La mayor biblioteca de Etiopía, un rayo de esperanza frente a la guerra
Desalegn Sisay
Adís Abeba, 23 feb (EFE).- Mientras sigue la guerra en la región norteña de Tigré, la inauguración de la nueva Biblioteca Abrehot en Adís Abeba, la más grande de Etiopía, se revela como un rayo de esperanza frente al conflicto y como una paradoja, pues aloja millones de palabras mientras el diálogo nacional aún se ve lejos.
Se trata, según asegura a Efe el responsable de comunicación del Ayuntamiento de Adís Abeba, Yonas Zewde, de la biblioteca pública más grande de África oriental.
«Esto es lo que una sociedad necesita», dice a Efe Bahilu Tarekegn, un profesor que visitó con sus estudiantes recientemente el flamante espacio, cuyas puertas abrieron por primera vez el pasado 1 de enero.
«Es un regalo que dará esperanza a las próximas generaciones», apostilla el maestro.
El anhelo de Bahilu queda plasmado en el nombre con el que la biblioteca fue bautizada, Abrehot, que significa «ilustración» o «iluminación» «en lengua amhárica, una de las cinco oficiales del país y usada como lengua franca por muchos etíopes.
REFLEJO DE LA HERENCIA LITERARIA ETÍOPE
Aunque existe un contraste entre la formas del exterior -anguloso y con altas columnas que custodian la fachada de vidrio- y el interior -de estructura circular y con balcones para asomarse al centro desde sus cuatro pisos-, el edificio en su conjunto se caracteriza por su modernidad.
Según el arquitecto Yosef Bereded, que diseñó la nueva biblioteca, ésta pretende reflejar la herencia literaria y cultural del país.
«La gente en la Etiopía rural y los monasterios tiene la costumbre de leer libros bajo la sombra de los árboles. Para expresar esto de una manera moderna, el techo del edificio se dejó abierto de manera que deja entrar la luz e ilumina todo el edificio», explica a Efe Yosef.
Ilustrando esa tradición, un árbol autóctono de Etiopía – de la especie «dracaena steudneri», popularmente conocidos como «árboles dragón»- reposa en el centro de la planta baja, con sus ramas buscando el techo de vidrio.
Los muros exteriores de la biblioteca tienen grabadas palabras de 18 lenguas que poseen sistemas de escritura diferentes al alfabeto latino, como el propio amhárico.
CAPACIDAD PARA 1,4 MILLONES DE LIBROS
Tras dos años de construcción, la Biblioteca Abrehot fue inaugurada el pasado 1 de enero por el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, impulsor del proyecto.
El recinto ocupa un espacio de 19.000 metros cuadrados y sus estantes, que suman 1,5 kilómetros de largo, tienen capacidad para alojar 1,4 millones de libros.
El catálogo de la biblioteca -compuesto mayoritariamente por obras académicas- contiene además 240.000 libros en formato electrónico, incluyendo 300.000 artículos de investigación.
La construcción, que fue financiada en su totalidad con fondos públicos de la administración local de Adís Abeba, tuvo un coste de 1.100 millones de birrs etíopes (más de 19 millones de euros).
La biblioteca también tiene espacios de lectura para menores y para familias con bebés, una cafetería, un aparcamiento con capacidad para más de cien vehículos, salas de reuniones, un teatro y hasta ocho librerías.
Una amplio jardín rodea el edificio, situado en un importante enclave de la ciudad, frente al Parlamento y cerca de la oficina y residencia del primer ministro, alojadas en el Palacio Imperial, sede oficial del Gobierno con los emperadores del país hasta la caída de Haile Selassie en 1974.
BIBLIOTECA SÍ, PERO DIÁLOGO AÚN NO
Durante la inauguración, Abiy apuntó al analfabetismo como uno de los principales problemas de Etiopía, donde la tasa de alfabetización en la población mayor de 15 años es solo del 51,8 %, según los últimos datos publicados por la Unesco (2017).
«A causa del analfabetismo hemos estado luchando entre nosotros y hemos destruido nuestro país (…). Nos ha hecho vendernos para servir a nuestros enemigos extranjeros y atacar a nuestra propia nación», afirmó el mandatario, en la misma línea contra las injerencias foráneas que mantiene desde el inicio de la guerra de Tigré.
Pese a gestos recientes del Ejecutivo etíope -como la orden a finales de diciembre de detener el avance de sus tropas sobre Tigré o la concesión en enero de una amnistía a presos políticos de la oposición-, el diálogo entre las partes aún parece lejos.
Este martes, sin embargo, Abiy abrió la puerta a esos contactos al asegurar ante el Parlamento que no descarta negociaciones futuras con el rebelde Frente Popular de Liberación Tigré (FPLT).
El primer ministro no confirmó si el grupo -considerado una organización terrorista por el Gobierno- participará en las conversaciones de la Comisión para el Diálogo Nacional, que busca favorecer la unidad de todas las regiones y etnias del país.
La guerra estalló el 4 de noviembre de 2020, cuando Abiy ordenó una ofensiva contra el FPLT -partido que entonces gobernaba la región- en represalia por un ataque a una base militar federal en la región.
Miles de personas han muerto y unos dos millones han tenido que abandonar sus hogares debido a la violencia.
Frente al ruido de las armas, en la Biblioteca Abrehot se impone el silencio de los lectores.
Uno de ellos es Ewenetu Mekonen, un padre que visitó la biblioteca con sus dos hijas y que espera, según comenta a Efe, que la institución «ilumine los corazones y las mentes de muchas generaciones venideras». EFE
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