El FDP alemán, un partido bisagra bajo amenaza existencial
Rodrigo Zuleta
Berlín, 17 feb (EFE).- El Partido Liberal (FDP), que ha funcionado tradicionalmente como partido bisagra, como socio menor en coaliciones de uno u otro signo, está ahora en medio de una amenaza existencial puesto que las encuestas lo sitúan por debajo del umbral del 5 %, lo que le dejaría sin representación parlamentaria.
Sería la segunda vez desde 1945 que el FDP se quede fuera del Parlamento. La primera vez fue en 2013, después de haber gobernado durante cuatro años como socio menor en coalición con la Unión Cristianodemócrata y la Unión Socialcristiana (CDU/CSU) liderada por Angela Merkel.
Su actual presidente, Christian Lindner, fue quien logró volver a llevar al FDP a la Cámara Baja en 2017 y puede ser también quien vea cómo la formación queda una vez más reducida a la irrelevancia.
Tradicionalmente el FDP ha procurado presentarse como un especie de correctivo frente a determinadas posturas de los dos grandes partidos.
Ante la CDU/CSU -con la que tuvo varias coaliciones, la más larga entre 1982 y 1998- se mostraba como un partido defensor de los derechos ciudadanos frente a los conservadores. Ante el Partido Socialdemócrata (SPD) -con el que gobernó ininterrumpidamente entre 1969 y 1982- desempeñaba el papel de defensor de la economía de mercado frente a presuntos excesos intervencionistas.
El liberalismo como eje
Sin embargo, a partir de 1982, después de que el FDP abandonase la coalición con el SPD para aliarse con la CDU/CSU y elegir canciller a Helmut Kohl a través de un voto de censura constructivo, el liberalismo económico empezó a convertirse en el elemento distintivo en el FDP.
El surgimiento de Los Verdes en los años 80 hizo que el FDP ya no fuera el único partido bisagra. La proximidad que empezó a haber entre el SPD y Los Verdes, además, hizo que los liberales terminaran siendo vistos como el socio natural de la CDU/CSU.
De esos años finales de la era Kohl vienen también determinadas calificaciones despectivas que recibió el FDP como el partido de los que tienen mejores ingresos o el partido de las rebajas fiscales.
Tras la derrota de Kohl, en 1998, y la llegada de una coalición rojiverde al poder, el FDP pasó a la oposición desde donde, liderado por Guido Wersterwelle, el perfil económico del partido se hizo todavía más pronunciado. El caudal electoral también subió de forma constante hasta llegar a conseguir en 2009 el mejor resultado de su historia con el 14,6 %.
El resultado alcanzó para formar una coalición con la CDU/CSU, liderada por Merkel y relevar a la gran coalición de la legislatura anterior. Pero el FDP empezó a tener tropiezos casi desde el momento en que se firmó el acuerdo de coalición.
Un duro golpe para el FDP fue que Merkel, tras la catástrofe de Fukushima, decidió volver al plan de abandono de la energía nuclear que se había diseñado durante la coalición rojiverde.
La crisis del euro también golpeó al FDP, que se encontró con disidentes que exigían una actitud más dura ante Grecia y con el surgimiento de Alternativa para Alemania (AfD) que, antes de tener su deriva ultraderechista, se presentaba ante todo como un partido liberal radical.
Durante esos cuatro años el FDP se quedó fuera de siete parlamentos regionales al no lograr el 5 % en los comicios, lo que trajo el fin para la era de Guido Westerwelle como jefe del partido y su relevo por Philipp Rössler.
Lindner hace subir al FDP… y bajarlo
En 2013, el FDP obtuvo sólo el 4,8 % de los votos, con lo que se quedó fuera del Parlamento. Lindner relevó a Rössler como jefe del partido.
Cuatro años después, el FDP volvió al ‘Bundestag’ con el 10,7 % y hubiera podido regresar también al Gobierno, pues la primera opción que se barajó fue un tripartito formado por la CDU/CSU, el FDP y Los Verdes.
Las negociaciones estaban bastante avanzadas cuando Lindner decidió romperlas con un frase que se hizo célebre: «Es mejor no gobernar que gobernar mal».
Lindner se quejó de que la CDU/CSU sólo estaba dispuesta a hacer concesiones a Los Verdes y no a los liberales.
En 2021 Lindner optó por gobernar -con el SPD y Los Verdes- y asumió la cartera de Finanzas, pero al final las cosas no parecen haberle salido bien, pues fue destituido por el canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz, quien le acusó de ser poco flexible con el freno de la deuda, y se rompió la coalición. EFE
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