Aporte suizo para reducir contaminación minera
La 'retorta' es un equipo simple pero eficiente, el peligroso mercurio utilizado en la explotación de oro se recupera, una y otra vez.
Gama, un proyecto que apoya la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, (COSUDE) en el Perú, trata de difundir esta tecnología entre los mineros artesanales.
Relave, esos peligrosos y sempiternos restos que deja la minería, es también el nombre de un villorio ubicado a 700 kilómetros al sudeste de Lima, entre los departamentos de Arequipa y Ayacucho. El paisaje es semidesértico, polvoriento, pero este pueblo de 1200 habitantes no refleja la tristeza de los alrededores. Está lleno de columpios, donde se balancean chicos y grandes.
Los relaveños no juegan sino que realizan una actividad nada envidiable: muelen pesados bloques de minerales, esas vetas que ya no interesan a la gran minería, para extraer el último gramo de oro. Después de este proceso utilizan mercurio para separar el metal precioso, medio kilo del peligroso metal por tonelada de mineral. Lo hacen en chimeneas artesanales, frente a sus casas, sin las mínimas condiciones de seguridad.
Importa el hoy, no el mañana
«Ya estamos contaminados, que más da», responden cuando se les alerta de los peligros del mercurio. En una sociedad donde la lucha por la supervivencia lo mide todo en el más corto plazo, la principal preocupación no es el envenenamiento por mercurio.
A principios de los 80 llegaron a Relave campesinos que ya no podían vivir de la agricultura, desplazados por el terrorismo, desempleados que ya no veían más perspectivas en una economía atrapada por una galopante inflación. Su única esperanza era la cotización internacional del oro en alza.
Ellos exploraban los socavones abandonados y si encontraban algo, llamaban a sus familias o amigos. Así formaron pequeñas comunidades aisladas del contexto legal. «Ellos tenían sus propias reglas, creaban escuelas, postas médicas, asociaciones. Su organización social y política avanzó paralelamente a la actividad minera», recuerda Guillermo Medina, jefe interregional del proyecto Gestión Ambiental en la Minería Artesanal, Gama.
Los más débiles estaban excluidos
El Perú tenía una legislación avanzada en minería, pero los mineros artesanales estaban fuera de ella. «Nuestra primera actividad fue apoyar la gestión de una ley que reconozca a la minería artesanal, que no existía para las leyes o las estadísticas. El 2002 se dió la Ley de Formalización y Promoción de la Pequeña Minería y de la Minería Artesanal, un gran logro de Gama», dice Medina.
Con un marco legal de por medio, Gama se concentró en el ambiente. En Relave contactó a una asociación de mineros que antes de la promulgación de la ley de minería artesanal competía en las mismas condiciones que las grandes empresas mineras. En medio de esa lucha desigual, ocurrió un terremoto. Gama les proporcionó primero ayuda humanitaria y luego los apoyó con herramientas.
Nuestra segunda acción fue fortalecer la organización de ese grupo, al que pertenecía alrededor de la mitad de los mineros de Relave. Al comprobar el dinamismo y la cohesión social, los apoyamos con un proyecto de gestión empresarial y técnico ambiental, refiere Victoria Núñez, gerenta de Operaciones de Gama.
La asociación cambió de razón social y pasó a denominarse Empresa Minera Aurífera Relave S.A, Emarsa. Gama la eligió para introducir la «retorta comunal», equipo que reduce el nivel de contaminación hasta en un 97 por ciento. Su principio es simple: el mercurio, que con la combustión se evapora, no termina en el aire, el suelo, el agua o en la sangre del minero, sino que se condensa en alambiques y así se reutiliza casi totalmente. Tras varios usos, el mercurio pierde calidad, pero ésta se recupera con un reactivador.
Sensibilización, la tarea más difícil
Sin embargo, la mayoría de mineros artesanales prefiere seguir trabajando con los métodos tradicionales. «No están dispuestos a pagar por el uso de la retorta, cuyo costo es mínimo comparado con sus beneficios», se queja Juan Quispe, presidente del directorio de Emarsa. Uno de nuestros objetivos es disminuir el impacto ambiental. Empezamos hace 17 años y en este proceso el apoyo de Gama ha sido fundamental», agrega.
«Queremos funcionar formalmente, pero nos faltan fuentes de crédito y financiamiento», refiere José Palomino (25), gerente de Emarsa, quien por falta de dinero sólo pudo terminar la secundaria. Gerardo García (60), director y encargado de medio ambiente de Emarsa, atribuye el desinterés por la retorta a un factor económico. «Ellos saben de los peligros del mercurio, pero no vienen porque al final pesamos el oro en balanzas electrónicas. Con las balanzas rudimentarias manipulan el peso».
El curtido minero no quiere darse por vencido. «Vamos a seguir difundiendo nuestras estrictas normas de control ambiental. Vamos a pedir apoyo a la Municipalidad», dice. Francisco Urbano, alcalde de Relave, compromete el apoyo de la comuna, que desde hace poco administra la retorta. «Vamos a trabajar coordinadamente para sensibilizar a la población», anuncia. Ellos saben que la tarea más difícil está por venir.
swissinfo, Rosa Amelia Fierro, Lima
Aunque la minería representa la mitad de las divisas. Perú es el primer productor de oro en América Latina (175 toneladas en el 2003) y 7° en el mundo.
En el Perú, la minería mediana, pequeña y artesanal produce 18 toneladas de oro al año, lo que representa 177 millones de dólares en divisas.
A fines de los 90, COSUDE desarrollaba en Bolivia y Ecuador proyectos en la minería artesanal en armonía con el medio ambiente. El Ministerio de Energía y Minas del Perú contactó a esta agencia y así surgió Gama.
Hace parte del área Actividades Complementarias de COSUDE. Empezó en 2001 y está presente en Ica, Ayacucho, Arequipa y Puno.
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