Empresa matriz de la financiera británica Greensill entra en liquidación
La empresa matriz de Greensill Capital, una financiera británica cuya quiebra el mes pasado sacudió a muchas empresas de todo el mundo y tuvo repercusiones políticas, fue puesta en liquidación, informaron sus administradores el jueves.
En una reunión celebrada por los administradores de esta quiebra con 41 acreedores, entre los que figuraban Softbank, Credit Suisse, la fundación de la familia del fundador Lex Greensill y la Asociación de Bancos Alemanes, «los acreedores decidieron poner la empresa en liquidación», anunció Grant Thornton, gabinete encargado de la gestión del dosier.
La liquidación significa que los administradores encontraron ningún comprador tras un intento frustrado de vender parte de los activos a la compañía de inversión estadounidense Apollo.
Además de la empresa matriz en Australia, Greensill se declaró en quiebra el mes pasado en el Reino Unido, donde tiene el grueso de sus operaciones, y en Alemania, donde posee una filial bancaria.
La quiebra de Greensill, especializada en préstamos a corto plazo a las empresas para que paguen a sus proveedores, desencadenó una ola de preocupación en el sector financiero y en la industria.
En un esquema que puede recordar a los arriesgados montajes de la crisis financiera de 2008, Greensill se financió convirtiendo la deuda que tenían estas empresas en productos financieros que vendió a grandes inversores.
Su caída fue provocada por una aseguradora que se negó a renovar la cobertura de sus transacciones.
Su estructura y transacciones opacas provocaron sospechas de fraude y dudas sobre el valor de sus activos.
Esta quiebra provocó fuertes pérdidas a Credit Suisse por ejemplo y amenaza el imperio industrial del magnate angloindio del acero Sanjeev Gupta, que era uno de sus principales clientes y emplea a decenas de miles de personas en Australia, Francia y el Reino Unido.
El caso también tiene ramificaciones políticas en el Reino Unido, donde el ex primer ministro David Cameron fue duramente criticado por ejercer presión sobre el gobierno británico en nombre de Greensill, del que era asesor, y ha reavivado el debate sobre el amiguismo en las altas esferas de la política y las finanzas.