El cofre más seguro del mundo está en el Gotardo
En los años sesenta era el búnker del gobierno suizo. Hoy alberga una caja fuerte gigantesca.
La genial idea de un empresario del cantón de Uri ha cobrado forma en la localidad de Amsteg.
Es probablemente la caja fuerte más segura del mundo, aunque su inventor, Dolf Wipfli, especialista en criptografía, insiste: «No existe la seguridad absoluta. Digamos que, por ahora, disponemos del sistema más seguro».
En los años noventa, este ingeniero que hoy sobrepasa los cuarenta años, descubrió que el ejército suizo vendía los búnkeres que ya no utilizaba. «Nos preguntamos qué podíamos hacer. Y la respuesta lógica fue: utilizarlos con el mismo fin para el que habían sido construidos: la seguridad».
Así comenzó la aventura de Swiss Data Safe: Una sociedad única en el mundo que pone a disposición un espacio a prueba de catástrofes naturales y biológicas, ataques terroristas, terremotos y, claro está, los robos. La idea nació a mediados de los años noventa, pero se necesitó un lustro para «obtener los permisos necesarios a escala comunal, cantonal y federal». ¿Demasiados trámites burocráticos? «No, sencillamente tuvimos que armarnos de paciencia y determinación», subraya Dolf Wipfli.
La obsesión por el secreto
El ingeniero no oculta su fascinación por lo secreto. Su pasión lo ha llevado a interesarse por la P26 – la estructura militar clandestina descrita en un reciente libro de Daniele Ganser.
Pero la obsesión por el secreto bien guardado determina también los límites del marketing de Swiss Data Safe: «Nunca organizamos una jornada de puertas abiertas para el público», señala Wipfli. «Discreción, fiabilidad y confianza son los pilares de nuestra empresa».
Los empleados son personas «sin antecedentes penales y una vida privada estable». Y al igual que los agentes secretos, les está prohibido revelar a qué actividad laboral se dedican.
My name is…
Cordial y acogedor, el propietario de las instalaciones se pone serio en el momento en que pide a swissinfo firmar un NDA – Not Desclosure Agreement (acuerdo de no divulgación) – para poder acceder al búnker de Amsteg.
Me comprometí a no desvelar la ubicación exacta o cualquiera información que permita localizar el lugar. Sobre la base de la ley relativa al secreto bancario, una infracción de este acuerdo supondría una multa de varios miles de francos y seis meses de prisión…
La entrevista y la visita se desarrollan en un ambiente que nos recuerdan a los filmes de James Bond. Dolf Wipfli me recoge en la estación y me lleva a un bar impersonal. Durante una hora, me tantea con desconfianza, mientras analiza con cautela mis credenciales. Pero luego se relaja: «Mujer, italiana y periodista… Entenderá que hay motivo para ser cauteloso», señala guiñándome el ojo.
En el corazón del Gotardo
El ingreso al búnker no es nada espectacular: una de las múltiples entradas al macizo del Gotardo. La dirección indicada en el sitio Web – ficticia, obviamente – es igualmente banal: Gotthardstrasse 1.
En el interior, un mecanismo de cámaras de control herméticas garantiza la seguridad: los visitantes atraviesan una primera puerta que se cierra tras su paso, para ser controlados antes de que se abra una segunda puerta. Una visita nada aconsejable para quienes sufran claustrofobia.
El búnker mismo es fascinante. Excavado en la roca se conserva intacto, como la mayoría de los que cedió el ejército suizo. Un salto en el tiempo: desde los muebles hasta los utensilios de cocina de época nos remiten al siglo pasado, al año 1950. Nos encontramos en unos escasos metros cuadrados (no puedo decir cuántos), bien protegidos (no puedo decir cómo), donde trabajan varias personas (no puedo decir cuántas).
Una empresa de éxito
El punto fuerte de Swiss Data Safe reside en su identidad nacional: «Suiza está considerada como un lugar seguro para guardar los valores. La estabilidad política y económica del país colman el resto».
La empresa trabaja con profesionales encargados de analizar cada caso y verificar que los bienes depositados en el Gotardo respeten las leyes, impuestos y tasas de aduanas. Contrariamente a los bancos tradicionales, esta caja fuerte no tiene un espacio limitado. Y este sistema es suficientemente flexible para estudiar soluciones individuales, hechas a medida de las exigencias de la clientela.
La especialidad de la casa es el almacenamiento de bases de datos electrónicos – ‘off’ y ‘online’: junto con el Fraunhofer Institut de Friburgo, en Alemania, los especialistas del cantón de Uri elaboran nuevas soluciones técnicas. Se trata de encontrar un sistema seguro para guardar las copias de seguridad del archivo – que, como subraya Dolf Wipfli, deben estar a al menos a 50 km de distancia de los documentos originales.
El ingeniero explica que «el mayor riesgo siempre está en la empresa, ya que son más frecuentes los empleados que violan el secreto que los espías externos.»
Los accionistas de Swiss Data Safe están satisfechos: los negocios van viento en popa. «Durante varios años tuvimos que trabajar a fondo perdido. Pero hoy la empresa va bien y las perspectivas son alentadoras.»
No revela cuánto factura la empresa ni cuántos accionistas tiene. «No es por cultivar el secreto, pero nuestra consigna es siempre la misma: Discreción». Que así sea…
swissinfo, Serena Tinari, Amsteg
(Traducción del italiano: Belén Couceiro)
El ejército suizo ha decidido vender cerca de 20.000 estructuras fortificadas.
Algunas han sido entregadas a asociaciones culturales para proteger el patrimonio artístico.
Otras han sido cedidas a instituciones privadas que las han convertido en comedores o salas de juego para niños.
Algunas recobran vida como el búnker de Amsteg que alberga hoy la empresa Swiss Data Safe.
Swiss Data Safe ofrece un servicio único en el mundo: es un depósito de valores y bases de datos electrónicos.
La sociedad ha recuperado el antiguo búnker del ejército suizo en Amsteg, ubicado en el corazón del macizo del Gotardo.
La consigna de la empresa es la «discreción». Los clientes y accionistas guardan el anonimato; la ubicación es secreta, no hay listas de precios ni información alguna sobre la cifra de negocios.
La selección de personal es rigurosa. Al igual que los agentes secretos, los empleados no pueden revelar su actividad laboral.
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