«En juego, la visión suiza de la humanidad»
La nueva ley de extranjeros busca mejorar la integración de los ciudadanos de otros países que residen en Suiza; empero, también es susceptible de aumentar la discriminación.
El periodista Sergio Ferrari analiza para swissinfo algunos de los aspectos fundamentales de las leyes en la materia sometidas a referéndum.
«En el contenido de las leyes hay aspectos que son preocupantes. Por ejemplo, en caso de ser aprobada, la ley de extranjeros, en lugar de garantizar la igualdad de derechos de todos aquellos y todas aquellas que trabajan en Suiza, va a profundizar una discriminación real y la diferencia entre europeos y extra europeos», puntualiza Sergio Ferrari.
Por otra parte, añade, todo indica que se irían suprimiendo las posibilidades de regularización de los miles de trabajadores sin estatus legal, a los que se llama sin papeles y que viven hoy en Suiza. Ese sector, de acuerdo con las estimaciones, está integrado por unas 100 mil personas que, dada su precaria situación, laboran en condiciones muy desfavorables.
«Esto es preocupante si se tiene en cuenta que la mayoría de esos ‘sin papeles’ está profundamente integrada en la cultura y en la cotidianidad helvética y buena parte de esos sin papeles son latinoamericanos, africanos y, algunos, de los antiguos países del Este.
Una mejor integración
La nueva ley federal sobre los extranjeros reglamenta particularmente la admisión y la estancia de los naturales de Estados no miembros de la Unión Europea o de la Asociación Europea de Libre Cambio (AELE) cuyo estatuto no se relaciona con el acuerdo sobre la libre circulación de las personas, que ejerzan o no una actividad lucrativa.
«Gracias a la revisión total de la ley sobre los extranjeros, el Consejo Federal (gobierno) desea reglamentar el estatuto jurídico de los extranjeros de manera global en el marco de una ley (y no de ordenamientos del Consejo Federal, como era el caso hasta ahora). Así, el Parlamento está directamente asociado con la definición de la política con respecto a los extranjeros», explica esa entidad en un comunicado.
El texto del Parlamento precisa también que, por primera vez, un texto expone los principios y los objetivos de la integración de los extranjeros y crea los instrumentos requeridos para lograrlos.
«El proyecto de ley aporta, por una parte, mejoras y simplificaciones administrativas con respecto a los extranjeros de estancia duradera en Suiza. Por otra parte, prevé, detalladamente, la admisión de personas originarias de Estados no miembros de la UE y de la AELE que deseen ejercer una actividad lucrativa».
Una de las medidas que contempla la nueva legislación, y que entró en vigor el pasado mes de febrero, tiende a mejorar la integración de los extranjeros de procedencia extra europea que viven en Suiza.
En caso de que esas personas demuestren el conocimiento de alguna lengua nacional, ejerzan alguna actividad lucrativa o reciban una formación y cumplan con las leyes del país, pueden solicitar un permiso C (de residencia) anticipado (a partir del quinto año de estancia).
Hasta antes de esa disposición, los extranjeros en referencia sólo podían solicitar el permiso señalado luego de una estancia de 10 años en Suiza.
¿Papeles en 48 horas en un Estado en crisis?
Para el periodista de origen argentino uno de los aspectos más significativos de la ley de asilo es la imposición de exigencias difíciles de cumplir, como por ejemplo aquella de que el solicitante compruebe su identidad con un documento que ya no podrá ser una licencia de conducir o una identificación no oficial.
Al respecto, el legislador Remo Gysin, destaca que si en Suiza se requieren 10 días para obtener un documento legal, ¿cómo puede esperarse que países que están en crisis lo otorguen en 48 horas?, como lo exige el nuevo lineamiento.
El mismo representante popular recuerda que hay países que lisa y llanamente no establecen documentos para las mujeres.
«El otro problema es que las personas que no sean reconocidas como refugiados, es decir, a las cuales se les rechace el derecho al refugio, van a quedar en una situación de precariedad extrema. Hasta el momento en que sean expulsados, van a vivir en condiciones dramáticas, yo diría inhumanas, lo que contrasta muchísimo con la opulencia y con el nivel de vida cotidiano que el ciudadano medio tiene hoy en Suiza», enfatiza Ferrari.
Lo anterior en virtud de que se suprimirá la ayuda social a las personas a las que se les niegue el asilo. Hasta ahora, aquellos cuyos expedientes eran considerados insuficientes y cuyos casos, por ende «no entraban en materia» (no eran tramitadas), ya sólo recibían la llamada ‘ayuda de emergencia’. Ahora será también el caso de los rechazados.
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Referéndum
Detenciones de menores
Para los detractores de las leyes esa situación se va a traducir en un mayor ingreso a la clandestinidad. Una ‘vida a la sombra’ que bien puede comenzar luego de una estancia en detención administrativa.
