La visión de la lejana patria de jóvenes suizos en Perú
Se ven como 'típicos' suizos - rubios y de ojos claros - también como la nueva generación de suizos: mestizos. Viven a miles de kilómetros del país alpino y, desde la distancia, tienen una particular visión de su patria.
Los tres adolescentes del Colegio Pestalozzi de Lima se presentan, como es usual en Perú, con sus apellidos paterno y materno: Rudolf Steiner Shishido, Noemí Rodríguez Weber e Ivo Hollestein Gfeller.
Tienen 15, 12 y 14 años, respectivamente. Ninguno se ‘arriesga’ a hablar primero. Pero el intercambio de algunas frases en alemán, abre el diálogo, que después continúa en español.
Rudolf nació en Perú. Su padre es director del Colegio Pestalozzi. Su madre es peruana de ascendencia japonesa. «Una vez al año voy a Suiza, en verano. Sólo un invierno estuve allá dos semanas, en el colegio. Coincido con mi padre que en invierno hace mucho frío».
Gracias a esa experiencia, puede comparar los sistemas educativos suizo y peruano. «Allá tenían más horas con el suizo alemán. Inglés y francés eran los únicos idiomas extranjeros. Aquí, todos los cursos son en alto alemán».
«Soy mitad peruano, mitad suizo»
Este joven, que piensa estudiar mecánica de autos, «aquí o en Suiza» y abrir un garaje, considera que no existe ninguna desventaja por ir al colegio en Perú y no en Suiza.
¿Encontraste grandes diferencias entre el suizo alemán y el alto alemán? «Sí, había palabras que entendía, otras no. Por lo demás, me sentí integrado. La forma de ser de los ‘compadres’ (colegas), es muy parecida a la de aquí, me aceptaron como uno más».
No obstante, en Suiza Rudolf se sintió «muy peruano, muy patriota. En realidad, me siento 50% suizo y 50 % peruano (no menciona sus raíces japonesas)». ¿Y cómo vives tu condición de suizo en Perú? «Voy al Club Suizo y participo de la fogata por el Día Nacional suizo (1 de agosto)».
Rudolf se considera, además, un suizo ordenado. «El desorden me desespera y Lima es muy desordenada, a cambio la gente es muy sociable, uno encuentra amigos muy rápido». ¿Tu comida favorita? «Aquí el cebiche y allá ‘Bratwurst mit Rösti’ (salchicha con una especie de tortita de patata).
En sus 15 años de vida, Rudolf no ha escuchado hablar del ‘Röstigraben’, esa brecha que separa a la Suiza de expresión alemana de la francófona.
«Tranquilidad, lo que más valoro de Suiza»
Noemí es suiza por el lado materno. Nació en Argovia y a los dos años la llevaron a Perú. A los 5 años regresó a Suiza y desde entonces la visita cada 3 o 4 años. De su primera infancia tiene recuerdos muy marcados: el colegio, donde tenía muchas amigas, y el bosque.
Hija de una maestra suiza que no gusta de Lima, pero sí de la selva peruana, Noemí, como sus dos hermanos, es alumna del Colegio Pestalozzi. «Aquí todo es más exigente porque aprendemos más idiomas – alemán, francés, inglés y español- y tenemos más horas de clases».
Noemí planea seguir la carrera de maestra en Suiza, como sus padres. «Lo que más valoro de allá es la tranquilidad y la seguridad, puedo salir sola de casa sin mis hermanos». ¿Te molesta algo de Suiza? Reflexiona… «No, todo me gusta; y de Perú su naturaleza variada, pero me disgusta el ruido en Lima».
Esta adolescente dice que, por su forma de actuar, es «más suiza». Es decir, «soy puntual, más o menos responsable y en gran parte honesta». Su parte peruana se revela en que es desordenada y desinteresada por lo que ocurre en Suiza, excepto «lo que tiene que ver con Roger Federer».
«Lo que no me gusta es regresar»
Ivo, rubio, de ojos vivaces, sonrisa contagiante y un bronceado que delata un verano vivido intensamente, es «limeño de nacimiento». Su padres son suizos. Su padre dirige el Hotel Andino en Huaraz y su madre es ama de casa, en Lima.
