El ejército británico se suma a la investigación del atentado contra el ex espía ruso
El ejército británico se sumó este viernes a la investigación del atentado contra el ex espía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia, cuyo foco parecía trasladarse a la casa de la víctima.
La policía contraterrorista «ha solicitado la asistencia de los militares para retirar una serie de vehículos» del centro de la ciudad inglesa de Salisbury, en el sudoeste, en el que las víctimas aparecieron inconscientes, informaron las autoridades en un comunicado.
La razón es que los militares «tienen capacidad y experiencia para responder» a una situación semejante, añadía el texto.
La policía examinaba el jueves la casa del ex coronel ruso y acordonó además las tumbas de su mujer e hijo.
En el atentado resultó herido también un policía británico, y hubo que atender a 21 personas, intensificando los llamamientos a que Londres responda contundentemente a Rusia, si se confirma su responsabilidad.
El examen de la casa de Salisbury sugiere la posibilidad de que Skripal, de 66 años, y su hija Yulia, de 33, recibieran en ella la dosis de gas nervioso que les hirió de gravedad, y no en el restaurante o el pub que visitaron antes de ser hallados inconscientes.
El diario The Times afirmó el miércoles, citando fuentes sin identificar, que el gas nervioso pudo llegar al ex coronel del GRU -los servicios de inteligencia militares rusos- en un paquete entregado a su hija en Rusia por «unos amigos».
Yulia vive aún en Rusia y es la única familiar cercana que le queda a Skripal, porque su mujer e hijo murieron prematuramente a los 59 y 44 años, respectivamente, en 2012 y 2017.
Los vecinos de Skripal -condenado en Rusia por alta traición por vender secretos a Londres- creían que ambos murieron en accidentes de tráfico, según explicaron a la prensa británica, pero sus certificados de defunción hablan de cáncer, en el caso de la mujer, y fallo hepático en el del hijo.
Ambos están enterrados uno al lado del otro en un cementerio de Salisbury, y la policía acordonó sus tumbas sin explicar los motivos.
– Rusia: nos acusan siempre de todo lo malo –
Además de Skripal y su hija, el primer policía británico que fue a atenderles cuando yacían inconscientes en un banco en la calle, el sargento Nick Bailey, resultó herido por el gas nervioso.
Todas las miradas están puestas en Rusia tras el precedente de Alexander Litvinenko -un antiguo agente ruso asesinado en Londres en 2006 con una sustancia radiactiva-, pero Moscú negó estar tras el ataque y denunció ser víctima de una campaña de desprestigio.
Londres «tiene un cierto número de armas diplomáticas para castigar a Rusia. Podríamos esperar que complicara la obtención de un visado para los ciudadanos rusos próximos al poder, o que evacuara a un cierto número de su personal de la embajada en Rusia», explicó a la AFP Mathieu Boulegue, especialista en Rusia en el instituto Chatham House de Londres.
«Pero las relaciones bilaterales son ya tan malas que sería una gota de agua en un vaso extremadamente lleno», añadió Boulegue.
El gobierno del presidente ruso, Vladimir Putin, ha negado toda implicación en el atentado y volvió a hacerlo este viernes por boca del ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov.
«Nos acusan de todo lo que (…) va mal en el mundo», dijo Lavrov en Etiopía. «Es pura propaganda», añadió.
– La profesión de «traidor» es muy peligrosa –
Sin embargo, comentando el caso, la televisión estatal rusa lanzó un aviso a navegantes.
«La carrera de traidor es una de las más peligrosas del mundo. Las estadísticas muestran que es mucho más peligrosa que la de mula de drogas», dijo Kirill Kleimyonov, presentador de un conocido programa informativo en el Canal Uno ruso.
«Alcoholismo, drogadicción, estrés, desórdenes nerviosos y depresiones son las enfermedades profesionales inevitables del traidor. Y, como consecuencia de ellas, infartos, embolias, accidentes de auto y finalmente suicidios».
El presentador avisó a «los traidores» que no elijan el Reino Unido como refugio, porque «algo no funciona ahí, quizás sea el clima. Porque en los últimos años ha habido incidentes muy raros con un desenlace grave: la gente aparece ahorcada, envenenada, mueren en accidentes de helicóptero o se caen de las ventanas en cantidades industriales».
Skripal fue parte de un canje de espías en Viena en 2010 en el que Moscú entregó a cuatro rusos agentes dobles y recibió a 10 agentes suyos que trabajaban en Estados Unidos.