Universidades privadas en Ginebra ofrecen títulos onerosos no reconocidos en Suiza
Desde hace varios años, las universidades privadas expiden títulos no reconocidos por el sistema educativo público. Pero la situación cambiará pronto. A partir de 2023, la denominación «universidad» estará protegida en Suiza. Mirada a las universidades privadas de Ginebra y sus prácticas.
Baptiste (nombre ficticio) es ginebrino. Superó su etapa escolar obligatoria sin problemas, pero su paso por la universidad pública no fue tal y como él había previsto. Los auditorios con varios cientos de estudiantes y la escasez de personal lo dejaron desatendido. Y, tras dos fracasos definitivos, se vio fuera del sistema público de enseñanza superior.
Como su deseo era seguir estudiando, la educación privada se convirtió en su única opción. Eligió una universidad de su cantón natal que prometía supervisión y clases de calidad. Pero la realidad pronto lo defraudó. A medida que pasaban los meses, cada vez se cancelaban más clases en el último momento y la calidad de la enseñanza iba a peor.
En el segundo año de licenciatura, Baptiste se encontró con que durante varias semanas era el único estudiante de su clase. El resto había abandonado la carrera. El ginebrino dejó la institución poco después y terminó sus estudios en otra escuela pública.
Ginebra, la tierra prometida de las universidades privadas
Las universidades privadas parecen ser el medio perfecto para determinados estudiantes. A aquellas personas que no se sienten aptas para el sistema público, por ejemplo, estas universidades les ofrecen el plan de estudios ideal y una orientación más adecuada. No obstante, a la hora de emprender una licenciatura que puede costar hasta 90 000 francos, conviene conocer bien tanto las ventajas como los inconvenientes.
La radiotelevisión suiza (RTS) ha identificado —solo en el cantón de Ginebra— 13 universidades privadas con ánimo de lucro. Y esta lista no es exhaustiva. La RTS se ha puesto en contacto con todas ellas. Este es el abanico de condiciones que suscriben quienes estudian en estos establecimientos.
Pero no podemos meter todos los centros en el mismo saco. Y aunque prácticamente todos los sitios de la investigación —de momento— no están reconocidos por las universidades públicas de la Suiza francófona, la mayoría de estos centros de enseñanza privados ofrecen títulos que sí son reconocidos por otros países.
Sin embargo, algunas escuelas albergan sorpresas desagradables. El medio independiente Geneva Observer ha recogido diversos testimonios. Basándose en decenas de declaraciones, en mayo publicó dos investigaciones sobre el proceder de algunos centros educativos privados del cantón. Las conclusiones de Geneva Observer fueron abrumadoras: títulos no reconocidos y técnicas de mercadotecnia agresivas.
RTS recogió las palabras de Ana (nombre ficticio), una estudiante rumana. En 2013, con 22 años, decidió dejar Rumanía —donde había terminado una licenciatura en Derecho— para continuar sus estudios en el extranjero. Su padre, profesor universitario en Bucarest, le aconsejó que fuera a Suiza.
Durante su búsqueda, Ana pensó que había encontrado el programa perfecto para ella en una universidad privada de Ginebra. Se desplazó al lugar y visitó el campus, y todo le pareció absolutamente normal. Pero unos días antes de empezar recibió un jarro de agua fría: gracias a los testimonios de antiguos alumnos en un grupo de Facebook, se dio cuenta de que el título que expide la universidad que había elegido no estaba reconocido. Decidió anular su inscripción y consiguió que le devolvieran toda la matrícula.
Decenas de miles de francos por un título
En estas 13 instituciones, el precio medio del semestre de una licenciatura es de 10 589 francos. A la cuota semestral hay que añadir —en la mayoría de los casos— las tasas administrativas y de inscripción. Así que quienes estudian en estos centros pagan de media casi 65 000 francos por su licenciatura de tres años. Y a veces los problemas comienzan nada más abonar el primer plazo.
“Tenía 25 años. Me ilusionaba tanto venir a estudiar a Suiza. Me habían dicho que en este país no había injusticias y que las leyes se respetaban”. Diane, antigua alumna camerunesa.
Diane es de Camerún. En 2011, buscaba una institución en la que realizar su máster. En Facebook recibió un anuncio de una universidad privada de Ginebra. Su familia decidió apoyarla económicamente. Para pedir un visado en la embajada de Camerún, Diane necesitaba una prueba de estar matriculada. Entonces la administración de la universidad le pidió a la futura estudiante una fianza de 7 000 francos. La camerunesa hizo el anticipo de la fianza y recibió el certificado de la escuela, pero su solicitud de visado fue rechazada.
Diane reclamó la devolución del importe adelantado. A pesar de sus innumerables intentos para contactar con la universidad, todavía hoy —11 años después— no le han reembolsado dicha cantidad.
La educación vista como negocio
El tratamiento de la enseñanza superior privada en Suiza es único. Para Craig Evan Klafter, especialista en la globalización de la enseñanza superior, “Suiza es una excepción en la gestión y supervisión de la enseñanza superior privada. Esta falta de supervisión y regulación ha llevado a los inversores a considerar la educación como un mercado muy rentable”, afirma.
