Las emisiones de CO2 en Suiza disminuyeron entre los años 2000 y 2013, a pesar de que en ese lapso creció la población y aumentó la superficie habitable por persona. Una evolución que se deriva de una mejor eficiencia energética en los edificios.
El bloque de viviendas conocido como ‘La casa del futuro’ que se construye en Brütten, en el cantón de Zúrich, es un ejemplo de eficiencia energética. Será el primer inmueble energéticamente autosuficiente en el mundo, que utilizará la energía solar para producir la electricidad y calefacción que necesitan los inquilinos, sin conexión a la red eléctrica tradicional.
La fachada del edificio está cubierta de paneles solares concebidos para reducir al mínimo el consumo y el despilfarro de energía. Las obras se concluirán esta primavera y una hora de sol será suficiente previsiblemente para abastecer todas las necesidades energéticas de los vecinos durante 24 horas.
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La casa que produce su propia energía
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El proyecto ‘Casa del Futuro’ es el primer inmueble de viviendas en el mundo capaz de autoabastecerse de energía. El edificio se construye en Brütten y a partir de esta primavera se instalarán en él nueve familias. Construir una casa autosuficiente requiere un equilibrio entre la demanda energética de los inquilinos y la cantidad de…
Aun así, el inmueble dispondrá de un sistema de reserva que permitirá convertir la energía solar en hidrógeno en las jornadas de poco sol. De todas formas, los inquilinos tendrán que vigilar su consumo energético y asegurarse de que no exceda el volumen de energía que el edificio es capaz de proporcionar.
Esta limitación no ha desalentado a los candidatos a ocupar una de estas viviendas. Umwelt ArenaEnlace externo, la empresa constructora que desarrolló el proyecto, confirma que recibió una media de 100 solicitudes de personas interesadas en mudarse a este edificio futurista concebido para alojar a nueve familias.
«Creo que cuantas más casas ecoeficientes haya, mayor será el número de personas que entenderán el concepto y lo verán como algo positivo», afirma Carol McEowen, arquitecta en Berna especializada en eficiencia energética.
Dado que la energía es vital para toda actividad cotidiana, tanto para la calefacción en invierno, como para poner en marcha el lavavajillas o la lavadora, los expertos en construcción y medioambiente se preguntan: ¿Cómo podemos mejorar y controlar nuestra eficiencia energética?
Una nación en crecimiento
La población de Suiza crecióEnlace externo el 1,2% en 2014 y un 13% entre los años 2000 y 2013, para pasar de 7,2 a 8,1 millones de personas.
Un reciente estudio de la Oficina Federal de Estadística (OFE) intenta responder a esta incógnita y desglosa los distintos factoresEnlace externo que determinan el consumo energético y las emisiones de CO2 en los hogares suizos.
Los investigadores de la OFE descubrieron que, gracias los esfuerzos realizados para mejorar la eficiencia energética en los hogares, las emisiones de CO2 derivadas de la calefacción se redujeron entre los años 2000 y 2013, a pesar de que la población creció un 13% en ese lapso.
La OFE deja claro que, de no haberse emprendido esos esfuerzos, las emisiones de CO2 de los hogares helvéticos habrían aumentado un 20% en el plazo analizado.
La disminución «se debe esencialmente a que se han mejorado las técnicas de aislación, en las ventanas, por ejemplo, y a que la gente hoy tiene hábitos más respetuosos con el medioambiente. Así, muchos hogares mantienen una temperatura interior de 19 grados, en vez de los 23 grados que solían tener; o evitan dejar las ventanas abiertas más tiempo del necesario (para ventilar un espacio)», explica a swissinfo.ch el responsable del estudio, Flavio Malaguerra.
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Más responsabilidad medioambiental
Aunque Malaguerra dice que es muy difícil medir con precisión el impacto que tiene el consumo energético diario de los hogares, otro estudioEnlace externo de la OFE publicado en 2015 confirma que en Suiza crece la conciencia energética. El 42% de los encuestados aseguran que a la hora de comprar un nuevo electrodoméstico “siempre” verifican el consumo eléctrico que supondrá para su hogar. Un ejercicio que en 2011 hacían el 35% de los suizos.
