El ayuno más internacional de Ramadán se rompe en el corazón islámico de El Cairo
Isaac J. Martín y Aya Ragheb
El Cairo, 20 mar (EFE).- En la mezquita de la Universidad de Al Azhar, en pleno corazón islámico de El Cairo, fieles musulmanes de más de 150 nacionalidades esperan con impaciencia la caída del sol para llevarse el primer dátil a la boca, una ocasión que la institución referente del islam suní repite desde hace un lustro.
Miles de raciones diarias son repartidas en el patio y las salas del templo más importante de Egipto entre los estudiantes del principal centro de estudios islámicos del mundo y los turistas, que se acercan y se colocan en orden para tomar la primera comida de la noche a las 18.06 hora local (16.06 GMT).
Rodeados de los cinco majestuosos minaretes de Al Azhar -que se fundó en el año 972-, los hombres se sientan en el patio, una veintena en cada fila y divididos en seis cuadrículas, mientras que algunas mujeres se entremezclan junto sus hijos en el suelo, aunque para ellas hay otro espacio reservado dentro del templo.
5.000 platos diarios
Entre el bullicio de cláxones que caracteriza el barrio islámico, un inusual oasis de tranquilidad y orden aparece en este icono de Egipto, que recibió el nombre por Fátima al Zahraa, hija del profeta Mahoma, y donde se fundó una de las universidades más antiguas del mundo, que actualmente acoge a miles de estudiantes de diferentes orígenes, sobre todo asiáticos y africanos.
Uno de ellos es Zakaria, procedente de Nigeria. Dice a EFE que es su primera vez que pasa el Ramadán en Egipto, dado que es estudiante de primer año de sharía (ley islámica) en la Universidad de Al Azhar.
«El Ramadán está muy bien en El Cairo. Venimos juntos y rompemos el ayuno juntos (…) Esto nos hace muy felices y lo estamos disfrutando», afirma.
Este es el primer año que la organización benéfica Beit al Zakat (Casa del Zakat, la limosna obligatoria para los musulmanes) organiza este ‘iftar’ (la primera comida para romper el ayuno durante el Ramadán) multitudinario, con alrededor de cien voluntarios que van guiando a los fieles a sus posiciones con la comida frente a ellos.
El imán Abdel Alim Qishta, portavoz de Beit al Zakat, señala a EFE que se preparan 5.000 platos a diario durante este mes lunar, al que le falta poco más de una semana para que termine.
«Nosotros, desde el corazón de la mezquita de Al Azhar en Egipto, vemos estas imágenes espléndidas y admirables, de todas las nacionalidades del mundo, de todos los aspectos, colores y lenguas. Todos están en el corazón de la mezquita de Al Azhar, adorando a Dios, rezando y recitando el Corán», asevera.
El ‘zakat’, uno de los pilares fundamentales del islam, denota crecimiento, aumento y abundancia, y en la terminología islámica, se refiere específicamente a la parte prescrita de la riqueza que debe darse obligatoriamente a quienes la merecen, lo que incluye el acto de dar una porción de sus bienes.
Unas 157 nacionalidades
El responsable de organizar el «iftar», Sherif Geita, apunta a EFE que hay «estudiantes de más de 157 nacionalidades», así como entre los voluntarios, en los que predominan los de origen asiático, además de un equipo que supervisa la calidad de la comida que se presenta, que va variando a diario.
«Y aunque este es nuestro primer año, gracias a Dios, el proyecto va bien. Todos estamos contentos, y como supervisores y organizadores, trabajamos encantados en este proyecto, y no lo consideramos un trabajo sino una misión que nos aporta mucho alegría», indica.
Asimismo, la novedad de este año es que durante los últimos diez días de Ramadán, también ofrecen comidas para el ‘suhur’, la última comida antes del alba.
«Tenemos que servir bien a los musulmanes que llevan toda la noche rezando y proveerles un plato que les prepare para el ayuno del día siguiente», asegura.
Bajo la supervisión del jeque de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, esta organización que abandera el proyecto «Etaam» (Alimentar, en árabe), tiene la intención de expandir este ‘iftar’ a otros templos, también en un momento en el que Egipto sufre una crisis económica que sus ciudadanos padecen a diario.
Entre los voluntarios está Aya, que asegura a EFE que hay muchos jóvenes, tanto chicos como chicas, que organizan el ‘iftar’ y el ‘suhur’: «Esperamos que la iniciativa tenga mucho éxito e intentamos presentar lo máximo que podamos», dice.
Tras la comida, este centro histórico se adecenta en un tiempo récord en el que varias personas limpian, incluso robots, para dejar niquelado el suelo de mármol y finiquitar un día más del mes sagrado. EFE
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