El combate revolucionario de una viuda de guerra en Kosovo por el derecho al trabajo
Durante la guerra de Kosovo hace más de dos décadas, Fahrije Hoti fue expulsada de su aldea. Cuando regresó al cabo de unos meses, su esposo había desaparecido y su casa había sido destruida.
No era la única en esta situación. En Krushe e Mahde había 140 viudas y más de 500 niños sin padre, víctimas de una matanza cometida por las fuerzas serbias.
El resto de la historia se cuenta en Hive, una película galardonada con tres premios en el reciente festival de cine de Sundance, en Estados Unidos. Narra la doble lucha de una mujer ante el duelo y los prejuicios sociales sobre cómo debería comportarse una viuda.
«La película me hizo retroceder 20 años», declaró a la AFP Fahrije Hoti, actualmente de 51 años, en la aldea agrícola del sur de Kosovo donde todavía vive.
«La película no es sobre mí, es sobre todas las mujeres albanokosovares, es la historia de las viudas».
Escrita por la directora kosovar Blerta Basholli, Hive cuenta la lucha de Fahrije, interpretada por la actriz Yllka Gashi, para mantener a sus dos hijos con miel de sus abejas.
Pero ella es alérgica y las colmenas construidas por su marido desaparecido no producen suficiente. Fahrije decide juntar a las otras viudas de la aldea para hacer ajvar.
Esta crema de pimientos rojos que se consume en los Balcanes se elabora asando las verduras para quitarles la piel antes de cocerlas a fuego lento en calderos.
– Hostilidad –
Pero las viudas se enfrentan a la oposición de los hombres.
«La gente decía que nuestro trabajo era quedarnos en casa y cuidar de los hijos. Era impensable que dirigiéramos una empresa como lo hicimos», recuerda Fahrije.
Las denigraban por el simple hecho de ir a trabajar, y por encima al volante de un coche.
«Lo que más nos dolía eran cuando nos trataban de putas, ‘míralas conduciendo coches’. Era lo más hiriente, habíamos perdido a nuestros maridos, a nuestros hijos, y nos llamaban putas».
Pudo haber cedido a la presión social y al dolor de no tener noticias de su marido, que es una de las 1.600 víctimas de la guerra (1998-99) que todavía siguen desaparecidas.
Pero no se rindió y montó un negocio que se convirtió en uno de los que más empleo genera en Krusha.
Empezó con cinco viudas y ahora da trabajo a 60 personas durante la temporada del pimiento de verano. Casi todas mujeres.
Su cooperativa, llamada Krusha y que también produce encurtidos vegetales, ha recibido ayudas de donantes internacionales, como la Unión Europea.
Gracias a la diáspora albanesa, exporta a Francia, Italia, Alemania y Estados Unidos.
Tiene tanto éxito que no queda nada para el mercado local, añade Fahrije en su fábrica, donde una veintena de viudas están ocupadas con tarros de tomates verdes.
– «Escuchar sus voces» –
Blerta Basholli, de 38 años, estudió cine en Nueva York. Hace unos diez años se enteró de los problemas de Fahrije por la prensa kosovar.
Al regresar a Kosovo en 2011 conoció a la viuda.
«Quería animarla por lo que había hecho. Pero terminé siendo yo la animada porque, francamente, ella no necesitaba mi aliento», explica a la AFP.
Habló largo y tendido con ella para comprender bien su historia y acabó escribiendo un guión con el que consiguió financiación kosovar, albanesa, suiza y de Macedonia del Norte.
Cuando Hive recibió el premio del gran jurado y el de los espectadores, la directora se lo dedicó «a todas las mujeres que realmente necesitan que se escuche su voz, en Sundance y en todo el mundo».
La forma de mirar a las mujeres ha evolucionado en Kosovo en los últimos años, pero el patriarcado sigue omnipresente, sobre todo en las zonas rurales. Los derechos de propiedad recaen casi exclusivamente en los hombres y solo el 13% de las mujeres tienen un empleo, en comparación con alrededor del 40% de los hombres.
Fahrije estima que su impacto en la mentalidad local ha sido mitigado.
«Entre los que nacieron con estos prejuicios, algunos los mantuvieron, otros cambiaron de opinión», afirma.
«Lo que realmente ha cambiado es mi historia (personal). He trabajado mucho, seguiré trabajando y empleando a mujeres».