Pero Roger Nufer, experto en construcción de la Oficina Federal de EnergíaEnlace externo, en cambio, cita oros estudios recientes, según los cuales la denominada ‘superficie total de calefacción por habitante’ aumenta. “Esto supone que está creciendo la superficie per cápita que requiere calefacción para la comodidad de los habitantes. Una tendencia que va en contra de los esfuerzos de optimización energética en los edificios».
Nufer considera que las bombas de calorEnlace externo son las que merecen más crédito cuando se habla de ahorro energético en las viviendas; estas utilizan la electricidad para atraer el calor del exterior hacia el interior –como un aire acondicionado, pero a la inversa–, en vez de generar calor de forma directa, lo que las convierte en herramientas valiosas en materia de eficiencia energética. Hoy existen alrededor de 130 000Enlace externo bombas de calor en Suiza y la Oficina Federal de Energía (OFEN) estima que de aquí al año 2020 habrá 400 000.
Las bombas de calor también son útiles para los sistemas de calefacción urbanaEnlace externo, destinados a calentar bloques de viviendas a través del principio de intercambio de calor centralizado citado antes.
Edificios antiguos y nuevos
La calefacción urbana es particularmente importante en los cascos antiguos de las ciudades, donde el consumo energético para calentar los edificios es muy alto. “Al tratarse de construcciones protegidas, no es posible adaptarlas a las tecnologías más amigables con el medioambiente, explica Nufer.
Y en estos casos, añade, la calefacción urbana permite un sistema más respetuoso con el medioambiente en estos edificios, sin necesidad de grandes reformas.
La superficie utilizada hoy por los suizos para su vida cotidiana, ha aumentado, afirma McEowen, porque también ha aumentado la riqueza de las familias y porque las costumbres han cambiado. Por ejemplo, actualmente, cada hijo suele tener su propia habitación en la vivienda.
Por ello, la arquitecta considera que la disminución de las emisiones de CO2 se debe más bien “a la mejora en los materiales de construcción y a los esfuerzos del gobierno federal y las comunas para reducir la energía que se necesita para calentar los hogares”.
Los esfuerzos a los que hace referencia McEowen contemplan la introducción de nuevas regulaciones cantonales en materia energética, subsidios para adaptar inmuebles existentes a un menor consumo y la paulatina sustitución en el uso de combustibles fósiles por fuentes renovables dentro de las viviendas.
Tales medidas están en línea con la Estrategia Energética 2050Enlace externo, que se fijó Suiza y que compromete al Gobierno federal y a los cantones a destinar más de 1 000 millones de francos en el periodo 2010-2014 a cofinanciar iniciativas que permitan mejorar la eficiencia energética en los edificios existentes.
«Suiza debe ser cuidadosa con el uso de la energía porque, a excepción de las fuentes hídricas, carece de otros recursos naturales para producir energía en el futuro. Y el Gobierno suizo debe garantizar el suministro energético de sus ciudadanos, por lo que tiene que buscar alternativas para avanzar en este ámbito”, puntualiza McEowen.
Energía y emisiones
Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) se producen cuando se queman combustibles fósiles (como el gas, carbón o petróleo) para producir energía. Concretamente, el CO2 que se libera en la atmósfera impide que los rayos solares abandonen la superficie terrestre, ‘atrapándolos’ involuntariamente, lo que hace aumentar la temperatura global.
En 2013, Suiza emitió alrededor de 47 millones de toneladas de CO2 (40% atribuible al consumo energético de los hogares, el resto corresponden al consumo industrial). Para reducir las emisiones, Suiza trata de utilizar cada vez menos combustibles fósiles y de sustituirlos por energía solar, así como de reducir el consumo y el desperdicio energético en las viviendas.
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Sociedad de 2000 vatios: el futuro ya es una realidad
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¿Es posible consumir la mitad de energía y mantener un buen nivel de confort? En Suiza nacen los primeros barrios de viviendas y servicios compatibles con los objetivos de una ‘sociedad de 2000 vatios’, cuyo objetivo es garantizar una utilización sostenible de los recursos sin comprometer la calidad de vida.
Situado en la periferia de Berna, en las proximidades de una línea ferroviaria y de una autopista, el nuevo complejo habitacional Stöckacker Süd se asemeja a muchos otros que están en fase de construcción en Suiza. Tres grandes edificios de 5 a 6 plantas en cemento, con balcones a lo largo de toda la fachada, que albergarán 146 viviendas en 2017. La primera de ellas estará lista para vivir de aquí a fines de año.
