En Trisa, los empleados también son emprendedores
En más de 60 países del mundo, la gente utiliza cepillos de dientes de la marca Trisa. La dirección de la empresa homónima atribuye este éxito al entusiasmo y la capacidad de innovación de sus colaboradores, que además poseen un gran espíritu emprendedor.
En la empresa en la que labora ¿es usted considerado como un simple empleado o como un emprendedor? ¿Está usted asociado al éxito de la compañía? ¿Su jefe se siente responsable del entusiasmo que usted pone en su trabajo diario?
Los 1 100 empleados de la empresa familiar Trisa SA, con sede en Triengen, en el cantón de Lucerna, responden que “sí”. Y no solo en los tiempos actuales sino desde los años 60. “Mi padre y el equipo que tenía en aquella época sentaron las bases de una nueva filosofía empresarial”, refiere el director general, Adrian Pfenniger. Y estas pautas siguen en vigor.
Cuando uno visita el sitio web de Trisa, lo primero que puede leerse es una cita de Ernst Pfenniger de 1964: “Creo en Dios y en la bondad del hombre […] El deber del emprendedor es crear puestos de trabajo y procurar que el trabajo sea un placer”.
Pocos entendían en aquel momento la grandeza de estos principios. “En aquel tiempo, muchos consideraban que su filosofía tenía un sello comunista y mi padre era tachado de ‘rojo’”, dice Adrian Pfenniger.
Pero Ernst Pfenniger no era en absoluto un comunista. Era, más bien, un hombre movido por el sentido común. Estaba convencido de que las personas que se sienten partícipes activas de algo, desarrollan otro tipo de relación con sus proyectos. Hacen las cosas con entusiasmo y el éxito llega solo. Adrian Pfenniger, patrón actual de esta empresa familiar (fundada hace 132 años) está convencido al 100% de ello.
Estamos en el barco
Trisa transmite su alegría a sus colaboradores y colaboradoras y no es solo un eslogan, sino una tarea cotidiana.
Suiza, un paraíso para las empresas familiares
Suiza es el mejor país para las empresas familiares, según un índiceEnlace externo realizado por la renombrada fundación alemana “Stiftung Familienunternehmen”. Según sus hallazgos, el 99% de las compañías en Suiza son pymes (con menos de 250 empleados) y alrededor del 90% de estas pequeñas y medianas compañías están en manos familiares.
“Uno de los factores de motivación más importantes es depositar en los empleados tareas interesantes. El ambiente de trabajo también es decisivo: la actitud de los equipos, la cultura del diálogo y que la dirección predique con el ejemplo…”.
A esto hay que añadir que los empleados tienen derecho a expresarse libremente, toman parte activa en las decisiones, se sienten parte del éxito de la empresa, y ayudan a fortalecer la identidad común de la firma y el sentimiento de que todos están en el mismo barco. Los «trisanos» y «trisanas», como se autonombran los empleados, son considerados como coempresarios. Participan en los éxitos empresariales y comparten el capital. Sus representantes, de hecho, representan la mitad del consejo de administración.
La elección de estos miembros del consejo es totalmente democrática. En una primera vuelta, cada trabajador propone la candidatura del empleado de su elección. Antes de la segunda vuelta, que será la decisiva, se pregunta a las cuatro o cinco personas que ocupan los primeros lugares si aceptarían presentarse como candidatos ante la Asamblea General.
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Trabajo y capital tienen el mismo valor
Actualmente, el consejo de administración está compuesto de tres miembros de la familia y de tres representantes del personal. “La idea que está detrás es que el trabajo nada puede hacer sin el capital, y a la inversa”, explica Adrian Pfenniger. Hoy en día, los representantes de los trabajadores son un directivo y dos mandos intermedios (un hombre y una mujer).
Así, las opiniones de personas que no pertenecen a la familia son escuchadas y tomadas muy en serio al más alto nivel; a veces se ponen en marcha, incluso cuando se trata de acciones de un gran alcance.
