El arduo camino a Europa para los desertores y objetores de conciencia rusos
Las imágenes de una cámara de vigilancia muestran a un policía kazajo esposar a Farjad Ziganshin. El desertor ruso, huido a Kazajistán siete meses después de la invasión de Ucrania, teme ser reenviado a su país, donde espera lo peor.
La detención se produjo a principios de junio, en la oficina de Astaná donde el exmilitar de 24 años trabajaba hasta entonces.
Es ya el segundo arresto desde que Ziganshin se refugió en este país de Asia Central, limítrofe con Rusia. Esta vez quedó en libertad en pocas horas. La primera, atrapado cuando intentaba tomar un vuelo hacia Armenia, estuvo varios días encerrado.
El joven huyó en septiembre de 2022 a Kazajistán para no participar en la «operación especial» rusa en Ucrania. Su permiso de estancia en el país acaba de caducar y ahora espera un visado hacia Francia.
En Rusia, Farjad Ziganshin se arriesga a hasta 15 años de cárcel por «abandono de la unidad» y «deserción».
Alrededor de 500 desertores se esconden como él en Kazajistán y en Armenia, según las asociaciones que los ayudan. Todos temen ser detenidos y reenviados a Rusia.
La AFP ha recogido el testimonio de seis rusos, dos de ellos en proceso de solicitud de un visado para Francia y cuatro objetores de conciencia ya refugiados en este país europeo.
– «Acto político» –
Desertar no era una opción evidente para Farjad Ziganshin, acogido por un internado militar desde su infancia. Diplomado por la escuela superior de comando de tanques en Kazán, donde se convertiría en oficial formado de cadetes, su día a día cambió brutalmente en febrero de 2022 con la invasión rusa de Ucrania.
«Nos dijeron (…) que nuestros chicos defendían el honor de nuestra patria, que combatían el neonazismo, el fascismo», recuerda con una sonrisa. «En ese momento, nos miramos entre nosotros, sin decir nada».
Después de una dura lucha, consiguió dejar el ejército el 20 de septiembre de 2022. Pero solo un día después descubrió que era uno de los 300.000 reservistas llamados a servir en Ucrania tras una movilización parcial decretada por el presidente ruso, Vladimir Putin.
Mientras por las redes sociales corrían videos de reclutas tomados por la fuerza, cientos de miles de rusos huyen del país. Ziganshin entra el día siguiente a Kazajistán, donde pide asilo aunque sin esperanzas de obtenerlo.
«En nuestros países postsoviéticos, acordar el estatus de refugiado a un ciudadano (ruso) no es un acto humanitario. Es un acto político», dice Artur Aljastov, de la Oficina Internacional de Derechos Humanos en Astaná. Y Kazajistán mantiene «buenas relaciones con Rusia».
– «Secuestrado» –
Kazajistán recibe acusaciones de oenegés de facilitar las detenciones de rusos en su territorio.
Un oficial desertor, Mijail Yilin, estuvo detenido y después extraditado a Rusia, donde en marzo de 2023 fue condenado a seis años y medio de prisión bajo un régimen severo, según una fuente judicial rusa.
En mayo, el suboficial Kamil Maratovich Kasimov, fue «secuestrado» y llevado a una base militar rusa en Kazajistán, según Artur Aljastov. Astaná aseguró a la AFP que no ha recibido ninguna petición de extradición de este miliar.
Farjad Ziganshin se estremece de acabar igual. En su teléfono enseña las citas enviadas a sus padres para interrogatorios y los documentos de apertura de una investigación penal en Rusia contra él.
«Necesito recibir asilo político en Francia», dice. Pero su primera solicitud fue rechazada.
Kazajistán y Armenia, junto a Kirguistán y Bielorrusia (todavía más cercanos al Kremlin), son los únicos países donde los rusos pueden viajar solo con su pasaporte interno, el equivalente al documento de identidad.
Los militares rusos raramente disponen de un pasaporte clásico porque, para obtenerlo, necesitan el aval de la jerarquía y de los servicios de inteligencia. Además, el documento suele ser confiscado inmediatamente, según varias oenegés.
Los desertores «no pueden ir a Europa porque no disponen de un pasaporte donde estampar un visado. Tampoco pueden volver a Rusia para tramitar uno», señala Ivan Shuviliaev, portavoz de la oenegé Idite Lessom (Lárgate). Además, están «en peligro» allí adonde han huido.
Dos desertores fueron «secuestrados» en diciembre de 2023 y en abril de 2024 por tropas rusas estacionadas en Armenia, según esta organización.
– «Muerte absurda» –
Andréi Yuseinov escogió marchar a Georgia. Soldado de la 39ª brigada de fusileros motorizados, asegura haber «falseado su historia» y haberse hecho pasar por civil para conseguir un pasaporte internacional y huir de Rusia con su mujer y su hijo.
El joven de 24 años se negaba a padecer «una muerte absurda» en Ucrania.
«Veía a madres llorar ante oficiales que no les respondían cuando sabían que sus hijos habían muerto», recuerda este exsoldado entrevistado por teléfono.
Francia calculaba en mayo que las fuerzas armadas rusas habían sufrido 500.000 bajas en Ucrania, «entre ellos 150.000 muertos». El último balance ofrecido por Moscú, de 6.000 muertos, es de septiembre de 2022.
