Un decomiso de cocaína muestra la vulnerabilidad de la industria naviera
El primer oficial de un barco fletado por una empresa con sede en Suiza fue condenado recientemente a siete años de prisión en Estados Unidos, después de que las autoridades encontraran a bordo la cantidad histórica de 20 toneladas de cocaína. Una condena poco habitual. Este caso es solo uno de los muchos que muestran la vulnerabilidad de la industria naviera mundial, en la que Suiza es un actor clave, a las actividades delictivas de los narcotraficantes.
El 17 de junio de 2019, agentes de la policía de Estados Unidos abordaron un buque de transporte cuando llegaba a la terminal marítima Packer de Filadelfia y se incautaron de 19,75 toneladas de cocaína con un valor comercial de más de 1 000 millones de dólares (920 millones de francos suizos). Fue una de las mayores incautaciones de droga en la historia del país y llevó a la empresa afectada a invertir millones de dólares para incrementar la seguridad.
El buque en cuestión –el MSC Gayane–, formaba parte de la flota de la Mediterranean Shipping Corporation (MSC), que tiene su sede en Ginebra. MSC gestiona alrededor del 16% del comercio marítimo mundial y es el segundo grupo más importante del sector después de la danesa Maersk, según la clasificación de los 100 mayores operadores de transporte marítimo.
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Suiza, el discreto gigante del shipping
Un portavoz de la Oficina del Fiscal de Estados Unidos ha declarado a swissinfo.ch que las investigaciones en el caso citado están en curso, pero que la empresa no se enfrenta a cargos. Por el contrario, ocho miembros de la tripulación sí han sido detenidos y se han declarado culpables de conspiración e intención de distribuir cocaína.
Por su escala y la respuesta que tuvieron las fuerzas del orden estadounidenses, este caso de contrabando no tiene precedentes. El Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza se incautó temporalmente del barco, que tiene una eslora equivalente a dos manzanas, y posteriormente lo liberó tras el pago de 50 millones de dólares de fianza. Pero MSC perdió temporalmente su estatus de inspección preferencial en las aduanas de Estados Unidos por este caso.
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La investigación posterior, cuyos detalles se han ido conociendo a través de los documentos de sentencia, descubrió una operación clandestina de narcotráfico que, según las autoridades estadounidenses, «parece la trama de una película». Los miembros de la tripulación utilizaban teléfonos encriptados para comunicarse con proveedores de droga en Sudamérica. Y la grúa del barco se utilizaba para izar redes de carga llenas de cocaína y cargarlas en el barco desde lanchas rápidas que se acercaban por la noche.
Un problema generalizado
Este tipo de incidentes no son casos aislados ni se limitan exclusivamente a MSC. El tráfico de drogas es un dolor de cabeza para todas las grandes empresas de contenedores, incluida la danesa Maersk. En 2019, las autoridades británicas se incautaron de 1,3 toneladas de heroína en un barco fletado por Maersk. Y en 2020, las autoridades mexicanas encontraron 102,5 kilos de cocaína en otro buque de Maersk.
Los expertos de las Naciones Unidas señalan que el tráfico de drogas ilícitas aumentó entre 2014 y 2019 y que los barones de la droga parecen estar dispuestos a asumir cada vez más riesgos, ya que envían cantidades de cocaína cada mayores.
“El tráfico ilícito de drogas es perjudicial y costoso para el transporte marítimo”, afirma Johan Stawpert, miembro de la Cámara Naviera Internacional, que representa a más del 80% de la flota mercante mundial y publica periódicamente directrices para luchar contra el narcotráfico. Stawpert rehúsa comentar el caso concreto del MSC Gayane.
“Lamentablemente, lo que explica la existencia del problema es la demanda”, explica Stawpert a SWI swissinfo.ch. “Nueve de cada diez bienes que hay en los hogares han sido transportados por mar. Por ello, dada su escala y alcance, [el transporte marítimo] es muy atractivo para los narcotraficantes, pese a los continuos esfuerzos de los gobiernos y la industria para frenar este delito”.
Antoine Vella, investigador en tráfico de cocaína de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), señala que hay muchas formas de introducir drogas a bordo de buques mercantes sin que la empresa se de cuenta. El método más común es el llamado rip-on, rip-off, que consiste en que los contenedores ya precintados en el puerto de salida se abran para introducir la droga y se vuelvan a precintar. Una operación que realizan complejas redes delictivas que están compinchadas con miembros corruptos de las autoridades portuarias que también son parte del problema.
Debido a los confinamientos y las restricciones, la pandemia de COVID-19 ha complicado los esfuerzos para atajar el problema. La demanda de los consumidores ha generado un aumento del transporte de contenedores, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, que en un informe presentado en abril refiere que «las tarifas de transporte de contenedores han alcanzado máximos históricos”.
¿Cuál es el rol de Suiza?
Pese a ser un país sin litoral, Suiza es el hogar de una serie de compañías navieras a las que estratégicamente les conviene establecer sus sedes en centros neurálgicos para el comercio de materias primas como Ginebra. Las autoridades suizas solo tienen jurisdicción sobre casos relacionados con embarcaciones que viajan con bandera suiza. Pero el MSC Gayane estaba registrado en Liberia.
Suiza opera una quinta parte de los movimientos del comercio marítimo mundial y tiene la mayor flota de buques comerciales entre los países sin litoral, según la Asociación suiza del comercio de materias primas y del transporte marítimo (STSA).
