Suiza exporta sus valores y sus armas
Entrega de armas suizas en zonas en guerra de diversas partes del mundo acompañadas de misiones de paz y buenos consejos. ¿Absurdidad, pragmatismo o mero egoísmo? Poco importa, eso forma parte de Suiza. El país tiene sus armas y sus valores, dos gemelos discretos. ¿Debería decidirse por uno u otro?
La diplomática Christine Schraner Burgener es una figura emblemática de la neutralidad suiza. Esta especialista en mediación internacional actualmente busca soluciones a la crisis en Myanmar (antes Birmania) como enviada especial de las Naciones Unidas (ONU).
Christine Schraner Burgener ya desplegó sus habilidades diplomáticas en Tailandia, cuando el ejército reprimió las manifestaciones populares en 2010. Durante ese conflicto, que se cobró la vida de 90 personas, logró reunir víctimas y representantes del gobierno en la misma mesa.
El mismo año, Suiza entregó a Tailandia armas por un valor de 331 680 francos, más aún en los años siguientes.
Este ejemplo muestra cómo, en las mismas áreas de conflicto, la faz diplomática de Suiza promueve la paz y la mediación, mientras su faz económica vende armas.
Perjudicial para la economía y diplomacia
En semejante constelación, ambos jugadores pueden perder plumas. En términos de diplomacia, la mediación podría haber fracasado fácilmente. En el frente económico, la Confederación podría haber sido forzada, en teoría, a anular urgentemente contratos industriales, de modo que la exportación de material bélico no comprometiera una mediación suiza en el extranjero.
A principios de 2017, Tailandia fue objeto del control suizo de exportación de armas. La Confederación prohibió a Rheinmetall Defence AG, anteriormente Oerlikon Contraves, la venta de sistemas antiaéreos. La razón: se desarrollaba un conflicto en el sur de Tailandia. De hecho, el gobierno combatía a grupos separatistas desde hacía tiempo en esa región. Se ignora aún por qué Berna decidió en 2017 no otorgar una autorización de exportación similar a la de 2016.
La misma empresa también se vio obligada a cesar inmediatamente sus ventas de armas a Pakistán. Rheinmetall había celebrado un contrato con ese país para la compra de cañones antiaéreos por un valor de alrededor de 100 millones de francos. Una transacción autorizada por el Consejo Federal (Gobierno) en 2015, y cancelada a mediados de 2016 sin explicación.
Hoy sabemos un poco más sobre las razones de ese cambio. Detrás de esa decisión estaba la sombra del exministro de Exteriores, Didier Burkhalter, quien logró convencer a una mayoría de los siete consejeros federales (ministros) de evitar esa exportación. Tras su renuncia al Gobierno suizo, Didier Burkhalter afirmó sobre la venta de material de guerra en zonas en conflicto: “Aquí, creo que debemos ser muy claros y rechazar esta práctica”.
El exministro también citó los desacuerdos en el Consejo Federal sobre la exportación de armas como una de las razones de su dimisión: para Didier Burkhalter, el Gobierno suizo en este punto “se desvió de los valores esenciales, que son fundamentales para mí”.
Una decisión aleatoria
Sin embargo, desde el exterior, esa decisión de prohibir la venta de armas a Pakistán fue percibida como aleatoria. Durante ese período, no entró en juego ningún nuevo elemento que modificara los criterios para la exportación de material de guerra. Un conflicto civil ya se estaba gestando en la provincia de Baluchistán durante todo el período en que Suiza exportó armas a ese país.
Ese cambio repentino en Pakistán fue lo que decidió a los fabricantes de armas a pasar a la ofensiva. En otoño de 2016, trece empresas suizas firmaron un pacto. Su plan: mostrar cuánto dinero estaba en juego y luego actuar a nivel político. Recopilaron escrupulosamente la cantidad de contratos que podrían haber obtenido si las leyes fueran un poco más flexibles.
Y el destino las acompañó. En septiembre de 2017, se renovó el Consejo Federal. A Didier Burkhalter, el freno que quería defender las tradiciones suizas, le sucedió Ignazio Cassis, quien se sitúa claramente al lado de la industria de exportación de armas.
1 400 empleos, 900 000 personas desplazadas
El ‘lobby’ de la industria armamentista sintió que el viento soplaba en otra dirección. Solamente seis días después del nombramiento de Ignazio Cassis, las trece compañías lanzaron un llamado a la Confederación: las condiciones para la exportación de material de guerra deben ser relajadas, por el bien del país.
La carta dirigida al Consejo Federal contenía la compilación de los contratos fallidos: habían sido rechazadas 48 solicitudes de exportación por un volumen de 220 millones de francos, el equivalente a 1 400 puestos de trabajo.
La lista también incluía elementos de defensa aérea para la marina de Myanmar, el país en el que la diplomática suiza Christine Schraner Burgener media para la ONU, tras la expulsión de 900 000 rohinyás por parte del ejército local. La ONU habla de limpieza étnica y genocidio con 10 000 muertos.
La economía con sus armas y la diplomacia con sus valores: los dos gemelos suizos que se toleran bastante bien. Mientras no se acerquen demasiado.
Este análisis se basa en investigaciones personales, así como en información de la RTS y de los siguientes periódicos: ‘Tages-Anzeiger’, ‘Blick’, ‘Der Bund’, ‘Neue Zürcher Zeitung’, ‘St. Galler Tagblatt’.
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.