ciudadanos el 22 de junioEnlace externo como fecha límite para abandonar cualquier inversión que tenga relación con el Ejército de Myanmar. Y es casi un hecho que si las empresas y los bancos suizos no se apegan también a estos principios serán sujetos de sanciones.
Traducido del inglés por Andrea Ornelas
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