Desendeudamiento creativo
El objetivo de Suiza era reducir la deuda bilateral hasta un nivel tolerable a través de dos medidas:
Condonando los créditos cubiertos por la Garantía contra los Riesgos de la Exportación (GRE) y también los de carácter comercial no asegurados (franquicias).
Anulando la deuda bilateral se liberaban recursos para respaldar proyectos de desarrollo económico y social en los países altamente endeudados.
En la primera fase de la operación, el programa suizo invirtió 71 millones de francos para la recompra de 350 millones de francos, a un valor nominal de 20% en el mercado. La operación favoreció a 28 países.
Para lograr las metas trazadas, el programa participó además en la reducción de deudas multilaterales, ayudas complementarias a la balanza de pagos o respaldo financiero para mejorar la gestión de la deuda.
Fondos de contravalor
La segunda fase de la recompra bilateral de las deudas GRE favoreció a 19 países, 12 de los cuales debieron crear fondos de contravalor. Bolivia, Honduras, Jordania, Tanzania, Perú, Zambia, Costa de Marfil, Senegal, Ecuador, Egipto, Filipinas y Guinea canjearon sus cuentas con Suiza por una suma en moneda nacional.
Dicho de otro modo, Suiza se comprometió a condonar la totalidad de la deuda bilateral a cambio de que el país beneficiario convierta una parte de la misma para alimentar un fondo consagrado al financiamiento de proyectos destinados a las capas sociales menos favorecidas. Su gestión autónoma contó con la representación de las partes concernidas.
Perú, por ejemplo, debía 196 millones de francos, y tras negociar su valor en el mercado pagó 49 millones de francos para crear el fondo de contravalor que financió proyectos de regadío, captación de agua potable, y otros de carácter social, sobre todo en el área rural.
La idea de anular la deuda bilateral y liberar fondos para beneficio de los más desfavorecidos en los países muy endeudados ha dado resultados positivos, sin que por ello sea la panacea. Pero no pasará de ser una gota de agua en el desierto si otros países no siguen el ejemplo.
Juan Espinoza
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