El nicaragüense Ghazi Lazo: De víctima de un accidente a creador de prótesis
Managua, 02 mar (EFE).- A los 7 años el nicaragüense Ghazi Yasir Lazo sufrió un accidente que cambió su vida para siempre. La tragedia le arrebató una pierna, pero a la vez lo condujo hacia un propósito inesperado: la fabricación de prótesis.
Era un mediodía soleado cuando la rueda del destino de Ghazi se detuvo. Un accidente de tránsito le arrebató una pierna. “Me frenó el autobús en la pierna, me partió y no había manera de salvarla”, recuerda en entrevista con EFE.
Lo que al principio parecía el final de su historia se convirtió en un nuevo comienzo lleno de desafíos. Desde niño, Ghazi se sintió atraído por los químicos y las sustancias, y fue a través de la ciencia y la humanidad que encontró la fuerza para reinventarse.
Su vida es ahora un testimonio de resiliencia y sacrificio, marcado por un profundo compromiso con quienes, como él, han sufrido pérdidas físicas, brindándoles la oportunidad de reconstruir sus vidas.
Hoy, con 43 años, Ghazi es un experto ortoprotesista, pero su historia comienza mucho antes de que los tubos de metal, los moldes y los geles se convirtieran en su oficio.
Su encuentro con el laboratorio de prótesis
Fue su primer viaje a Estados Unidos, cuando tenía 20 años, lo que le permitió descubrir la magia detrás de las máquinas.
Viajó para que le fabricaran su primera prótesis moderna, y el peculiar olor de los laboratorios de prótesis penetró sus sentidos.
«Me fascinó la manera en que estaban organizadas las máquinas, el proceso en el que las personas fabricaban las prótesis. Era un mundo completamente nuevo para mí”, confiesa.
Aquel encuentro con el mundo de las prótesis le dejó una huella imborrable. El mismo Ghazi, que un día fue paciente de la medicina ortopédica, se propuso entrar en el campo con una curiosidad y un compromiso incansable.
Aunque no tenía claro cómo ni dónde, las circunstancias le dieron la respuesta: una beca para estudiar la carrera de órtesis y prótesis. Un destino que lo llevó a sumergirse en los secretos del arte de transformar vidas a través de la tecnología.
«Me llamaron a mi casa y me ofrecieron una beca. Me dijeron que en El Salvador había un programa y que podría ser parte de él. No lo pensé dos veces», relata.
“Al principio no aprendí todo lo necesario, pero me encontré con personas que me ayudaron a crecer. Aprendí a ser observador, a entender y captar lo que los demás me enseñaban. Mi camino no fue fácil, pero nunca dejé de luchar”, reflexiona.
En Nicaragua, un país en donde la medicina ortopédica aún enfrenta escasez de profesionales certificados, Ghazi comenzó a ser un nombre en la industria.
Es un referente en Centroamérica
Pero no fue hasta que viajó a Costa Rica que su vida profesional dio un giro de 180 grados. Allí trabajó con prótesis avanzadas, bioeléctricas y de suspensión magnética, sumergiéndose en el universo de las tecnologías de vanguardia.
«Fue cuando todo cambió. Experimenté con las mejores marcas del mundo y me di cuenta de las posibilidades infinitas que existían para ayudar a las personas”, explica.
Ghazi regresó a su país donde trabajó por más de una década en el área de prótesis para una ONG. Su pasión por ofrecer a sus pacientes la mejor calidad de vida lo llevó a un nivel profesional aún más alto.
A lo largo de estos años ha fabricado más de 500 prótesis y más de 2.000 férulas. Todo con una dedicación y entrega que lo convirtieron en un referente, no solo en su país, sino también en la región.
La historia de Ghazi es un relato de vida que va más allá de las prótesis. Es la historia de un hombre que, a través del dolor, descubrió un propósito.
“Mi trabajo me permite darles a otros la oportunidad de caminar, de moverse, de vivir mejor. Para mí, eso es lo más grande que puedo hacer”, dice con humildad, pero también con la certeza de que su legado será recordado como un faro de esperanza y humanidad.
Hoy Ghazi, después de dejar su último empleo formal, sigue trabajando en su propio taller desde su casa, en Managua, con la misión de ofrecer lo mejor a quienes llegan a él, buscando recuperar lo que una vez perdieron.EFE
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