El último presidente yugoslavo: no era posible un acuerdo y evitar la guerra
Vesna Bernardic
Zagreb, 23 jun (EFE).- Hace justo 30 años Eslovenia y Croacia declararon su independencia de Yugoslavia, marcando el comienzo de la sangrienta desintegración del país que se prolongó durante una década y cuatro guerras civiles e interétnicas.
En una entrevista con Efe, el último presidente de Yugoslavia, el croata Stjepan Mesic, recuerda cómo en 1991 no era posible un acuerdo entre los distintos pueblos que formaban Yugoslavia.
«¿Cómo explicar al mundo que el acuerdo no era posible, que había que impedir la guerra que se preparaba? La única salida era proclamar la independencia», afirma.
El político de centro-izquierda, de 86 años, representaba en 1991 a Croacia en la presidencia de la Federación, donde estaban además Serbia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Montenegro y Eslovenia, más dos provincias autónomas.
«Slobodan Milosevic, entonces presidente de Serbia, rechazaba todo acuerdo político. Lo único que le interesaba era crear una ‘Gran Serbia’ (incluyendo parte del territorio de Croacia y Bosnia). Al mismo tiempo, engañaba al mundo diciendo que quería preservar a Yugoslavia», asegura Mesic a Efe en un céntrico hotel de Zagreb.
Milosevic había cambiado, mediante maniobras políticas en medio de un creciente nacionalismo, el frágil equilibrio en la Federación: en 1989-1990 anuló la autonomía de las provincias serbias de Kosovo y Voivodina y en 1989 forzó un cambio de poder proserbio en Montenegro.
«Destruyó así un indispensable pilar de la Federación, ya que las regiones eran uno de sus elementos constitutivos. Simplemente aniquiló esas autonomías (que existían desde 1945)», asegura Mesic.
Slobodan Milosevic, quien iba a ser acusado de crímenes de guerra y murió en la cárcel en La Haya en 2006, controlaba directa o indirectamente en 1990 cuatro de los ocho entes que formaban la Federación yugoslava.
«Todo estaba bloqueado. Había un constante empate 4 a 4. Pude asumir la presidencia de Yugoslavia (en julio de 1991) sólo gracias a presiones europeas. Todas las instituciones federales estaban obstruidas», recuerda Mesic.
PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA
«La Constitución de Yugoslavia definía a las repúblicas como Estados que por su voluntad entraron en la federación, y que por su voluntad podían salir de la misma», explica Mesic.
Tras proclamar Eslovenia y Croacia el 25 de junio de 1991 su independencia, la entonces Comunidad Económica Europea (CEE, hoy Unión Europea) medió entre las partes para aplazar esas declaraciones hasta el 8 de octubre, para dar así más tiempo a un acuerdo pacífico.
Sólo dos días más tarde, en Eslovenia comenzó una guerra de diez días entre las fuerzas separatistas y el Gobierno yugoslavo que costó la vida a unas 60 personas, mientras que en Croacia se intensificaron durante el verano las hostilidades entre las partes enfrentadas.
La guerra de independencia de Croacia duró hasta 1995 y dejó unos 10.000 muertos y cientos de miles de heridos y desplazados.
EL PAPEL DEL EJÉRCITO
Otro de los pilares de Yugoslavia, el Ejército Popular Yugoslavo (JNA), empezó entonces, según Mesic, a estar «tutelado» por los serbios y dejaron de acatar las órdenes del presidente federal.
El 7 de octubre de 1991, dos aviones bombardearon la sede del gobierno croata en Zagreb, en el que estaban reunidos el presidente croata, Franjo Tudjman, el primer ministro yugoslavo, el croata Ante Markovic, y el propio Mesic, que en ese momento seguía siendo presidente de Yugoslavia.
«¡Fue un clásico golpe de Estado! Los cohetes destruyeron justo la parte del edificio en el que habíamos almorzado hacía unos minutos», recuerda el expresidente.
En Belgrado negaron el incidente y acusaron a los propios croatas de haber escenificado un ataque por el que, denuncia Mesic, «jamás nadie tuvo que rendir cuentas».
Dos meses más tarde finalmente dimitió como presidente de la Federación yugoslava y en enero de 1992 la CEE reconoció la independencia de Eslovenia y Croacia.
En 1994 Mesic rompió con Tudjman, el presidente nacionalista y autoritario croata, y le sucedió como presidente en el periodo 2000-2010, lo que ayudó a democratizar el país.
EL PELIGRO PERSISTE
Mesic cree que Serbia no ha desistido aún del todo de sus planes expansionistas en la región, con respecto a Montenegro y también Bosnia-Herzegovina, cuya división no para de incitar, con el apoyo de Croacia.
«Más de 100.000 personas perdieron la vida en las guerras de la antigua Yugoslavia y no ha cambiado una sola frontera. ¡Y hay quienes todavía no desisten! La Unión Europea debería ser más firme en impedir esas tendencias», concluye Mesic.
En su opinión, la mejor perspectiva de paz para los países de la región es su integración en la UE.
Y eso solo lo han logrado Eslovenia (2004) y Croacia (2013), mientras Serbia y Montenegro negocian su entrada y Macedonia se prepara para iniciar los contactos, algo que queda aún lejos para Bosnia-Herzegovina y Kosovo. EFE
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