Bruselas abre el mercado al maíz transgénico
La empresa suiza Syngenta, líder mundial del sector agroquímico, obtiene luz verde para comercializar su maíz transgénico en la Unión Europea (UE).
La Comisión Europea decidió este miércoles levantar la moratoria sobre los organismos genéticamente modificados (OGM).
La decisión adoptada en Bruselas permite a Syngenta lanzar al mercado una variedad de maíz dulce, registrada con el nombre de Bt-11 y resistente a una serie de parásitos.
Se trata de uno de los primeros productos fabricados en laboratorio que llega al mercado europeo. Hay todavía decenas de organismos genéticamente modificados (OGM) que esperan el visto bueno de las autoridades europeas para su comercialización.
“Es sólo una piedra en un gran mosaico”, señala a swissinfo Markus Payer, portavoz de Syngenta.
“En definitiva se trata de un avance hacia la regulación política y administrativa del sector. La incógnita es cómo va a reaccionar el mercado y, en definitiva, los consumidores. Puede que la aceptación de estos productos sea un largo proceso”, agrega.
Las organizaciones ecologistas se oponen con vehemencia a la aprobación del maíz dulce Bt-11, un producto destinado exclusivamente a la alimentación humana. Los adversarios temen una contaminación del medio ambiente, con consecuencias aún desconocidas.
Malestar en la población
La decisión de la Comisión Europea pone fin a un periodo de cinco años marcado por la incertidumbre y la fuerte oposición a la tecnología genética en el campo de la alimentación.
La mayoría de los sondeos indica que los ciudadanos europeos – incluidos los suizos – siguen muy escépticos frente al impacto de tales productos en la cadena alimenticia. Muchos temen que su difusión en la agricultura tenga consecuencias ambientales que puedan repercutir en la vida humana.
Ante esa oposición, los gobiernos europeos decretaron en los últimos años una moratoria para la introducción de los OGM. Pero correspondió a la Comisión Europea aprobar la utilización de OGM para los 25 miembros de la UE.
En las últimas semanas, los ministros de Agricultura de la UE alcanzaron un acuerdo sobre el Bt-11, abandonando por primera vez la política restrictiva, adoptada en respuesta a los temores de la población.
Los expertos afirman que la decisión de Bruselas tiene un valor más simbólico que material, sobre todo porque la presencia de organismos genéticamente modificados aparecerá claramente señalada en todos los productos derivados que lleguen al mercado.
“Los consumidores podrán establecer la presencia de OGM sin problema”, afirma Payer. No obstante, el portavoz resta importancia a esta novedad para Syngenta: “Sólo el 3% de nuestra cifra de negocios proviene de los OGM y el Bt-11 es una parte minúscula en el abanico de nuestra oferta”.
Guerra del maíz
Para Syngenta, multinacional con sede en Basilea, la aprobación del producto es una oportunidad para acceder a un nuevo mercado. Esto constituye una ventaja con respecto a la competencia, entre la que figura la estadounidense Monsanto.
Las dos compañías, enfrentadas en un conflicto respecto a la utilización de una tecnología agrícola en la producción de maíz transgénico, luchan por asegurarse el liderazgo en el prometedor mercado estadounidense.
Monsanto acusa a Syngenta y quiere bloquear la utilización por la empresa suiza de una técnica que permite cultivar plantas inmunes a los glifosatos, es decir, resistentes a una serie de pesticidas que contienen este agente químico.
Es una tecnología que permite a los agricultores tratar los campos de maíz con pesticidas sin dañar la cosecha.
Nacida de las divisiones agroquímicas de Novartis y AstraZeneca, Syngenta es hoy líder mundial en la producción de semillas y en la tecnología para el control de parásitos.
swissinfo, Jacob Greber
(Traducción: Belén Couceiro)
La Comisión Europea ha dado luz verde a la comercialización del primer producto transgénico en Europa. La fabricante del maíz dulce Bt-11 es la suiza Syngenta.
La solicitud para comercializar el maíz dulce se presentó en 1999 por la entonces sección agroquímica de Novartis, hoy Syngenta.
Para las multinacionales agrogenéticas, el mercado europeo sigue siendo marginal, dado el escepticismo que muestra la población europea hacia los organismos genéticamente modificados (OGM).
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