El atajo de Biden, la complicidad entre Macron y Milei y otros detalles del G20 de Río
Carlos Meneses
Río de Janeiro, 18 nov (EFE).- La complicidad entre Emmanuel Macron y Javier Milei, Xi Jinping en silencio sentado al lado de Olaf Scholz y Joe Biden ahorrándose la escarpada alfombra roja y yendo al plenario por otro camino fueron algunas de las imágenes llamativas que dejó el arranque de la cumbre de líderes del G20, en Río de Janeiro.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, llegó puntual para recibir a los jefes de Estado y de Gobierno del G20 en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, en medio de un amplio dispositivo de seguridad.
El recinto es un auténtico búnker vallado a varios kilómetros a la redonda y plagado de blindados militares. Lula apostó por la corbata de las grandes citas, con los colores verde y amarillo de la bandera brasileña.
Y no le puso fácil a sus socios llegar hasta él. Los mandatarios y el resto de autoridades de alto nivel tuvieron que recorrer un puñado de metros sobre una alfombra roja que acababa en subida, en una estructura similar a la del Palacio de Planalto, sede del Gobierno brasileño, en Brasilia.
En lo más alto esperaba Lula, junto con su esposa Rosângela da Silva. Todos los líderes tuvieron que afrontar el desafío de tener que subir a pie en traje.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ambos ya en los 70 años, lo consiguieron a su ritmo. El líder chino, Xi Jinping, también, así como la mexicana Claudia Sheinbaum.
El único que evitó la subida fue el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien optó por otra ruta, según la transmisión oficial del G20.
A Lula le pilló un poco desprevenido y alguien de protocolo tuvo que acercarse a él para señalarle por donde iba a venir su par de EE.UU..
En esa rampa también tuvo lugar el frío saludo entre Lula y su homólogo argentino, Javier Milei, en su primer cara a cara público. El diálogo político entre ambos es nulo por sus diferencias ideológicas y por los insultos que el segundo ha dedicado al primero: «ladrón» y «corrupto», entre otros.
Buen humor antes del arranque
Ya en la enorme sala montada para acoger a los representantes de 55 países y organizaciones internacionales durante las tres sesiones plenarias que acogerá esta cumbre, hubo momentos de relajación entre los líderes antes de la apertura oficial.
Biden se puso a hablar con el primer ministro de la India, Narendra Modi. A la conversación se sumó el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa. Los tres soltaron alguna carcajada.
A Xi Jinping le pusieron al lado del canciller alemán, Olaf Scholz, con el que se estrechó la mano con una leve sonrisa, aunque cuando ambos se sentaron un muro pareció levantarse entre ellos.
Las relaciones entre la Unión Europea (UE) y China se han estremecido recientemente por disputas comerciales.
Lavrov, en representación del presidente Vladímir Putin, uno de los grandes ausentes de la cita, se puso a hablar con Erdogan; mientras que Milei y el líder francés, Emmanuel Macron, demostraron una enorme complicidad.
Macron, de hecho, acaba de visitar al mandatario ‘libertario’ en Argentina y este lunes exhibieron una excelente y sorprendente sintonía. EFE
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