A primera vista, nada hace pensar que esta edificación está destinada a convertirse en uno de los primeros prototipos zona residencial con un consumo energético mínimo. Este objetivo se inscribe dentro de la denominada ‘sociedad de 2000 vatios’, o sea, un consumo de 2000 vatios por persona, que se volverá la norma en las próximas décadas. Los edificios, construidos con hormigón reciclado y perfectamente aislados, corresponden a los estándares Minergía-P-Eco que, además de garantizar una máxima eficiencia energética, aportan otras ventajas, como una óptima iluminación natural, espacios interiores libres de sustancias contaminantes y materiales de baja radiación.
Sociedad de 2000 vatios
Los 195 países que participaron en la Conferencia Internacional sobre el Clima (COP 21), celebrada en diciembre en París, llegaron a un acuerdo sobre el uso sostenible de los recursos y de las fuentes energéticas, con el fin de limitar de aquí al año 2100 el aumento de la temperatura global a no más de 1,5-2 grados con respecto a los valores preindustriales.
Este objetivo solo podrá alcanzarse si las emisiones de CO2 per cápita no superan 1 tonelada al año. O bien, según un modelo establecido por la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, si la necesidad de energía primaria a escala global no supera una potencia continua de 2000 vatios por persona.
Los 2000 vatios corresponden a un consumo anual de cerca de 17 500 kilovatios hora de electricidad o 1700 litros de petróleo. Hoy, la media mundial ronda los 2500 vatios.
No obstante, los futuros inquilinos de la nueva urbanización tendrán que aceptar también algunas restricciones respecto a otras formas de vida. El espacio habitable no deberá superar los 60 m2 por persona y el garaje dispondrá únicamente de 27 plazas de aparcamiento, de las cuales solo podrán reservarse 15 y se dará prioridad a las personas con discapacidad. De hecho, Stöckacker Süd será un modelo de movilidad sostenible: el complejo se halla a escasos metros de una parada de transporte público y dispondrá de 510 aparcamientos para bicicletas, uno por cada habitación.
Estas restricciones no parecen espantar a los potenciales inquilinos en Berna, donde más de la mitad de los hogares no tienen un automóvil. “Cuando presentamos este proyecto, mucha gente nos advirtió de que no conseguiríamos encontrar suficientes inquilinos. Sin embargo, en el plazo de un par de meses, después de abrir el periodo de inscripción, hemos recibido un número de solicitudes superior al de las viviendas disponibles”, afirma, satisfecho, Renato Bomio, director de los proyectos inmobiliarios de la ciudad de Berna, la promotora de este proyecto.
Distribución equitativa de los recursos
Stöckacker Süd figura entre los nuevos complejos habitacionales en Suiza que han obtenido la certificación ‘Áreas 2000 vatios’, creada por la Oficina Federal de Energía. Este sello se inspira en el modelo de sociedad de 2000 vatios que ha desarrollado la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ).
Según la EPFZ, el abastecimiento energético en el mundo solo será sostenible y equitativo si la necesidad de energía per cápita –todas las fuentes incluidas– no supera los 2000 vatios. Una potencia continua de 2000 vatios por persona corresponde en la práctica a la media que registraba Suiza en los años 60. Según los investigadores de la EPFZ, este objetivo se puede alcanzar sin comprometer sustancialmente el actual confort de vida, gracias a nuevas soluciones técnicas y una serie de medidas para mejorar la eficiencia energética.
Hoy, sin embargo, Suiza está aún muy lejos de alcanzar esta meta. Solo el 2% de la población consume menos de 2000 vatios. La media por persona supera los 5000 vatios. Mucho menos que Estados Unidos, cuya necesidad energética per cápita es superior a los 10 000 vatios, pero muy por encima de la media africana que equivale a 500 vatios. Mientras los países industrializados están llamados a reducir su consumo energético, los países en vías de desarrollo disponen aún de un margen hasta alcanzar los 2000 vatios. A partir de este límite, afirman los autores del modelo de la EPFZ, un aumento del consumo no se traduce en una mejora relevante de las condiciones de vida.
