El reto sísmico marca la primera restauración de la cúpula de Santa Sofía en mil años
Ilya U. Topper
Estambul, 16 abr (EFE).- Por primera vez en unos mil años la cúpula de la famosa basílica de Santa Sofía de Estambul, hoy una mezquita, se someterá a una restauración que durará años y que afronta el desafío de proteger la histórica construcción de un eventual gran terremoto.
Sin impedir las visitas ni el culto, las obras acaban de comenzar con la instalación de un andamio en la fachada oriental de la basílica.
El siguiente paso será la construcción de un techo provisional sobre la cúpula para evitar que la lluvia pueda afectar a los ladrillos una vez que se levante la capa de láminas de plomo que los protegen.
La inmensa cúpula, con un diámetro de 31 metros y una altura de 56 metros, construida en ladrillo y soportada solo por cuatro arcos, lo que le da apariencia de estar flotando en el aire, es una maravilla arquitectónica sin parangón.
Es la primera vez en un milenio que se intervendrá en la estructura de la cúpula, explicó a EFE la historiadora de arte Asnu Bilban Yalçin, del consejo científico que dirige los trabajos.
«Después de derrumbarse la (anterior) cúpula del siglo VI, hubo una intervención en el siglo X. Luego, en el siglo XIV, sabemos que se cayó el arco oriental, y hubo otra intervención», dijo la experta turca durante una reciente visita para la prensa internacional.
«Para prevenir nuevos derrumbes, los otomanos hicieron unos contrafuertes. Ahora se hace por primera vez un trabajo de refuerzo integral en Santa Sofía», explicó.
En el interior se colocarán ahora cuatro columnas de acero para soportar un andamio de obras, trabajar desde dentro y fuera a la vez, pero no se prevé que esto afecte ni el culto islámico en la nave central ni el flujo turístico que transcurre por la galería superior.
Construida como iglesia cristiana, Santa Sofía fue convertida en mezquita tras la conquista otomana de Estambul en 1453, secularizada y declarada museo en 1935, tras la instauración de la República de Turquía, y reconvertida nuevamente en mezquita en 2020.
Lo que aún no hay es una fecha para la conclusión del proyecto porque la primera fase de las obras consisten simplemente en entender la técnica empleada por los bizantinos y evaluar el deterioro que la estructura ha sufrido durante un milenio.
«Una vez que hayamos entendido la estructura, decidiremos qué tipo de intervención se debe hacer; tenemos varias opciones, desde luego todas de última tecnología», explicó Yalçin.
También el arquitecto Ahmed Güleç resaltó la necesidad de reforzar el equilibrio de la construcción.
«La lluvia ha afectado la estructura y hay huecos entre los elementos de la cúpula que se han llenado de basura, en otras hay madera… Eso puede desequilibrar la cúpula en un futuro terremoto, por eso queremos equilibrarla», señaló.
La población de Estambul vive con cierto temor a un ‘gran terremoto’ que según los geólogos golpeará la ciudad en algún momento futuro no demasiado lejano, aunque nadie sabe ponerle fecha.
Santa Sofía se encuentra a sólo 15 kilómetros de la falla geológica que transcurre por el mar de Mármara, y «debe quedar protegida ante un futuro seísmo», insistió el arquitecto.
Mientras, ya se ha iniciado un trabajo de restauración de los cuatro minaretes que fueron añadidos en épocas otomanas. De ellos, el oriental ya está cubierto hasta arriba por una estructura de andamios.
«Algunas piedras se han soltado. Cada sillar de los minaretes pesa al menos 250-300 kilos, las hay de 400-500 kilos. Hay que bajarlas, ajustarlas y volver a subirlas», explicó el arquitecto.
Los famosos mosaicos en el interior, sin embargo, están en buen estado por lo que de momento no necesitan intervención, aunque desde luego en el futuro habrá que seguir dispensándoles ciertos cuidados de conservación, apuntó Yalçin.
«En Santa Sofía, los trabajos de conservación no terminan nunca. Algunos toman meses, otros, años, y otros duran siglos», concluyó la historiadora turca. EFE
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