La flota incluye 18 buques comerciales con bandera suiza y más de 800 embarcaciones operadas por empresas con sede en Suiza. En lo que respecta al comercio marítimo mundial, Suiza ocupa el quinto lugar en Europa y el undécimo a nivel mundial.
La flota comercial suiza es comparable a la de Francia y supera a la de los Países Bajos. Las actividades de transporte marítimo y comercial representaron el 4,8% del PIB suizo en 2019.
“Suiza no tiene puertos en los océanos y no puede evitar que los barcos de sus empresas tengan bandera de otros países, por lo que está limitada para intervenir directamente”, asegura Vella. «En términos de buenas prácticas de transporte marítimo, lo ideal sería que hubiera un fuerte vínculo entre la bandera del país y el barco».
Por su parte, la Mediterranean Shipping Company, una empresa familiar italiana con sede en Ginebra, asegura haber sido víctima de la conspiración delictiva llevada a cabo por su tripulación en el caso MSC Gayane. El pasado 29 de marzo, en la declaración de impacto de la víctima que presentó ante un tribunal de Filadelfia, el gigante del transporte marítimo describió el incidente como una «mancha no deseada e inmerecida» en su historial.
La flota de MSC comprende más de 350 buques de propiedad de la empresa o fletados a casco desnudo (arrendados sin tripulación), así como 210 buques fletados por tiempo, según un comunicado emitido en marzo. Estas embarcaciones pueden tener una tripulación de hasta 9 000 personas en altamar en algún momento determinado. Los buques de MSC hacen escala en alrededor de 500 puertos, cubren 200 rutas comerciales y transportan más de 20 millones de contenedores al año por todo el mundo.
En la declaración de impacto, MSC también destaca sus estrictas políticas para luchar contra del contrabando y asegura que realiza rastreos de drogas en sus barcos antes de salir de un puerto, así como antes de entrar en un puerto estadounidense. Según MSC, los controles de visado permiten a las autoridades de Estados Unidos verificar los antecedentes de los miembros de la tripulación. Y la compañía afirma que coopera estrechamente con las autoridades policiales estadounidenses.
Tras una serie de incidentes relacionados con el narcotráfico, la naviera también reveló sus planes para realizar mejoras en la seguridad por un total de 100 millones de aquí a 2024.
Un portavoz de la empresa rehusó hacer comentarios sobre el caso MSC Gayane, pero destacó la política de «tolerancia cero con el abuso de sus servicios a través de actividades delictivas, incluido el tráfico de drogas» que tiene la empresa y las sólidas medidas de seguridad -incluidas cámaras y vallas-, así como los procesos de denuncia de irregularidades para que los marinos informen de cualquier actividad sospechosa.
La Asociación Suiza de Armadores, que cuenta con siete miembros, entre ellos MSC, y representa a más de las tres cuartas partes de la flota operada desde Suiza, se negó a comentar los desafíos a los que se enfrenta el sector en lo que respecta al tráfico de drogas. La Asociación Suiza de Comercio y Transporte Marítimo, por su parte, dice que las empresas intentan contratar tripulaciones profesionales para evitar problemas.
¿Más supervisión del gobierno?
Mark Pieth, experto en derecho penal, considera que el gobierno suizo debería desempeñar un papel más relevante en la supervisión de la industria del transporte marítimo. En su opinión, la ocultación de mercancías ilegales es solo uno de los problemas que enfrenta el sector, además de los abusos medioambientales y laborales. Pieth afirma que rara vez se atrapa a quienes trafican con drogas a bordo de embarcaciones y más rara aún es una operación encubierta como la orquestada por las autoridades estadounidenses.
“Los períodos de respuesta son extremadamente cortos en los puertos, lo que impide que las fuerzas de seguridad descubran [operaciones ilegales]”, explica Pieth, que es profesor en la Universidad de Basilea y está escribiendo un libro sobre la industria del transporte marítimo. “Solo se enterarán si se les avisa, si hay una operación encubierta, o simplemente por casualidad».
El experto en aplicación de la ley Bob Van Den Berghe, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, señala que solo se inspecciona el 2% de los 750 millones de contenedores que se mueven por el mundo cada año. La demanda de los consumidores en medio de la pandemia de COVID-19 ha provocado un aumento del transporte de contenedores, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, que en un informe publicado en abril dice que «las tarifas de transporte de contenedores han alcanzado máximos históricos».
El gobierno suizo asegura que está haciendo su parte para abordar el tráfico de drogas mediante la participación en organismos internacionales como la Organización Marítima Internacional e Interpol. Asimismo, ha ratificado el Convenio para la represión de actos ilícitos contra la navegación marítima y aplica los principios del Código Internacional para la protección de los buques y de las instalaciones portuarias, ya que los puertos del Rin, uno de ellos en Basilea, constituyen una conexión con el mar.
Incidentes como el MSC Gayane son costosos y embarazosos para el sector del transporte marítimo, asegura Pieth. Pero admite que no hay mucho que las empresas puedan hacer para protegerse de las redes criminales, dada la naturaleza del transporte de contenedores y la complejidad de las cadenas de suministro.
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Las multinacionales suizas, pesos pesados en sectores de riesgo
Traducción del inglés: Andrea Ornelas
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