El clero francés participa en Lourdes en una oración de perdón por abusos contra menores
Obispos, sacerdotes, responsables de órdenes religiosas y fieles franceses recordaron este sábado a las víctimas de los abusos sexuales cometidos por el clero en el santuario de Lourdes, al sur del país, y participaron en una oración de penitencia.
En octubre, la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase) estimó que unos 216.000 menores fueron víctimas de abusos por parte de sacerdotes y religiosos en Francia entre 1950 y 2020.
La Comisión Sauvé también calcula en unos 3.000 el número de abusadores implicados en los últimos 70 años.
Tras la publicación del informe condenatorio, el papa Francisco expresó «su vergüenza», llamando a «los católicos franceses a asumir sus responsabilidades para que la Iglesia sea una casa segura para todos».
Tras reconocer el viernes su responsabilidad en los delitos sexuales contra menores y su dimensión «sistémica» en los últimos 75 años, el episcopado, reunido en asamblea plenaria desde el martes en Lourdes, un famoso lugar de peregrinación para los cristianos, hizo el sábado dos gestos simbólicos.
El primero fue un gesto conmemorativo: se desveló una foto, tomada en una iglesia por una víctima, que mostraba una escultura de la cabeza de un niño llorando.
«Niño», «¿quién te arrastró a su vergonzoso secreto? ¿Quién hizo de ti su cosa?», se preguntó Eric de Moulins-Beaufort, presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, mientras Véronique Margron, presidenta de Corref (que reúne órdenes religiosas), denunció «la palabras prohibidas, por dentro y por fuera» de las víctimas infantiles.
El segundo gesto fue que los 120 obispos –que no estaban vestidos con sus ornamentos litúrgicos a petición de las víctimas– así como religiosos, sacerdotes y laicos se dirigieron entonces a la explanada de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario.
Tras el toque de campana, participaron en una oración de penitencia y pidieron «perdón a Dios».
«He vivido estos momentos con mucha emoción», dijo una de las víctimas, Véronique Garnier, al final de la ceremonia, subrayando que era importante «hacernos justicia».
Por el contrario, una persona que se presentaba como víctima, cuando era niño, de un sacerdote perteneciente a la congregación de los padres de Betharram, con sede cerca de Lourdes, gritó su «ira» en la explanada.
«El arrepentimiento es una farsa», denunció Jean-Marie Delbos, de 75 años, asegurando que no fue escuchado por la Iglesia.
El informe aseguró que hubo «entre 2.900 y 3.200 pederastas» entre los 115.000 sacerdotes o religiosos censados durante esas siete décadas y que el 80% de sus víctimas fueron chicos de 10 a 13 años.
Francia siguió, con la publicación de estos datos, los pasos de Australia, Irlanda, Estados Unidos o Alemania, donde se investigó el alcance de este drama que sacude a la Iglesia católica desde hace décadas, pero que enfrenta reticencias para ser esclarecido en otros países como España.
En Lourdes, según la tradición, la Virgen María se apareció en 1858 a una adolescente de 14 años. Por ello, este santuario era visitado por millones de peregrinos cada año, hasta que llegó la pandemia del coronavirus.