“Suiza es uno de los países de Europa con menos regulación de las universidades privadas en su territorio. Por ello se ha convertido en un polo de atracción para los inversores que buscan beneficiarse con la educación privada”. Craig E. Klafter
En Ginebra, el Departamento de Educación Pública (DIP, por sus siglas en francés) subraya que “todo contrato de enseñanza privada es una cuestión de derecho privado y no, responsabilidad del Estado” y que “este tipo de actividad se desarrolla en el marco de la libertad económica garantizada por el artículo 27 de la Constitución”.
La Ley de fomento de las universidades (LEHE, por sus siglas en francés) se encarga de poner orden a nivel federal en este sector económico. Dicha ley entró en vigor en 2015 y reserva a los establecimientos acreditados por el Consejo Suizo de Acreditación las denominaciones “universidad”, “universidad de ciencias aplicadas”, “universidad de formación del profesorado”, “instituto universitario” e “instituto de ciencias aplicadas”.
Las instituciones tienen de plazo para adaptarse hasta el 1 de enero de 2023 y para entonces la situación debería quedar algo más clara. Las entidades que en esa fecha no estén acreditadas “no podrán continuar sus actividades usurpando el nombre de ‘universidad’, tal y como señala el presidente del Consejo Suizo de Acreditación, Jean-Marc Rapp. “Consultar la lista de instituciones acreditadas en Suiza es la principal garantía de estudiar en una institución seria”, dice Rapp.
La mayoría de los centros de la investigación de la RTS todavía no han tomado ninguna medida para formalizar sus programas a nivel federal. No obstante, la concesión de títulos de grado y máster seguirá sin protección a nivel federal.
Técnicas de mercadotecnia sencillas, pero eficaces
Esta falta de legitimidad no impide que estas escuelas desplieguen todo tipo de tácticas para atraer a futuros estudiantes. “Mi primer instinto fue visitar la página web. Estaba muy bien hecha y no lo vi venir”, explica Ana. Con el tiempo, las páginas web se han convertido en el principal escaparate de las universidades privadas. Las empresas no dudan en invertir medios en desarrollar sus sitios web.
Las técnicas son diversas y variadas: imágenes de agencias, fotos de lugares emblemáticos del cantón, escudos ginebrinos, eslóganes en latín. Y a veces con fallos. En su sitio web, una universidad privada confundió los colores del logo de la Confederación Suiza con los del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Las escuelas —para avalar su credibilidad como entidades de alcance mundial— pueden jugar con un elemento puramente geográfico: su proximidad a la ONU, la OMC y otros organismos mundiales. Casualidad o no, la dirección de la mayoría de estas universidades privadas se encuentra en la orilla derecha.
Algunas escuelas afirman mantener un vínculo con la vecina Ginebra internacional a través de sus cursos, la composición del profesorado, las conferencias organizadas o incluso la posibilidad de hacer prácticas en organizaciones internacionales con sede en Ginebra. Para garantizar su promoción, también promueven la etiqueta “Swiss made”.
>> Escuche la investigación del programa Tout un monde de RTS sobre este tema (en francés):
La educación, nuevo campo de inversión
Esta mercadotecnia permite a las “universidades” atraer a perfiles muy variados de estudiantes, como a quienes el sistema público rechaza por suspensos definitivos o quienes han perdido el periodo de matriculación. El objetivo principal, sin embargo, suele ser la clientela extranjera. De hecho —según Craig E. Klafter—, algunas instituciones se dirigen sobre todo a estudiantes que necesitan desesperadamente una educación superior.
“La reputación de la enseñanza superior suiza es empañada por las actividades de estas universidades privadas con ánimo de lucro”. Craig E. Klafter
Suiza debería inspirarse en sus países vecinos y dejar atrás su enfoque de libre mercado; es lo que opina quien investiga. El DIP, por su parte, explica que, al tratarse de “un ámbito sujeto a la libre empresa y a la libertad de comercio (instituciones privadas), así como a la libre elección de la enseñanza (estudiantes), resulta difícil prever una intervención estatal políticamente aceptable”. Por el momento es difícil saber quién hará cumplir la LEHE cuando el próximo año entre en vigor.
Toma de posición
En respuesta, la Asociación Suiza de Instituciones Privadas de Enseñanza Superior (ASIPES) afirma que «sus escuelas miembros cumplen con altos estándares éticos y de calidad y lamenta profundamente que algunas instituciones que no pertenecen a ella no parezcan cumplir con los mismos estándares». También señala que la propia Secretaría de Estado de Educación, Investigación e Innovación considera que «el hecho de no estar integrado en el sistema público o no ser compatible con él, así como la ausencia de controles por parte de las autoridades públicas, son indicadores de una calidad diferente, pero no inferior».
Este artículo fue modificado el 16 de noviembre de 2022 a raíz de varias quejas de universidades privadas. El título y el primer párrafo del artículo fueron cambiados. También se añadió un documento con la posición de la Asociación Suiza de Instituciones de Educación Superior (ASIPES).
Adaptado del francés por Lupe Calvo y modificado por Patricia Islas.
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