Pero este desertor se siente inseguro en Georgia, cuyo partido gobernante multiplica las medidas para acercarse a Moscú. La oposición teme una deriva similar a la ocurrida en Rusia tras la reciente adopción de una contestada ley sobre la influencia extranjera.
No obstante, la embajada de Francia en Tiflis le negó un visado, según un correo electrónico visto por la AFP.
– «Verdaderos resistentes» –
Ese mismo mes, el canciller francés Stéphane Séjourné hablaba en una entrevista al diario Novaya Gazeta Europe de «la tradición de acogida de Francia».
Desde julio de 2023, la Corte Nacional de Derecho de Asilo francés, el tribunal de apelación para los refugiados, considera que «los rusos huyendo de la movilización por la guerra en Ucrania y los movilizados que han desertado pueden obtener el estatuto de refugiado».
En este tiempo, 102 rusos han recibido esta protección debido a «su insumisión a la movilización parcial» o a la objeción de conciencia, pero ninguno de ellos es un desertor, según la CNDA.
«Nos gustaría que Francia se implique más» con los desertores, estos «verdaderos resistentes» que «rechazan participar en crímenes de guerra», reclama Olga Prokopieva, presidenta de la oenegé Rusia-Libertades.
En Alemania, otro país con el que las oenegés contactan para obtener asilo para los desertores, no tiene «previsto entregar visados solo por casos de deserción u objeción al servicio militar», explicó a la AFP su Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero los soldados rusos pueden recibirlo si están «particularmente amenazados de persecución».
Berlín no accede por ahora a estas demandas, afirma el abogado Artem Cliga, del Movimiento de Objetores de Conciencia rusos, que dice escuchar «a menudo que todos estos rusos son criminales de guerra».
El abogado francés para demandantes de asilo rusos Alexandre Delavay ve una falta de «coherencia» en la Unión Europea. «No podemos explicar que es necesario que Ucrania gane sin dar medios de acogida a aquellos que no quieren llenar las filas del ejército ruso».
– «Acosado» –
«Si eres un activista ruso y has participado en algunas manifestaciones, recibes un visado. Pero si estuviste en el ejército y te disparaste a ti mismo (para escapar de los combates, ndlr), no tienes visado», critica una portavoz de InTransit, otra oenegé que ayuda a los desertores.
Vladimir (nombre ficticio) consiguió en abril el estatuto de refugiado en Francia después de dos años de procedimientos y un rechazo en primera instancia.
Este reservista de 30 años, que cumplió con el servicio militar en una unidad de élite, asegura que fue «acosado» durante los primeros meses de guerra. Soldados rusos iban a verlo «primero a casa, después al trabajo, y finalmente a casa de (su) madre».
Lo llamaron a filas poco después de llegar a Francia en mayo de 2022.
Oleg (también un nombre ficticio) era instructor de deportes de combate en la cuarentena. Huyó a Georgia con su esposa y sus dos hijos después de recibir la orden de reclutamiento en septiembre de 2022.
Seguidor de Alexéi Navalni, por quien su mujer se manifestaba, Oleg asegura que «antes de la guerra y todavía hoy» hacía donaciones a la fundación del opositor ruso difunto. Por esto, numerosos compatriotas han sido perseguido por «extremismo» y enviados a la cárcel.
– «Ningún lamento» –
«Si no hubiéramos marchado, yo estaría en prisión o en la guerra», dice Oleg. «Y había un riesgo que mi hijo mayor, que pronto tendrá 18 años, terminara también en Ucrania», afirma este hombre que obtuvo la condición de refugiado un año y medio después de llegar a Francia.
Vladimir, Oleg o Dimitri, un profesor de baile con una experiencia similar también entrevistado por la AFP, viven ahora seguros, pero han pedido usar nombres ficticios por temor a represalias contra los familiares que han dejado en Rusia.
Alexandre, de 34 años, y su mujer Daria, de 37, no obtuvieron el asilo y pueden teóricamente ser repatriados. Sin embargo, han aceptado el riesgo de ser grabados por la AFP en el pequeño municipio donde viven con sus dos hijos a un par de horas de París.
La pareja huyó de San Petersburgo en marzo de 2023 después de que Alexandre recibiera la orden de reclutamiento militar y su vehículo y la puerta de su casa fueran vandalizadas. Daria había mostrado de forma ostensible su rechazo a la guerra, explican.
Su vida acomodada no es más que un lejano recuerdo ahora. «No lamento nada» porque «salvé a mi familia y evité convertirme en un asesino», afirma este ingeniero.
El «régimen de Putin me ha robado la vida en Rusia», dice Daria quien, desde Francia, ayuda a la oenegé Idite Lessom.
Esta red, que funciona gracias a cientos de voluntarios, afirma haber recibido «peticiones de ayuda» de más de 45.000 rusos y haber permitido la deserción de unos 2.000 soldados, aunque una gran parte continúa en Rusia.
El portal de noticias independiente ruso Mediazona se hace eco de 8.600 casos judiciales contra militares por «abandonar la unidad» desde septiembre de 2022. Solo en los cinco primeros meses de 2024 han registrado más de 3.500.
En 2021, antes de la guerra, 613 militares habían sido llevados a la justicia por esta acusación. Además, actualmente hay 311 acusados de «deserción», contra solo 33 en 2021, afirma este portal a la AFP.
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