Un ejemplo: En los años 80, un representante del personal se opuso a la intención familiar de vender las instalaciones donde inició operaciones la empresa. El consejo de administración reconsideró su decisión y años más tarde se mostró muy agradecido a este respecto. “Consideramos que los colaboradores piensan con el mismo espíritu emprendedor que tiene la dirección”, dice el director general.
El éxito económico de la empresa valida su estrategia. Hoy, la compañía vende sus productos –que son fundamentalmente de higiene bucal– en 60 países de todos los continentes. La mayor parte de la facturación anual, que sumó 223 millones de francos suizos en 2017, proviene de los 250 millones de cepillos de dientes que fabrica cada año la planta de Triengen.
El 96% de estos se exportan. Los principales mercados de Trisa son los continentes europeo y americano. Después, vienen China, India y el sur de Asia. Oriente Medio –desde Arabia Saudí y los Emiratos hasta el norte de África– también constituyen una zona de venta importante. Y es posible encontrar productos de Trisa incluso en Rusia y Japón.
Trisa vende sus productos en el mundo utilizando la imagen clásica de Suiza: un país de montañas. Hace un guiño al origen de la compañía y difunde valores como la limpieza y al frescura. “Funciona bien en todas las culturas”, destaca Adrian Pfenniger.
Del cepillo reparable a la robótica
«Al principio, la compañía fabricaba 5 000 cepillos de dientes al año, todos eran hechos a mano», recuerda el director general. “Cuando las cerdas de este se iban cayendo, la gente enviaba su cepillo a Triengen para repararlo».
Más de un siglo después, Trisa sigue manufacturando todos sus productos en Suiza, pese a la fortaleza del franco y a los elevados salarios que debe pagar a sus empleados. A cambio, la empresa aprovecha la proximidad que tiene con diversas escuelas superiores y sus áreas de investigación.
Uno de los proyectos más recientes del grupo es el control robótico, desarrollado en colaboración con la Universidad de Berna. Una máquina mide en mandíbulas artificiales –que semejan a las humanas– la cantidad de placa dental que puede eliminarse con cada cepillo y analiza los movimientos que deben realizarse para ello.
Este procedimiento permite separar el trigo de la paja, dice el director y precisa: “Cuando se desarrolla algo nuevo podemos evaluar con rapidez y eficacia si se trata de un proceso innovador interesante al que realmente deseamos dar continuidad».
Suiza goza de uno de los niveles de calidad más altos en materia de servicios de salud bucal, y esto se debe a que sus universidades son las mejores del mundo en este ámbito.
Clima de confianza
Durante los 132 años que suma la historia de Trisa, jamás ha habido un escándalo. Siempre que la prensa habla sobre el grupo es para decir algo positivo de la firma de Lucerna.
«Por supuesto, hemos tenido buenos y malos tiempos; y productos más y menos exitosos», refiere Pfenninger. Y asegura que, pese al éxito, tampoco glorifican la cultura corporativa de Trisa. Pero se reitera convencido de que el buen desempeño solo se logra en equipo.
«Los coemprendedores motivados son una gran ventaja cuando se busca una empresa exitosa. Y para motivarlos se requiere un clima de confianza y entusiasmo en el trabajo. Cuanto todo lo anterior funciona, pueden lograrse muchas cosas juntos.
«Esta es nuestra convicción en Trisa y deseamos seguir funcionando así en el futuro», sentencia.
La gente es la prioridad
Durante los últimos 10 años, Trisa invirtió 250 millones de francos suizos en su centro de producción en Triengen, confirma René Buob, alcalde de la comuna en donde tiene sede la empresa. La economía local se beneficia de ello. Una parte importante de los trabajadores de Trisa viven en esta comuna y la firma ofrece numerosas y atractivas formaciones en distintos oficios vinculados con la operación cotidiana de la empresa.
Los empleados valoran especialmente que Trisa sitúe en el centro de las prioridades a la gente. El alcalde René Buob asegura que, tras hablar con los “trisanos” y “trisanas”, tiene claro que “se identifican con la empresa y se consideran parte de una familia”.
Traducción del francés: Andrea Ornelas
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