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Ascensores suizos para los rascacielos chinos

Uno de los megaproyectos en los que Schindler participa: el New World Center de Pekín. Photo: Schindler

En las megalópolis chinas aparecen rascacielos como hongos en el bosque. De esta buena coyuntura inmobiliaria se beneficia Schindler, el fabricante suizo de ascensores y escaleras mecánicas.

Esta multinacional helvética – la primera en crear una empresa conjunta extranjera en China en 1980-, se enfrenta a una dura competencia. «Todos estamos aquí: este es el mercado del futuro.»

Pekín, Shanghai, Guangzhou, Hong Kong, Chonquing, Wuhan… La música es siempre la misma: el ensordecedor concierto de las construcciones. 24 horas al día. Un inmenso país «en construcción».

Desde la ventana de un hotel que deja ver una parte de la capital, se descubre una decena de grúas en medio de un bosque de rascacielos y de complejos residenciales de varios pisos de altura.

«Aquí, uno construye de todo, subraya Bernard Schwegler, vicepresidente de Schindler China. «Rascacielos, aeropuertos, complejos residenciales y edificios industriales. El ‘boom’ de la construcción ocupa todos los sectores de la construcción.»

China actualmente adquiere el 25% de los ascensores y el 50% de las escaleras mecánicas que se fabrican en el mundo.

Los ‘Fórmula Uno’ verticales

«El año pasado equipamos con ascensores y escaleras eléctricas a cerca de 800 infraestructuras», indica Schwengler sobre el mercado chino, en donde Schindler emplea a 2.000 personas.

Esta empresa se muestra orgullosa de haber dotado a unos cincuenta rascacielos de ascensores, que Schwegler califica como los «Fórmula Uno’ del sector.

Ascensores que superan velocidades de 10 metros por segundo en torres que alcanzar hasta los 500 metros de altura. Elevadores provistos con sistemas informáticos de control y de microprocesadores sensoriales que permiten optimizar al máximo su capacidad de transporte.

«¿El futuro? Mayor velocidad y seguridad, menos gasto energético», resume el gerente, subrayando que la mayor parte de las construcciones chinas (sobre todo en las regiones financieras) están subdotadas de ascensores.

Dura competencia

Los especialistas suizos obviamente no son los únicos en haber descubierto el jugoso mercado. Los otros pesos pesados del sector (la estadounidense Otis y la japonesa Mitsubishi, principalmente) también están muy presentes. Y hacen sentir sus músculos.

«Nuestra empresa existe desde hace 130 años y sigue creciendo. ¡Pero la competencia ahora es realmente muy fuerte! En los últimos 3 o 4 años, el mercado chino se ha vuelto extremadamente dinámico: está en constante mutación y exige mucha energía», agrega Schwegler.

Schindler inicialmente gozó de la ventaja de ser la primera compañía extranjera en apuntar hacia China. Pero a finales de la década de los años 80, la apertura del país trajo consigo una competencia que a la multinacional suiza le costó manejar. «Fueron años más bien difíciles de superar».

Negocios, ‘made in China’

Ahora, en cambio, el ‘boom’ ya lo hemos asumido, pero para ello debimos aceptar las duras reglas del juego y estar dispuestos a correr, al menos tan fuerte como la competencia.

«En Europa, hay gente que aún no ha comprendido que al otro lado del mundo, millones y millones de personas están dispuestas a hacer grandes sacrificios para tener una vida mejor. Y nosotros debemos caminar a su paso, no podemos sólo gozar de la vida.»

A juicio de Schwegler -establecido en China desde hace ya más de tres años-, se necesita imperativamente comprender como moverse en ese país para poder hacer negocios con los chinos. «Tienen sus propias reglas, no es suficiente el hecho de tener éxito en Europa o en los Estados Unidos para obtener automáticamente buenos resultados aquí.»

Cierto, la calidad de los servicios y de los productos es insoslayable allí como en otras partes. Pero eso no es suficiente. Todo negocio potencial va precedido de la larga y tortuosa construcción de una relación de confianza con el socio respectivo. «Se trata de una cuestión de paciencia y de tiempo», concluye Schwegler.

«Algo casi paradójico: Pese a que se trata de un mercado mucho más rápido con respecto a Europa, las decisiones requieren de más tiempo. En concreto, los chinos usan el tiempo de forma distinta.»

swissinfo, Marzio Pescia, Pekín
(Traducido del italiano por Patricia Islas Züttel)

Schindler es el número uno del mundo en la producción de escaleras mecánicas y el número dos en ascensores.

Schindler es líder europeo de ambos sectores y sus perspectivas de expansión más favorables se encuentran en Asia y particularmente en China.

Schindler sigue produciendo en Suiza algunos elementos de sus modelos de ascensores más sofisticados.

La empresa inauguró recientemente la mayor fábrica de escaleras eléctricas en el mundo, cerca de Shangai.

Schindler fue fundada en 1874 en Lucerna. Actualmente emplea a 40.000 personas y tiene actividades en los cinco continentes del globo.

En 2005 realizó una cifra de negocios de 8.800 millones de francos y utilidades netas de 401 millones, las mayores de su historia.

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