Villavicencio el “irreemplazable” asesinado en su cruzada contra las mafias y corrupción

Fernando Gimeno

Quito, 14 ago (EFE).- Las elecciones generales extraordinarias de Ecuador, que tendrán lugar el próximo domingo, pasarán a la historia por el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, el “irremplazable”, como le llaman sus seguidores, víctima de un atentado en el que fue acribillado a la salida de un mitin en Quito.

Para Villavicencio (Alausí, 1963), un periodista que con sus denuncias de corrupción se convirtió como uno de los acérrimos enemigos del expresidente Rafael Correa (2007-2017), ésta era la primera vez que se lanzaba a la Presidencia de Ecuador tras haberlo intentado sin éxito en 2017.

Sus inicios estuvieron en el sindicalismo, el activismo social y la izquierda moderada, con la fundación en 1995 del movimiento indigenista Pachakutik, pero actualmente se definía de centro y liberal, con una propuesta de lucha frontal contra la corrupción y las mafias del narcotráfico y la minería ilegal, a las que se le atribuye la crisis de violencia en la que está inmerso Ecuador desde hace más de dos años.

Era uno de los candidatos que más enfáticamente había puesto el foco en las bandas del crimen organizado que operan en Ecuador y días antes de su asesinato había denunciado amenazas de muerte de “Fito”, el líder de la banda criminal “Los Choneros”, a las que desafiaba en sus discursos.

“A mí me han dicho que use el chaleco, pero aquí estoy a camisa sudada, mi chaleco antibalas son ustedes”, llegó a decir Villavicencio a sus simpatizantes en un mitin pocos días antes de que un grupo de sicarios colombianos lo esperase a que saliese de otro acto de campaña para descerrajarle a sangre fría varios tiros.

PERSISTÍA EN DENUNCIAS

Tampoco en plena campaña cesaba de realizar denuncias contra la administración de Correa, pues también días antes de su asesinato denunció presuntas irregularidades en contratos petroleros.

“Es uno de los mayores negociados de la historia petrolera de Ecuador”, dijo el candidato, que también se presentaba con el objetivo de evitar que el correísmo vuelva a gobernar en Ecuador, algo que la Revolución Ciudadana, el partido que lidera el expresidente, espera conseguir con la candidatura de la exasambleísta Luisa González.

Villavicencio llegó a personificar el anticorreísmo en su máxima expresión al enzarzarse legalmente con Correa, que lo denunció por injurias al no prosperar la querella donde lo acusaba de la incursión militar al Hospital de la Policía durante una protesta de policías, lo que acabó con una sentencia de 18 meses de cárcel.

Tras acudir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en busca de medidas cautelares, pasó a la clandestinidad y se refugió en las comunidades indígenas de la Amazonía hasta que prescribió el delito.

ASILO SOLICITADO A PERÚ

Después intentó una primera candidatura presidencial en 2017, que no prosperó por impedimentos administrativos y, ante un nuevo triunfo del correísmo, viajó a Perú a solicitar asilo, un proceso que no llegó a culminar, ya que volvería a Ecuador a la par que el presidente Lenín Moreno (2017-2021) rompía con Correa.

En 2021 fue elegido asambleísta por la Alianza Honestidad y ejerció de presidente de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional (Parlamento), donde contra su voluntad salió adelante el juicio político contra el actual presidente, el conservador Guillermo Lasso, que en esa situación disolvió el Legislativo y convocó estas elecciones extraordinarias.

Villavicencio fue de los primeros en anunciar su aspiración presidencial y, fruto del apoyo que dio a Lasso en contra del juicio político, algunos rivales lo han señalado como el candidato encubierto del oficialismo, algo que él negó e incluso sus familiares han responsabilizado al Ejecutivo de su muerte por, en su opinión, no darle suficiente seguridad.

ZURITA CONTINUARÁ SU CANDIDATURA

Sin Villavicencio, su foto continuará figurando en las papeletas electorales de los comicios presidenciales, que ya estaban impresas el día de su asesinato, por lo que su imagen la tendrán presente los ecuatorianos en el momento que ejerzan el voto.

Para los analistas resulta difícil predecir cómo afectará el asesinato de Villavicencio a los resultados, a tenor de los estrepitosos errores que tuvieron las encuestadoras en las elecciones locales de febrero pasado.

Antes de su asesinato, algunos sondeos lo ponían en segundo lugar, mientras que otros en tercera o cuarta posición. Ninguno lo posicionaba como favorito y su eventual pase a segunda vuelta era incierto.

Los votos que reúna Villavicencio recaerán en Christian Zurita, su colega y compañero de investigaciones periodísticas, quien lo reemplazó en la candidatura presidencial del movimiento Construye, pendiente de validación por el Consejo Nacional Electoral (CNE). EFE

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