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Bioagricultura, alienta al pequeño campesino

Los productos con sello 'bio' ganan terreno, pero aún no lo suficiente. swissinfo/N. Lavanchy

En Suiza, en Brasil o en cualquier parte del mundo, la agricultura biológica se vislumbra como la mejor alternativa a la inestable situación de los pequeños campesinos.

Andrea Hämmerle, agricultor y político suizo, defiende esta tesis ante la amenaza de los grandes consorcios agroindustriales.

Andrea Hämmerle es bioagricultor, consejero nacional (diputado) por el Partido Socialista y miembro de la delegación de parlamentarios suizos que participó en el último Foro Social Mundial (FSM) de Porto Alegre, en enero de este año.

La agricultura en Brasil está dividida en dos grandes sectores: la manejada por las grandes empresas agrícolas y la que llevan a cabo los pequeños campesinos y los integrantes del Movimiento de los Sin Tierra (MST), señaló Hämmerle, antes de describir ‘la observación más fascinante e importante» del último FSM.

Cuando los campesinos sin tierra reciben unas pocas hectáreas, las manejan profesionalmente y las explotan de manera totalmente ecológica, expresó Hämmerle en su conferencia «La contribución del Foro Social Mundial al mejoramiento de la situación de los campesinos», realizada en Berna y organizada por la Asociación Latinoamérica Suiza, ALAS.

No sólo Suiza hace todo bien

Los métodos de los campesinos brasileños -continuó- son exactamente iguales a los empleados por los bioagricultores suizos, se rigen por las mismas directivas y controles. Es una debilidad suiza pensar que sólo aquí se puede hacer todo bien», agregó con ironía.

«Nosotros imaginamos que pobreza y ecología no pueden ir juntas, pero los del MST muestran justamente lo contrario. Y ellos apuestan por la ecología totalmente conscientes y por principio, porque allí ven un chance para su futuro, para su supervivencia económica».

Según Hämmerle, mientras en Brasil los consorcios agrícolas aplican agroquímicos y tecnología genética sin escrúpulos, sobre todo en la producción de soya y maíz, los pequeños campesinos y los anteriormente ‘sin tierra’ cultivan productos ecológicos que cada vez tienen mayor demanda local y nacional.

Defender los intereses de los pequeños

La demanda, continuó, también es creciente en el mercado internacional, a través del ‘fair trade’ o comercio justo. «En principio, los productos biológicos no se venden masivamente y si vienen del Sur, como las frutas tropicales, no atentan contras los pequeños campesinos suizos. Lo importante es que no se afecten los intereses de unos u otros».

Más adelante, ante una pregunta del público, Hämmerle diría que justamente la agricultura biológica puede compatibilizar los intereses de los pequeños campesinos, sean éstos suizos o brasileños. «Si bien unos y otros son tan diferentes que no hay paralelos entre ellos, lo que tienen en común es que, tanto allá como aquí, la agricultura biológica funciona».

Allí donde la agricultura es intensiva, pierden los pequeños campesinos, pues la agricultura con agroquímicos y con tecnología genética elimina sistemáticamente a los pequeños e impide el desarrollo de la agricultura biológica, que en realidad, tiene tantas posibilidades, sólo hay que elegir los métodos correctos, precisó Hämmerle.

Todavía dominan los agroquímicos

Del público vino un comentario: la conveniencia de que los productos suizos tengan precios más competitivos para aumentar con ello las exportaciones, y por otro lado, bajar los impuestos aduaneros para que los campesinos biológicos de otras regiones del mundo puedan tener mayor acceso al mercado suizo.

Hämmerle replicó que esa es la idea y que «allí los campesinos suizos nos encontramos con los campesinos del Tercer Mundo».

En Suiza – añadió- el desarrollo de la agricultura biológica en los últimos 20 años ha sido enorme, incluso hay cantones donde más de la mitad de la producción agrícola es manejada biológicamente. «Hay un movimiento fuerte en esta dirección. Pero reconozco que a nivel mundial, la producción agrícola todavía está dominada por los agroquímicos».

Los serios problemas que causan los agroquímicos – suelos envenenados, infértiles, destruídos- no se pueden soslayar, dijo.

Justamente sobre los agroquímicos prohibidos en Europa y los Estados Unidos por su alto grado de toxicidad, pero comercializados libremente en el Tercer Mundo manifestó: «Es escandaloso. Este debe ser uno de los grandes temas de la política agraria. Eso tiene que ver con las multinacionales».

