Egipto acude a elecciones con presidente Sisi como favorito pese a la crisis
Los egipcios votan este domingo en unas elecciones presidenciales ensombrecidas por la guerra en la vecina Gaza y con pocas dudas de que el actual gobernante, Abdel Fatah al Sisi, logrará un tercer mandato, pese al descontento por una aguda crisis económica.
La represión de la última década a los disidentes dejó fuera de competición a los opositores más conocidos, lo que prácticamente asegura la reelección de Sisi.
Con el país atravesando la peor crisis financiera de su historia reciente y la inflación por encima del 40% tras una serie de devaluaciones de la moneda que encarecieron todos los bienes importados, la economía es la mayor preocupación de los egipcios.
La moneda ha perdido la mitad de su valor desde marzo de 2022 y el Fondo Monetario Internacional (FMI) impuso una fuerte reducción de los subsidios a cambio de un préstamo para reflotar la economía.
Unas 67 millones de personas están habilitadas para votar este domingo, lunes y martes de 09H00 a 21H00 (de 07H00 a 19H00 GMT) y los resultados se divulgarán el 18 de diciembre.
Este domingo, cuando abrieron los centros de votación, electores de todas las edades, pero sobre todo mujeres, llegaron a la escuela Abdeen, en el centro histórico de El Cairo, donde las fuerzas de seguridad desplegaron un importante dispositivo, observó un periodista de AFP.
Delante del colegio, un DJ reproduce canciones nacionalistas y hay carteles con lemas como: «Salgan y participen».
El foco de atención estará en el nivel de participación, que fue baja en las últimas citas electorales.
– «Nadie conoce a los otros candidatos» –
«Seamos realistas, estas elecciones están aseguradas para Sisi, porque nadie conoce a los otros candidatos», dijo a AFP una votante de unos cincuenta años, que habló bajo condición de anonimato.
«Sí, es verdad que hay inflación y las cosas están difíciles, pero necesitamos a alguien capaz de manejar lo que está pasando en la frontera», agregó, en referencia a la frontera de Egipto y el territorio palestino de Gaza.
Fathi Ali, de 79 años, afirmó que sólo espera que «el próximo presidente garantice que haya un seguro de salud».
Sisi, un mariscal que llegó al poder en 2013 tras el derrocamiento en medio de protestas del presidente elegido democráticamente, Mohamed Mursi, concurrió después a las urnas y ganó las elecciones en 2014 y en 2018.
Bajo el mandato de Sisi, miles de personas han sido encarceladas. Aunque un comité presidencial de perdón ha liberado a unas mil en un año, grupos de derechos humanos aseguran que, en ese mismo periodo, fueron detenidas cuatro veces más ciudadanos de los que fueron liberados.
La opinión pública prestó poca atención a la campaña electoral, que coincidió con el vigente conflicto entre Israel y Hamás en Gaza, que domina la cobertura mediática.
En la televisión, los tertulianos, que están vinculados a las agencias de inteligencia y que siempre son partidarios del mandatario, intentaron hilar ambas cuestiones, repitiendo los discursos de Sisi, que se opone a un traslado de la población de Gaza.
– Una votación «ni creíble ni justa» –
Los otros tres contendientes en liza son relativamente poco conocidos: Farid Zahran, líder del Partido Socialdemócrata Egipcio, una formación de izquierda; Abdel Sanad Yamama, del centenario partido Wafd y Hazem Omar, del Partido Republicano del Pueblo.
El mandatario ni siquiera concurrió a un debate entre los candidatos y en su lugar envió a un legislador.
En tanto, dos figuras destacadas de la oposición que intentaron concurrir fueron marginadas por el gobierno. Uno de ellos está en prisión y el otro está procesado a la espera de juicio.
Jaled Dawud, un periodista y activista, criticó el ambiente «asfixiante» en el que se desarrolla la elección, a causa de la supresión de las libertades, el control total de los medios de comunicación y las acciones de los servicios de seguridad que impiden a la oposición estar en las calles.
«La votación no será (…) ni creíble ni justa», escribió en Facebook.
Sin embargo, afirmó que votaría por Zahran porque desea «enviar un mensaje claro al régimen» de que quiere un cambio, ya que «después de diez años, las condiciones de vida de los egipcios se han deteriorado» y las políticas actuales hacen que el país esté en riesgo de caer en una moratoria.