El Gobierno italiano niega vínculos con el represor libio liberado pero irrita a oposición
Gonzalo Sánchez
Roma, 5 feb (EFE).- El Gobierno italiano tuvo que responder este miércoles en el Parlamento por la polémica liberación del represor y criminal libio Osama Al Masri, buscado por la Justicia internacional, y alegó que no colabora con él en la gestión de la inmigración y que la orden de arresto en su contra era «informal».
Los encargados de dar explicaciones en la Cámara de Diputados han sido los ministros de Justicia e Interior, Carlo Nordio y Matteo Piantedosi, pero la oposición clamó indignada por la ausencia de la primera ministra, Giorgia Meloni.
El caso ha hecho que la Fiscalía investigue a la mandataria, ambos ministros y al subsecretario para la Presidencia.
Al Masri era buscado por la Corte Penal Internacional (CPI) por múltiples crímenes de guerra y lesa humanidad desde 2015 en penales libios como el de Mitiga, a las afueras de Libia.
El caudillo fue arrestado el 19 de enero en la ciudad italiana de Turín (noroeste), siguiendo la orden del Tribunal de La Haya, pero fue poco después liberado por un supuesto error burocrático y luego devuelto a su país a bordo de un avión estatal italiano.
El ministro Nordio, tras el escándalo, relató este miércoles ante el Parlamento que la orden de arresto era «absolutamente informal» y se quejó de estuviera escrita completamente en inglés, desatando las risas y las quejas en la bancada opositora.
«Se trataba de una comunicación absolutamente informal, de pocas líneas, sin datos identificativos y carente de la medida en cuestión y sus motivos. No traía adjunto ni siquiera la petición de extradición», se defendió el ministro.
Asimismo refirió que la orden de captura padecía «vicios» o errores en el detalle de los delitos que se imputan al represor, como las fechas en que los había presuntamente cometido.
Después fue el turno de Piantedosi, quien en primer lugar negó que el Gobierno tenga a Al Masri como «interlocutor» en el control de la inmigración irregular a través del Mediterráneo centra.
«Quiero subrayar de forma preliminar que jamás ha sido un interlocutor del Gobierno en hechos relativos a la gestión y combate del complejo fenómeno migratorio», aseveró.
El ministro encargado de la seguridad pública ilustró, con tono de crítica, que esta orden de captura fue emitida cuando el caudillo había pasado por varios países europeos.
En concreto, apuntó que el 13 de enero salió de Reino Unido y entró en Área Schengen por el Canal de la Mancha para llegar a Francia, Bruselas y Alemania. En este último país, de hecho, la policía le hizo un control en la carretera pero no tomó medidas.
Tras su detención en Turín, dijo, pudieron constatar que en su pasaporte había pasado por varios países y que incluso tenía un visado de diez años de Estados Unidos.
El represor libio, sostuvo, fue llevado a su país tras el fallo del Tribunal romano y debido a su «peligrosidad» y por «motivos de seguridad del Estado».
Las explicaciones de los ministros no calmaron a la oposición, especialmente vociferante e indignada porque Meloni no haya acudido al Parlamento y solo trate este tema en sus redes.
De hecho algunos parlamentarios llegaron a exponer carteles en los que se podía leer «Meloni, patriota a la fuga», aunque fueron retirados por orden del presidente de la Cámara, Lorenzo Fontana, de la ultraderechista Liga, parte de la coalición gubernamental.
«Este es un día triste para la democracia. Hoy en este aula debería estar Meloni, que por contra ha decidido faltar al respeto al Parlamento y al país», arremetió Elly Schlein, secretaria del Partido Demócrata (socialdemócrata), el principal de la oposición.
La política, a gritos desde su escaño, reprochó al Gobierno haber llevado en avión, «como un héroe», a un criminal.
El jefe del también opositor Movimiento Cinco Estrellas, Giuseppe Conte, acusó a Meloni de «escapar» y calificó su ausencia ante el Legislativo como «un acto de vileza institucional». EFE
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