Etiopía rechaza acusaciones de expertos de la ONU sobre crímenes de guerra
Adís Abeba, 21 sep (EFE).- El Gobierno de Etiopía rechazó hoy un informe elaborado por expertos de Naciones Unidas que acusa al Ejecutivo de «usar el hambre como una estrategia de guerra» en el conflicto que lo enfrenta desde noviembre de 2020 con los rebeldes de la región norteña de Tigré.
«El Gobierno no acepta las conclusiones porque la credibilidad de las pruebas que se utilizaron está en entredicho y el proceso no fue imparcial», declaró en Adís Abeba Tadese Kassa, presidente del grupo de trabajo establecido para implementar las recomendaciones de un informe anterior elaborado el año pasado por la ONU y la Comisión Etíope de Derechos Humanos, un organismo autónomo pero designado por el Parlamento del país.
La investigación de la Comisión de Expertos sobre Derechos Humanos en Etiopía de la ONU, publicada este martes, apunta a que todas las partes de la guerra de Tigré han cometido crímenes de guerra y abusos de los derechos humanos desde el inicio del conflicto.
«La denegación y obstrucción generalizada de servicios básicos, alimentos, atención médica y asistencia humanitaria (por parte del Gobierno federal etíope) tiene un impacto devastador en la población civil, y tenemos motivos para creer que esto constituye un crimen contra la humanidad», declaró en un comunicado Kaari Betty Murungi, la presidenta de esta Comisión.
«Tenemos motivos suficientes para creer que el Gobierno federal está usando el hambre como una estrategia de guerra», añadió Murungi.
Tadese, por su parte, acusó hoy a los expertos de tener motivaciones políticas y alegó que «no se trata de una investigación profesional» y que «algunas fuerzas la han usado para satisfacer sus intereses en Etiopía desde la sombra», sin concretar a quién se refería.
Los investigadores de la ONU también señalaron posibles violaciones, saqueos y asesinatos en masa contra civiles por parte de los rebeldes del Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT), el partido que gobernaba la región hasta el estallido del conflicto.
Además, según el informe, las violaciones y crímenes de violencia sexual se han perpetrado a «una escala asombrosa» desde que empezó la guerra tanto por parte de los rebeldes tigrinos como del Ejército federal etíope y de las tropas de la vecina Eritrea (aliada del Gobierno central en el conflicto).
La publicación de la investigación coincidió con la intensificación de los esfuerzos diplomáticos internacionales para impulsar un diálogo de paz después de la reanudación de las hostilidades a finales de agosto.
La reactivación de los combates puso fin a la «tregua humanitaria indefinida» declarada el pasado marzo por el Gobierno y el compromiso de los rebeldes a un «cese de las hostilidades».
También representó un revés para los intentos de iniciar conversaciones de paz entre el Ejecutivo que dirige el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, y el FPLT.
Aún así, el pasado día 11, los rebeldes declararon su disposición a participar en unas conversaciones de paz lideradas por la Unión Africana y a «cumplir un cese de las hostilidades mutuamente acordado».
La guerra empezó el 4 de noviembre de 2020, cuando Abiy ordenó una ofensiva contra el FPLT en respuesta a un ataque a una base militar federal y tras una escalada de tensiones políticas.
Miles de personas han muerto y unos dos millones han tenido que abandonar sus hogares debido a la violencia. EFE
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