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El camino para que Cuba cree la primera vacuna latinoamericana para el dengue

Juan Carlos Espinosa

La Habana, 5 abr (EFE).- Lograr una vacuna contra el dengue es un anhelo histórico de los países tropicales donde es endémica. Cuba, que asumió ese reto en 1992, cuenta ahora con dos formulaciones en fase de estudio preclínico.

Este paso pudiera parecer poca cosa, pero no lo es. Así lo explica en una entrevista a EFE Gerardo Guillén, director de Investigaciones Biomédicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).

Significa un salto que acerca al país a conseguir un escudo contra una enfermedad que mata al 2,5 % de los hospitalizados con un cuadro grave, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Guillén aclara que el dengue no es un virus cualquiera y llegar a una fórmula efectiva es un reto complejo. En primer lugar, comenta, se trata de un virus que viaja a través del mosquito ( aedes aegypti), una cruz con la que cargan países como Cuba.

Pero lo que realmente convierte a este patógeno en un dolor de cabeza para los laboratorios -y un peligro para las personas- son sus cuatro serotipos.

Enfermarse de uno de los cuatro puede convertirse en una condena, pues el siguiente contagio supone desarrollar una sintomatología más fuerte que la primera.

«Cuando te infectas con un serotipo quedas protegido de por vida de ese serotipo. Pero no contra los otros. Con los otros sucede lo contrario: quedas sensibilizado», indica desde la sede del CIGB en La Habana, centro que logró desarrollar la vacuna Abdala, la primera latinoamericana contra la covid-19.

Muchas veces, añade el científico, esa primera infección pasa desapercibida. Pero es en esa segunda picadura de mosquito en donde se esconde la amenaza real.

«Esto se conoce como inmunoamplificación. Tu sistema reconoce al segundo virus pero no lo neutraliza. Lo que hace es unirse (a él) y llevarlo a las células, en donde se va a multiplicar», agrega.

Guillén enfatiza que esta naturaleza tan particular del dengue hace que se corra el riesgo de que el remedio sea peor que la enfermedad.

«Lo mismo que hace la enfermedad natural (que un primer contagio haga que el segundo sea mucho más dañino) puede pasar con la vacuna (…) (en ese supuesto) es mejor no haber sido vacunado», explica.

En otras palabras, solo serviría la inoculación si es que el vacunado ya pasó antes por la enfermedad.

Ya existe un precedente. En 2017, Filipinas dejó de administrar la vacuna Dengvaxia, de la francesa Sanofi Pasteur, tras registrar la muerte de menores con casos graves.

Sin embargo, también hay casos exitosos. En marzo, Brasil aprobó el registro de la tetravalente de la farmacéutica japonesa Takeda, con 80 % de efectividad y que cuenta con el visto bueno de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).

LA FÓRMULA CUBANA

Según explica Guillén, Cuba busca hacer la vacuna de otra manera. Y, agrega, es el único país que lo está intentando por esa vía.

En lugar de utilizar la proteína que se encuentra en la membrana del virus, los científicos insulares experimentan con sus proteínas no estructurales (que codifican los genes del virus).

El científico explica que lo que buscan es que la vacuna fortalezca la respuesta celular de la persona que la recibe y no la de sus anticuerpos. De esta forma, según esperan que se compruebe en el laboratorio, se podría evitar esa «inmunoamplificación» que hace tan difícil la vacuna contra el dengue.

«El objetivo es que esa respuesta celular sea suficiente para proteger (de los cuatro serotipos). Vamos a tener una garantía de seguridad, pero queda por demostrar si vamos a tener la eficacia suficiente para proteger de la enfermedad», remacha.

Actualmente, los cubanos están probando dos formulaciones distintas en monos. Lo que intentarán descifrar es cuál será la «finalista» que pase a una siguiente etapa meses más adelante.

El director de Investigaciones Biomédicas del CIGB aclara que la va cuna -aún en caso de que nada falle- no llegará este año. Hace hincapié en que es más importante tardar pero hacerlo bien que trabajar con un cronograma.

Añadió que los procesos serían más rápidos sin las trabas que suponen las sanciones de EE. UU. contra la isla, que dificultan cosas tan simples como conseguir equipos o haces transferencias bancarias a intermediarios para adquirir insumos.

EN CUBA, SIN DATOS DE CONTAGIOS

El desarrollo de la vacuna cubana contra el dengue es actualmente la prioridad número uno de la ciencia insular, reconoce Gabriel. Esto se debe en gran medida a la situación actual en el país.

«En los meses recientes tuvimos la circulación de los cuatro virus en Cuba. (Por tanto) hay más sensibilización (es decir, más riesgo de una segunda infección) y se prevé que ocurran epidemias más extensas», resume.

No existen datos públicos sobre el total de contagios durante 2022, ni de muertes por dengue. Sin embargo, la prensa independiente se hizo eco del aumento significativo de las infecciones.

Cuba notificó 3.036 casos en el primer semestre del año pasado. Pero luego registró 11.634 casos reactivos de dengue tan sólo en la segunda semana de agosto.

Según las autoridades, el país batió en 2022 por segundo año el récord de puntos de reproducción del mosquito aedes aegypti en 15 años. EFE

jce/jpm/mah

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