Cautela a la hora de contratar barcos para el transporte de sustancias peligrosas
La industria helvética da prueba de responsabilidad en la elección de los barcos que transportan productos químicos peligrosos. Esta afirmación de las autoridades federales sale al paso tras el naufragio de un carguero italiano en aguas francesas.
El hundimiento del barco italiano Ievoli Sun con 6.000 toneladas de sustancias corrosivas y cancerígenas en el canal de La Mancha ha vuelto a poner en tela de juicio la coherencia de los mecanismos de control de seguridad en este rubro.
La industria suiza aplica normas minuciosas en la contratación de los barcos que transportan sustancias químicas peligrosas. «La industria ha comprendido que no es rentable emplear cargueros baratos», según el director de la Oficina suiza de Navegación Marítima, Jean Hulliger.
La catástrofe de Schweizarhalle, que en 1986 contaminó las aguas del Rin en Basilea, marcó un giro radical en las medidas de prevención y control. «La industria comprendió entonces la importancia económica de conservar una buena imagen, especialmente ante los accionistas», anotó Hulliger.
Las grandes empresas químicas helvéticas toman precauciones para no verse ante la obligación de reconocer su parte de responsabilidad si ocurren accidentes. El Código marítimo internacional de productos peligrosos impone la obligación de informar sobre la naturaleza exacta de los productos a transportar.
Greenpeace no está totalmente convencida
La organización ecologista Greenpeace admite que los gigantes de la industria química han desarrollado cierto grado de sensibilidad ecológica, pero «los subcontratistas, menos conocidos, no tienen problemas de imagen y su comportamiento ante el medio ambiente es difícil de juzgar.»
Suiza, Ginebra en particular, alojan numerosas sociedades navieras extranjeras que están inscritas en casi todas partes del mundo y muchas de ellas actúan de manera dudosa e incluso criminal, afirma Greenpeace. «En todos los rebaños hay ovejas negras, pero representan una ínfima parte», replica a su vez, Jean Hulliger.
El siniestro del carguero italiano Ievoli Sun pone de manifiesto la necesidad de establecer una reglamentación global más severa en el seno de la Organización Marítima Internacional.
Se trata, sobre todo, de reforzar el control de navíos en los puertos y donde haga falta hacerlo para comprobar sus condiciones de seguridad antes de autorizar su salida a las aguas.
Flota suiza segura
Aunque no dispone de litoral, la Confederación Helvética dispone de una flota mercante dotada de una veintena de barcos. Están en manos privadas, pero pueden ser requisadas en caso de guerra para fines de abastecimiento.
«Con una media de uso de seis años, nuestra flota es una de las más modernas y seguras del mundo», afirma el director de la Oficina suiza de Navegación Marítima, Jean Hulliger.
Diferencia entre sustancias y desechos peligrosos
Las sustancias y los desechos peligrosos corresponden a categorías diferentes y, en consecuencia, cuentan con convenios internacionales específicos en materia de transporte.
Adoptada en 1996, la Convención internacional sobre la responsabilidad y la indemnización por daños que surjan a consecuencia del transporte marítimo de sustancias nocivas y potencialmente peligrosas ha ampliado el texto que se limitaba a los hidrocarburos.
Prevé la creación de un fondo de indemnización, pero aún no ha entrado en vigor porque falta la ratificación de muchos de los estados signatarios.
La Convención de Basilea sobre el control de movimientos fronterizos de desechos peligrosos, adoptada en 1989, establece las normas para el transporte de esos productos. Sin embargo, aunque aprobado en diciembre pasado, el Protocolo para la instauración de un fondo de indemnización a las víctimas en caso de accidentes no ha sido todavía puesto en vigencia.
swissinfo y agencias
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