«Hace 26 años que mi padre vive en Perú. Mi madre lo conoció aquí, cuando hacía vacaciones. Tengo un hermano menor que también estudia aquí y una vez al año, siempre en verano, toda la familia va a Gerzensee, cerca de Berna. En ese tiempo visito a mi padrino que vive en San Gall y a mi abuela en Kerzers».
Las vacaciones en Suiza, agrega, son muy bonitas y lo que no le gusta es regresar a Lima, «porque allá hay más orden, más seguridad, todo es más verde». Por ello, cuando termine la secundaria, Ivo planea regresar a Suiza para hacer un aprendizaje.
Quiere ser carpintero o confitero, pues le gustan los dulces. La ‘culpa’ de su elección la tiene su padre, que «cocina muy bien», y su madre, que «hace ricos pasteles».
Cuando se le dice que estos oficios también se pueden aprender en Perú, Ivo replica: en Suiza es todo más específico, se aprende mejor. Después se quedará en Suiza porque su identificación con el país es «muy grande».
Ivo reflexiona y ríe cuando se le pide aclarar cómo se refleja esa identificación. «No es nada especial, a veces busco noticias del deporte de Suiza. La política no me interesa tanto». ¿Quién es el presidente suizo? «Blocher, creo». Ninguno de los tres responde correctamente a esta pregunta.
El deporte, lo que más les interesa de Suiza
Rudolf interviene para decir que leyó en el diario ‘Blick’ una noticia que le impactó. «Alumnos del colegio donde yo había estado, en Steffisburg, cerca de Thun, habían violado a una niña. También me impresionó el ataque de perros a niños».
Yvo y Rudolf muestran un inocultable interés por el fútbol suizo: «Köbi Kuhn (seleccionador nacional) no me cae bien», «Quiero a Ciriaco Sforza como entrenador». El interés es tal que hay que cambiar de tema para que no se explayen…
¿Qué saben de los problemas de integración de los extranjeros en Suiza? «Sé que hay dificultades, sobre todo con los asiáticos. Suiza se está sobrepoblando, nos llenamos extranjeros, las zonas urbanas crecen y la naturaleza se extingue», opina Rudolf.
«Me gusta más Suiza y en casa se habla dialecto bernés y de San Gall. Lima me gusta para ir de compras y Huaraz por su paisaje, pero hay mucha criminalidad. Sólo en el colegio, donde están mis amigos, me siento seguro», responde Ivo, que afirma no sentirse peruano.
El profesor Peter Meyer señala que, en efecto, la seguridad es un problema. «Los alumnos de secundaria viajan una semana al año por el país. Hay padres preocupados que casi no quieren dejar salir a sus hijos ni al centro de Lima. Por otro lado, cada salida es un riesgo, aquí más que en Suiza».
Y su colega Ursula Bättig agrega: «En Suiza los niños van a todos los lados, todo es más público, aquí muchos niños crecen en islas, se mueven en ciertas zonas, de la casa al colegio y de ahí al club o a ciertas playas. Creo que algunos no se dan cuenta que viven en el Tercer Mundo».
Los alumnos del Pestalozzi llevan en el bachillerato el curso ‘Creatividad y Acción Social’ (CAS) en el cual trabajan en zonas pobres de Lima, en hospitales con niños quemados o hijos de mujeres en la cárcel, donan comestibles y viajan para conocer la otra cara del Perú.
swissinfo, Rosa Amelia Fierro, Lima
Los alumnos suizos del Colegio Pestalozzi de Lima son, en su mayoría, de habla alemana; hay muy pocos francófonos.
Los de habla italiana son descendientes de los primeros inmigrantes suizos que llegaron a Perú. Son suizos de tercera y hasta cuarta generación y culturalmente más peruanos.
Aunque en minoría, los suizos de primaria que llegan al Perú no tienen problemas de integración. En secundaria, las diferencias determinadas por la educación recibida en casa o el estilo de vida, se diluyen.
En el Colegio Pestalozzi de Lima estudian actualmente 628 alumnos (todos los niveles), de los que 204 tienen pasaporte suizo.
En el último examen ingresaron 58 alumnos de 180 postulantes.
Los suizos tienen prioridad para las plazas disponibles.
Entre los peruanos, tienen prioridad los hermanos de los alumnos ya matriculados y los hijos de antiguos alumnos.
Alrededor de 50 alumnos hablan alemán o francés en casa.
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