En efecto, a las personas que no ‘cooperen’ en el proceso de su repatriación, se les podrá encarcelar hasta por espacio de 24 meses, de 12 en caso de los jóvenes desde 15 años. Y ésta es otra de las medidas que ha causado estupor y rechazo.
Inclusive la legisladora Thérèse Meyer-Kaelin, presidenta del grupo parlamentario de los Suizos en el Extranjero, comentó que esa posibilidad de detención de menores de edad la hizo dudar en el momento de la votación del proyecto. Sin embargo, aseguró que terminó por dar su acuerdo, merced a que el texto final suprimió medidas aún más severas.
Señaló asimismo que la aceptación de la ley, por parte de los legisladores, obedeció también a un deber de responsabilidad con la ciudadanía suiza: «No podemos permitir que se crea que Suiza puede acoger a todo el mundo», dijo.
Contrarias al humanismo
Para Ferrari, la votación de este domingo atañe una problemática de civilización. No es solamente un voto coyuntural de tipo político.
«Detrás del posicionamiento de la ciudadanía helvética va a haber toda una expresión de cómo interpreta la Suiza de hoy, la Suiza moderna, el problema de la vigencia de un planeta único, de la vigencia de una sociedad planetaria única, de una humanidad única. Y eso es lo que está en juego en estas votaciones».
En el marco de la innumerable cantidad de voces que se alzaron y se alzan en estos últimos tiempos en torno a la votación, la ONG ‘E-Changer’, que tiene una relación muy estrecha con la población del Sur, llama a votar dos veces no. Sergio Ferrari, a la sazón vocero de esa entidad, explica por qué:
Primero, porque considera que estas leyes determinan un paso adicional en un proceso de endurecimiento progresivo de la política migratoria en general. En segundo lugar, porque estas leyes son contrarias a la carta de principios de este organismo, principios humanistas. En esa carta ‘E-Changer’ habla de un planeta donde todo se mundializa «y ahí creemos en la unidad profunda de la humanidad y en la solidaridad del destino que debe ligar a los pueblos».
El llamado de la ONG subraya: «Nuestro planeta es uno y nos pertenece a todos y a cada uno de los seres humanos, ciudadanos de este planeta, que debe considerarse contraparte de otro ciudadano y de otros pueblos del planeta».
Una mayor presión sobre el Sur
Y, el tercer argumento, que es el de muchas ONG tiene que ver con el tema de la relación entre migración y cooperación al desarrollo. «En la medida en que los países enriquecidos del Norte tiendan a reducir cada vez más la cooperación al desarrollo, como está sucediendo, en esa misma medida, la presión migratoria de pobladores del Sur que quieren llegar al Norte va a aumentar».
Y, finalmente, «gran parte del electorado suizo que se pronuncia hoy contra los refugiados y contra los extranjeros, se olvida que hace muy poco, en tiempo histórico, Suiza, que vivió una gran crisis económica, vio reforzadas sus corrientes migratorias hacia el exterior y miles de ciudadanos helvéticos salieron de Suiza y tocaron otras puertas, para buscar un espacio de tierra, la posibilidad de un trabajo, y el pan para alimentar a sus hijos».
Con todo, Sergio Ferrari, al igual que muchas otras voces en favor del ‘doble no’ (a la ley de asilo y a la de extranjería), no se hace muchas ilusiones. Otras iniciativas tendientes a evitar la rigidez del país de cara a los extranjeros han naufragado:
«No va a ser simple, pero lo que está en juego es la diferencia en la votación. Y muchos de los que promovieron el referéndum hoy dicen ‘tal vez no tenemos muchas esperanzas de ganar pero si se obtiene que un 40% de los votantes suizos contra el endurecimiento, es ya una especie de victoria moral que abre puertas para continuar todo un debate de sociedad que no va a terminar el 24 de septiembre».
swissinfo, Marcela Águila Rubín
Admisiones:
La libre circulación de personas se estableció en 2002 entre Suiza y los países de la Unión Europea (UE) y la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC).
Desde entonces se han establecido restricciones para las personas que provengan de países que no pertenezcan a ninguna de esas dos organizaciones.
De acuerdo con la propuesta de ley sólo se permitiría el acceso al mercado laboral de Suiza a las personas altamente calificadas y a la fuerza laboral especializada.
Integración:
Se busca mejorar la situación de los extranjeros que viven en Suiza desde hace tiempo. En las estrategias para fortalecer su integración participarán los propios extranjeros con medidas como por ejemplo, la asistencia a cursos de lengua.
Sanciones:
Se fortalecerá la lucha contra la criminalidad y el abuso mediante diversos mecanismos, incluidas sanciones más severas, amén de que se contempla la imposición de medidas especiales en contra del trabajo ilegal, los matrimonios simulados y los traficantes de seres humanos. Empero, también se prevé la aplicación de sanciones contra las personas u organizaciones que ayuden a los extranjeros que se encuentren en Suiza sin la documentación requerida.
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