El sur de Irak se rebela contra sus gobernantes
Las manifestaciones que empezaron hace una semana en el sur de Irak son el resultado de años de corrupción y desempleo, en una zona donde hasta ahora la guerra contra los yihadistas había ocultado las protestas sociales, apuntan los expertos.
Seis meses después del anuncio de la victoria contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), los iraquíes han vuelto a salir a la calle para protestar contra sus líderes tras las elecciones legislativas de mayo.
«Los fracasos de los políticos en la gestión económica y política aparecen a plena luz», explica a la AFP Fanar Haddad, un especialista de Irak.
Una gestión que tiene un impacto directo en la vida cotidiana de 38 millones de iraquíes, obligados a soportar la falta crónica de electricidad, agua o servicios públicos y del desempleo persistente, a lo que se añaden las acusaciones de corrupción.
Desde hace más de una semana hubo manifestaciones en partes de la ciudad portuaria de Basora, la zona más rica en petróleo en Irak, que luego se extendieron a otras regiones del sur del país.
Cada verano, en un país donde el termómetro puede alcanzar hasta 50 grados, la escasez de agua y electricidad provoca protestas.
«Los iraquíes tiene reivindicaciones legítimas de sobras para justificar manifestaciones espontáneas», explica Haddad, de la Universidad de Singapur.
Este movimiento es ante todo «una explosión de rabia contra el sistema entero», asegura.
– Ocho muertos en las manifestaciones –
Tras una abstención récord en las elecciones legislativas de mayo, las autoridades permitieron las manifestaciones pero denunciaron a los que consideran «vándalos» y enviaron a las fuerzas de seguridad para hacer frente a los manifestantes que quemaron locales y saquearon edificios públicos.
En total murieron ocho personas por disparos de origen desconocido. Según periodistas de la AFP, las fuerzas de seguridad dispararon al aire con balas reales. Las autoridades anunciaron por su parte 260 miembros de las fuerzas de seguridad heridos.
El primer ministro Haider Al Abadi, que estaba en Bruselas, viajó directamente a Basora cuando empezaron las protestas mientras sus ministros intentaron calmar a los jefes de tribu, muy poderosos en el sur del país.
Los colaboradores de Abadi defienden su política de «guerra contra la corrupción» en yb país que ocupa el puesto 12 entre los más corruptos del mundo.
Las promesas Abadi en Basora de invertir miles de millones de dólares en viviendo y escuelas no convencieron a los manifestantes.
Según el politólogo Hicham Al Hachemi, a pesar de que los manifestantes tienen «reivindicaciones legítimas», el movimiento no tiene «ni dirección, ni identidad política ni tampoco apoyo mediático» en Irak.
Las autoridades lanzaron órdenes de detención contra decenas de militantes que difundían imágenes de manifestaciones y hacían llamamientos a salir a la calle.
En internet abundan las declaraciones y los comunicados contra el gobierno. Pero la movilización en línea se vio bruscamente frenada por un corte de internet.
Según Haddad, la salida de la crisis podría ser a través de «concesiones cosméticas y promesas de reformas». Los políticos «probablemente se harán discretos esperando que pase la tormenta», asegura.
En Irak, gran parte de la población dice no esperar nada de los políticos, muchos de los cuales están en el poder desde la caída del dictador Saddam Husein, hace 15 años.