La contribución del FSM

La creación de redes a nivel internacional es, en opinión de Hämmerle, una de las mayores contribuciones del FSM a los pequeños campesinos. «Ese foro, donde el MST estuvo muy activo y presente, es la plataforma para comunicarse internacionalmente,», enfatizó.

La apertura de canales en el mundo es para los pequeños agricultores brasileños doblemente importante ante la gran contradicción existente entre los dos sectores en los que está dividida la agricultura en ese país.

«Esa contradicción se refleja cuando los campesinos sin tierra ocupan áreas no explotadas que pertenecen a los grandes propietarios», dice Hämmerle.

Los campesinos y los del MST, según el bioagriocultor suizo, no están mejor con el gobierno de Lula que con sus predecesores, mientras las multinacionales la pasan tan bien como antes. «El Ministerio de Agricultura brasileño está en realidad más cerca de los consorcios agrícolas que de los pequeños campesinos y de los ‘sin tierra'».

Lula: en el gobierno, mas no en el poder

En opinión del diputado socialista suizo, Lula hace una política económica de derecha, paga puntualmente la deuda externa brasileña y aplica medidas neoliberales. No es de extrañar, por tanto, que sus ex correligionarios del Partido de los Trabajadores estén hoy contra él.

Lula está a años luz del movimiento que lo llevó al poder, mejor dicho, al gobierno, refirió. «En realidad, como dijo un izquierdista que quiso mostrarse solidario con el ex-sindicalista, ‘Lula está en el gobierno, pero no en el poder’, para luego indicar que el presidente dependió y depende de coaliciones, lo que su gente no entiende fácilmente.

«Está en una situación muy difícil, aún más después de los recientes escándalos de corrupción atribuidos a su gobierno», indicó Hämmerle, quien declaró a swissinfo que, sin embargo, cree en la integridad personal de Lula. «No creo que sea un traidor, pero tiene serios problemas a su alrededor».

Desaprovechó lo que estaba a su alcance

Esos problemas comienzan en su propio partido, ya no tiene una mayoría que lo apoye y tal vez también prometió demasiado. Como no pudo aplicar su política social de izquierda – salvo una u otra campaña como ‘Hambre cero’- la decepción es mayor.

Preguntado si Lula tiene margen de acción a nivel internacional, Hämmerle respondió que «lo tiene como otros presidentes de países en desarrollo o emergentes, es decir relativamente poco, pero con una política consciente de su valor, tal vez el resultado de su gestión pudo haber sido distinto».

Donde Lula pudo haber alcanzado más metas, según Hämmerle, es a nivel nacional. «Allí quizás tampoco ha aprovechado todo el espacio, porque él ha cuidado que las multinacionales no sean molestadas. Su política económica y financiera no tenía que ser tan rígida y estricta».

¿Un FSM en Suiza?: inimaginable

Hämmerle puso de relieve una y otra vez las posibilidades que ofrece el FSM: sin ser una organización política, es un foro de discusión para las ideas más diversas, desde la privatización del agua hasta la política de paz.

Un foro de esa naturaleza en Suiza es inimaginable, por la frialdad climática y por el aislacionismo político, por la economía de privilegio que impera aquí, criticó.

EL FSM es un polo contrario al World Economic Forum de Davos, las diferencias son radicales, manifestó. «Mientras aquí la seguridad es extrema, allá no hubo tumultos, todos estaban relajados, las tiendas abiertas, los más diversos lemas que podían llenar libros, lemas contra la guerra, por un mundo más social, más ecológico. Después del FSM pienso que efectivamente ‘otro mundo es posible'».

swissinfo, Rosa Amelia Fierro

– El ciclo de conferencias fue auspiciado por: Cruz Roja Suiza, Tierra de Hombres, E-Changer y bmu (Fundación para la Población, migración y el medio ambiente).

– Además por Mundo Hispánico, Fastenopfer, Brot für alle, Grupo de Trabajo Suiza-Colombia (ask), Migros Kulturprozent, swissinfo, ecopolitics e Iglesia Reformista Bern, Jura, Solothurn.

– Las conferencias, seis en total, se realizaron en el Käfigturm de Berna, Foro Político de la Confederación.

«Contribución del Foro Social Mundial al mejoramiento de la situación de los pequeños campesinos», la última de la serie de conferencias «Sin derecho a la tierra no hay desarrollo». – La entidad organizadora de las conferencias, la Asociación Latinoamérica-Suiza (ALAS), destacó y masiva y activa participación del público en las conferencias.

– Fue una plataforma de diálogo, donde no faltó la participación de los involucrados como informantes de primera mano.

– ALAS se ha convertido además en una red de apoyo y en un interlocutor en Suiza de las organizaciones latinoamericanas.

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