Una escuela para toda Suiza
Los responsables del sector educativo quieren armonizar la escuela obligatoria. Y ello, porque aunque pequeña, Suiza posee 26 sistemas escolares diferentes.
Tras años de espera y de debates, las autoridades educativas de los cantones presentaron un proyecto destinado a crear un espacio homogéneo en el rubro.
A pesar de las barreras entre los cantones, los obstáculos a la movilidad o los conflictos ideológicos en torno a la enseñanza de la segunda lengua extranjera: los gobiernos cantonales, bajo la presión del Parlamento federal, acaban de franquear un primer paso hacia una armonización del sistema escolar helvético.
Más de treinta años después de la aprobación de un concordato -que no se concretizó nunca- la Conferencia de los Directores Cantonales de la Instrucción Pública (CDIP) presentó el jueves pasado (16.02.06) un proyecto tendiente a poner coto a las diferencias que persisten entre los cantones.
Estándares nacionales
El proyecto de concordato intercantonal HarmoS -que debe ser sometido a consulta- establece la obligatoriedad escolar desde los 4 años, en todo el país.
Los especialistas consideran que la escolarización tardía de los niños es una de las causas de los resultados moderados de los alumnos suizos en las últimas pruebas de PISA, que miden los conocimientos de los jóvenes en Europa.
De acuerdo con HarmoS, la enseñanza primaria -incluido el jardín de niños- debería durar ocho años. A ese primer ciclo se añadirían tres años de escuela secundaria.
El plan prevé cursos impartidos en bloque, en un horario continuo. En tal caso, los cantones se verían obligados a establecer la infraestructura necesaria para la alimentación de los niños y su atención al término de los cursos (talleres de deberes). Por ahora el cantón del Tesino es el único que dispone de las instalaciones pertinentes.
Cabe hacer notar también que HarmoS busca la introducción de un estándar único para las principales ramas, los objetivos de enseñanza y el grado de competencias que se espera de los alumnos.
Una herencia histórica
Este proyecto, que podría revolucionar el conjunto del sistema educativo helvético, es esperado desde hace mucho tiempo. Desde la creación de la Confederación en 1848, la instrucción pública ha sido competencia de los cantones.
La enseñanza pública y las escuelas oponían los conservadores a los progresistas; los católicos a los protestantes e incluso los defensores del laicismo a los guardianes del clero.
De esa suerte, cada cantón optó por una enseñanza que correspondiera a sus necesidades y sus particularismos.
La selección del modelo escolar ha sido considerada siempre como imperativa e ineludible, particularmente en nombre del respeto de las minorías lingüísticas y del federalismo.
En cuanto a la movilidad de un cantón al otro, con frecuencia es sinónimo de problemas y de complicaciones. Los alumnos están, en efecto, obligados a adaptarse a materias y a niveles de enseñanza diferentes.
La ausencia de estructuras reservadas a la atención de los niños durante el día representa un obstáculo importante para las mujeres que quieren y deben ejercer una actividad profesional.
Política común frenada
La cohabitación de 26 sistemas educativos tiende a frenar el mejoramiento de la enseñanza. Las conclusiones de los últimos exámenes de PISA provocaron una onda de choque en Suiza.
La integración de los jóvenes extranjeros o el tema recurrente del enseñamiento de la segunda lengua obligatoria, se enfrentan también a esta fragmentación de los sistemas.
Mientras que algunos cantones insisten en la necesidad de privilegiar una lengua nacional en vista de la comprensión recíproca entre las cuatro regiones lingüísticas del país, otros pregonan, al contrario, la necesidad de favorecer la enseñanza del inglés.
Merced a la resistencia de los cantones al proceso de armonización, el Parlamento federal aprobó un nuevo artículo constitucional en materia de educación que aún debe ser sometido a votación.
El texto de ley establece que la Confederación tiene derecho a decidir, en la hipótesis de que los cantones no llegaran a un compromiso. En ese caso, estos últimos deberían renunciar, al menos parcialmente, a sus competencias en materia de instrucción pública.
Principio de subsidiaridad
De esa manera, se invita a los cantones a tomar la iniciativa de crear un espacio educativo común y más homogéneo.
«El proyecto en consulta respeta el principio de subsidiaridad. Un acuerdo debe permitir definir los objetivos comunes -un plan de estudio único, la libre circulación y la calidad del enseñamiento- con la preservación de las prerrogativas pedagógicas de las regiones lingüísticas y los cantones», explica Olivier Maradan, secretario general adjunto de la CDPE.
«Si los cantones debieran adoptar HarmoS, ese plan permitiría introducir la base legal necesaria para imponer un estándar común a los cantones y poner término a los acalorados debates que se producen actualmente en torno a la enseñanza de la segunda lengua».
swissinfo, Armando Mombelli
(Traducción, Marcela Águila Rubín)
En Suiza, la instrucción pública es de competencia cantonal.
En el curso de las últimas décadas, diversos intentos de armonización de los 26 sistemas educativos se han enfrentado a la resistencia de los cantones.
El próximo 21 de mayo, el pueblo suizo debe expresarse sobre una propuesta de modificación de la Constitución tendiente a armonizar la educación.
De aceptarse la medida, la Confederación tendrá el derecho de intervenir en caso de que los cantones no lograran ponerse de acuerdo sobre la creación de un espacio educativo común y homogéneo.
La Conferencia de los Directores Cantorales de la Educación Pública presentó el pasado 16.02 un proyecto de concordato internacional denominado HarmoS.
El proyecto propone armonizar los sistemas escolares.
La estrategia será sometida a consulta y podría ser aplicada desde el 2009.
Para ello, el proyecto debe obtener el acuerdo de al menos dos terceras partes de los miembros de la CDIP y ser ratificado por un mínimo de 10 parlamentos cantorales.
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