La visión de una sociedad de 2000 vatios, que se abre camino también en el resto del mundo, se ha convertido en los últimos años en un punto de referencia para la Confederación y para casi todos los cantones. Más de 100 municipios han integrado este objetivo en su reglamento municipal o en su estrategia energética. En algunas ciudades, como Zúrich, Zug y Aarau, ha sido la propia población quien ha sancionado, en votación, la nueva orientación de la política energética. Las áreas de 2000 vatios figurarán entre las principales medidas que promueven algunos municipios para fomentar una utilización sostenible de los recursos y de los vectores energéticos.
Valor agregado
Estos complejos habitaciones no interesan solamente a los poderes públicos, pues quienes llevan a cabo casi todos los primeros proyectos son empresas privadas. “La certificación ‘Área 2000 vatios’ ofrece varias ventajas a los inversores. Respecto a muchos otros grandes proyectos inmobiliarios, es más fácil obtener un permiso de obra de las autoridades para estas áreas. Generalmente originan menos recursos y resulta más fácil que la población los apoye cuando un proyecto se somete a votación”, subraya Heinrich Gugerli, responsable del centro de competencia Áreas 2000 vatios.
Áreas 2000 vatios
La certificación ‘Áreas 2000 vatios’ la otorga la Asociación Ciudad de la Energía, creada por la Oficina Federal de Energía para fomentar las energías renovables y una utilización sostenible de los recursos en los municipios suizos.
Este sello distingue a barrios o urbanizaciones de al menos una hectárea de terreno que satisfacen determinados criterios de sostenibilidad en materia de construcción, saneamiento y gestión de los edificios, así como también en la movilidad inducida
Hasta nueve barrios en siete ciudades –Zúrich, Basilea, Berna, Lucerna, Lenzburg (cantón Argovia), Kriens (Lucerna) y Prilly/Renens (Vaud)– han obtenido la certificación Áreas 2000 vatios. Dos están concluidos y la construcción, al menos parcial, de otros tres está prevista para este año.
Una visión que comparte Massimo Guglielmetti, de la sociedad inmobiliaria de los Ferrocarriles Federales Suizos (FFS), encargado de desarrollar la urbanización Village Rösslimatt, al lado de la estación principal de Lucerna. “El certificado Áreas 2000 vatios representa un valor agregado en el ámbito del marketing no solo para promover nuestro proyecto en la ciudad, sino también para atraer a inquilinos, dado que entre los múltiples criterios que hay que cumplir para obtener este sello figura también el de una alta calidad habitacional”.
Mientras los edificios de Stöckacker Süd estarán provistos de paneles solares y bombas de calor para asegurar la calefacción y el agua caliente, el complejo de Rösslimatt se abastecerá de una central de bombas de calor cercana, que utiliza la energía térmica de las aguas del lago de Lucerna. El proyecto de los FFS prevé la construcción, en el transcurso de los próximos 20 años, de un auténtico barrio de 4 hectáreas en el corazón de la ciudad, que comprenderá no solamente viviendas, sino también oficinas, negocios, restaurantes y un hotel. Situada a dos pasos de todos los medios de transporte público y de los aparcamientos de ‘car sharing’ (préstamo de vehículos), la futura área de 2000 vatios dispondrá solo de poquísimas plazas de estacionamiento.
Estilo de vida adecuado
El éxito de las áreas 2000 vatios dependerá también de la voluntad de sus habitantes para adaptar en cierta media su estilo de vita. “La idea no es que todos tengan que convertirse en veganos, renunciar a todo y llevar una vida absolutamente compatible con la sociedad de 2000 vatios. Pero es importante sensibilizar a los inquilinos sobre las opciones para reducir el consumo energético, por ejemplo, utilizar aparatos que tienen una óptima eficiencia energética”, explica Renato Bomio.
“Los comportamientos individuales no se pueden fijar en un contrato. Sin embargo, se puede influir en ellos, por ejemplo, a través de contribuciones a los abonos de transporte público”, anota Heinrich Gugerli. “Está claro que limitarse a 2000 vatios no será factible si uno se salta todos los límites, o sea, deja siempre encendida la televisión, se ducha 4 o 5 veces al día, etcétera. Pero todos podremos permitirnos algún que otro un ‘vicio’”.
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