El sumario de la tragedia de Melilla: en manos de bandas de Sudán a Marruecos
Rabat, 1 jul (EFE).- Las declaraciones ante la policía de los migrantes detenidos en el trágico intento de cruce a Melilla muestran unas redes criminales que actúan a lo largo de 5.000 kilómetros de recorrido desde Sudán, la última de ellas en Argelia liderada por «Boss», un maliense que les facilita la llegada a las montañas de Nador.
El sumario judicial de la causa abierta contra 64 personas, al que ha tenido acceso Efe, recoge los testimonios de los procesados ante la policía, que dibujan un panorama de bandas dedicadas al tráfico de personas actuando a lo largo de las rutas migratorias que siguen en su camino a Marruecos para cruzar a España, en una causa que será juzgada a partir del 13 de julio en un tribunal de Marruecos.
Según relatan los propios emigrantes, una vez en los montes cercanos a Nador, la provincia marroquí fronteriza con Melilla, se organizan en los campamentos en los bosques esperando el momento para saltar la valla, en una estructura jerárquica con un líder máximo y subgrupos comandados por una docena de jefes.
DOS RUTAS DE SUDÁN A MARRUECOS
Antes de llegar a los bosques de Nador, atraviesan miles de kilómetros desde Sudán, país en conflicto, a través de dos rutas: una pasando por Libia y Argelia, y otra por Chad, Níger, Mali y Argelia.
Trece de los procesados ante el Tribunal de Apelación de Nador -nueve sudaneses, dos sursudaneses y dos chadianos- a cuyas declaraciones accedió Efe, y que se enfrentan a los cargos más graves como tráfico de personas, explican cómo recurrieron ellos a redes de trata de seres humanos.
En el caso de la frontera entre Sudán y Libia, pagaron entre 50 euros y 70 euros para cruzarla, unos precios que aumentan a entre 300 y 500 euros en la de Argelia y Marruecos.
Las transcripciones de las declaraciones se centran en la red que, según los migrantes, opera en estos dos últimos países. La lidera, coinciden todos, un maliense de 35 años, corpulento y tatuado, de nombre «Boss» (jefe), instalado en una finca en la ciudad argelina de Magniya, a 10 kilómetros de la frontera marroquí.
Allí se encontraron con cientos de personas esperando a pasar y ellos mimos aguardaron semanas hasta que los miembros de la red los llevaban a cruzar la frontera con Marruecos en grupos de entre 30 y 40, aprovechando el cambio de guardia. En el caso de un chadiano de 20 años y un sudanés de 19, dicen haber pasado por túneles que conectan ambos lados de la frontera.
Muchos de los emigrantes coinciden en que la coordinación y comunicación entre los diferentes miembros de la red de «Boss» se hace a través de aplicaciones de mensajería y de un grupo cerrado de Facebook, donde deciden cómo y cuándo cruzar la valla de Melilla.
UN LÍDER EN LAS MONTAÑAS DE NADOR
Las diferentes etapas en Argelia y Marruecos las cuenta, por ejemplo, un sudanés de 18 años que huyó de Darfur, estuvo un mes esperando en la finca de «Boss» y pasó la frontera junto a 40 personas.
Al llegar a Marruecos, relata, les recibieron un marroquí y dos sudaneses, que les llevaron a la ciudad de Oujda, pegada a la frontera, desde donde en varios coches los trasladaron luego a Berkan, más cerca de Melilla.
En Berkan se alojaron en la casa de un chadiano, donde al cabo de un tiempo uno de los sudaneses que les habían recogido en la frontera los llevaron cerca de Nador. Allí los entregaron a un personaje que, como «Boss», se repite en todos los relatos: el jefe de los campamentos en las montañas, de nombre Ahmed.
Este hombre, que definen como un sudanés de 35 años, no fue detenido y algunos emigrantes lo sitúan en el intento de cruzar del viernes. Gestionaba los campamentos y tenía a otra docena de personas líderes de subgrupos compuestos, cada uno, por medio centenar de miembros.
«Llevaba una máscara para distinguirse del resto de los comandantes de los grupos, mientras que estos portaban pañuelos, se consideraban un grado más alto que los emigrantes y se encargaban de entrenarlos», dice la transcripción de la declaración del sudanés de Darfur.
Los subgrupos tenían diferentes funciones, como vigilar los bosques por si aparecían agentes marroquíes, gestionar los problemas entre ellos o buscar comida, aunque este chico apunta que tenían que pagar 20 dirhams (unos 2 euros) por cada comida, dinero que conseguían mendigando. «Si alguien rompía las reglas, le castigaban», añade.
Al llegar al monte, el líder y sus «ayudantes», apunta este migrante, les quitaron los documentos y los móviles, y luego seleccionaron a algunos para enseñarles a usar armas como piedras, palos y cuchillos.
640 PALOS Y 13 GANCHOS CONFISCADOS
En cuanto al viernes trágico, afirma que él fue en un grupo de unas 200 personas hacia Melilla y se reunió a pocos kilómetros de la valla con otros, hasta congregarse unos 1.200 subsaharianos.
«En la vanguardia estaban los líderes y las personas entrenadas para resistir a la policía. Otros estaban encargados de abrir la valla», narra en su declaración.
En ninguno de los testimonios estos detenidos hablan sobre las heridas sufridas por los emigrantes, de los que al menos 23 fallecieron en el intento de cruzar, aunque según las ONG murieron más de una treintena.
Sí hay en el sumario declaraciones de cuatro policías que declaran haber sido golpeados por los emigrantes con palos y piedras, personados como parte civil para pedir indemnización.
En un atestado policial, se informa además de la confiscación de 640 palos de madera, 13 ganchos metálicos fijados en palos de madera, tres cuchillos de tamaño mediano, un martillo grande, una cadena enganchada a un candado y una barra de metal.
Según otro documento, la policía marroquí indica que coordinará con Interpol identificar a posibles ayudantes que Ahmed, el líder de los campamentos, pueda tener en Argelia y que solicitará la intervención del grupo de Facebook donde supuestamente se organizan. EFE
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