“Un Jura más abierto, una Suiza más generosa”
El desafío hace 30 años para un grupo de habitantes del Jura fue abrir las compuertas de la solidaridad entre Delémont, capital de su cantón, y la lejana ciudad de La Trinidad en el departamento nicaragüense de Estelí, a más de 9 000 mil kilómetros de distancia.
Eran momentos en que el país centroamericano se confrontaba a una muy compleja agresión políticomilitar. Y en que, en paralelo, centenares de comités y asociaciones de solidaridad en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, multiplicaban su apoyo al Gobierno sandinista.
Éste último, que había tomado el poder a través de una insurrección popular en julio de 1979 contra la dictadura de la familia Somoza, arraigada durante cuatro décadas, había reducido en pocos meses la tasa de analfabetismo del 50% a menos de un 10%. Implementaba masivos planes de salud pública y prevención de enfermedades; promovía la educación para todos; se preocupaba de la participación ciudadana, especialmente de los jóvenes; abolía la pena de muerte y nombraba como ministros de Estado a reconocidos sacerdotes católicos.
“El extraordinario eco que tenían las obras implementadas por la Revolución Popular Sandinista despertó desde el inicio de los años 80 el interés de grupos progresistas en toda Suiza, incluyendo también al Jura”, explica Jean Parrat, actual responsable de la oficina de Higiene del Trabajo en ese cantón y uno de los fundadores, en 1986, del Hermanamiento entre Delémont y La Trinidad.
Se percibía que en Nicaragua se estaba protagonizando un cambio profundo de sociedad respetuoso de las leyes, con economía mixta, pluralismo político, y una visión internacional de no alineamiento, recuerda Parrat. La originalidad y humanismo de ese proceso de cambio motivó “nuestra propuesta de promover un hermanamiento, para establecer una relación de solidaridad institucionalizada”, explica. Sin embargo no todo era fácil ni automático en la propia vida política del Jura, lo que obligó a presentar una propuesta en forma de moción en el legislativo de la ciudad que obtuvo un voto positivo. “Este hermanamiento debe ser el único en todo Suiza que fue decidido por un legislativo comunal”, afirma Parrat.
En estos 30 años, muchos fueron los cambios políticos que se dieron tanto en Nicaragua como en Delémont. Sin embargo, se mantuvieron los lazos de comunicación permanente. Se creó un Grupo Nicaragua para animar el hermanamiento y se han promovido numerosos proyectos, así como visitas recíprocas y permanentes, precisa el alto funcionario de Estado y militante asociativo.
Educación, desarrollo rural…
El viaje de dos brigadas que partieron de Delémont en 1986 y 1987 para construir un Jardín de Infantes y tres aulas en el colegio de La Trinidad fueron las piedras angulares del hermanamiento.
“La escuela lleva el nombre de Yvan Leyvraz, internacionalista suizo asesinado en 1986 en Nicaragua y que ahora venimos a homenajear”, explica Jean Parrat. En efecto, unas cincuenta personas – 17 del hermanamiento – están en Nicaragua para rendir homenaje a varios cooperantes suizos y europeos, entre ellos Yvan Leyvraz, asesinados en 1986 por la contrarrevolución que en ese entonces, apoyada desde Washington, se oponía al sandinismo y a sus planes sociales.
Fue muy emotivo el acto que realizamos el 12 de julio pasado, con la presencia de las autoridades del Ministerio de Educación, la alcaldesa sandinista de la ciudad y los dirigentes del Movimiento Comunal local, para conmemorar los 30 años del hermanamiento, así como las tres décadas de la muerte de nuestro hermano suizo, señala Parrat.
Luego de las escuelas, con apoyo financiero desde el Jura, se promovió en la zona rural de La Trinidad la construcción de viviendas, así como de 800 letrinas para mejorar las condiciones de higiene y de vida de una parte de los 15 000 habitantes de la ciudad.
No menos significativos, subraya el cofundador del hermanamiento, son los diversos proyectos de construcción de pozos acuíferos, aprovisionamiento de agua para las comunidades rurales y reforestación en zonas secas impulsados con el Movimiento Comunal Nicaragüense-La Trinidad.
“En un 15 % esos proyectos fueron cofinanciados por el programa ‘1 centavo para el agua’, que en solo un año generó 10 000 francos que fueron destinados a letrinas, pozos, tuberías y bombas hídricas”, enfatiza. Por el hecho de formar parte de la Federación Interjurasiana de Cooperación, el hermanamiento puede duplicar los montos solidarios gracias al apoyo de esa plataforma, activa en el apoyo al desarrollo de países del Sur.
“La importancia de la amistad”
Para las copartes locales el sostén financiero recibido desde Suiza tiene una importancia enorme. “Pero mucho más trascendente es saber que contamos con amigos, hermanas y hermanos de Delémont que están preocupados por nosotros y por la calidad de vida de las familias más empobrecidas de nuestro municipio”, enfatiza Jocsan Moreno Tinoco, joven dirigente del Movimiento Comunal local.
El hermanamiento juega el rol de un útil, de un detonante, para “organizarnos mejor en la planificación y en la ejecución de los proyectos y para promover nuestra propia participación ciudadana”, completa.
A pesar del esfuerzo significativo del Gobierno central de Nicaragua –que desde 2007 dirigen nuevamente los sandinistas luego de permanecer 17 años en la oposición-, no se pueden realizar con apoyo oficial todos los proyectos que aseguren el desarrollo sostenible de nuestra comunidad. Por eso la solidaridad internacional ha significado “un respaldo político, ideológico y financiero muy importante que fortalece nuestros programas en el municipio y la región”, subraya Ceferina Fuentes Centeno, 64 años, lideresa asociativa histórica de La Trinidad.
“Los lazos de hermandad que hemos construido con los compañeros suizos no se consolidaron en la correspondencia burocrática, sino en la consciencia de respeto y cooperación de las familias de nuestras comunidades”, sintetiza.
¿Cuál es el principal desafío de futuro para el hermanamiento en Suiza?, preguntamos a Jean Parrat. Sin duda, responde, la renovación generacional. “Que nuestros hijos, y otros jóvenes de nuestra ciudad se interesen en esta forma particular de solidaridad activa y que la tomen en sus propias manos para asegurar la continuidad a largo plazo”.
Lo anterior, agrega, “con la conciencia de que esta apertura solidaria hacia Nicaragua, acompañada de una información permanente a nuestros conciudadanos de Delémont, constituye una forma oportuna para contribuir a un Jura más abierto y a una Suiza más generosa”.
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