El fisco de EEUU investiga a Credit Suisse
El banco número dos de Suiza se somete, en su turno, al escrutinio de las autoridades tributarias estadounidenses después de que cuatro de sus banqueros fueran acusados de asesorar clientes para evadir impuestos.
Los investigadores intensifican el nivel de las pesquisas para implicar al banco en el encubrimiento de activos de clientes americanos por 2.460 millones de francos suizos, en perjuicio del Internal Revenue Service (IRS).
Buscan probar que la jerarquía del banco consintió que algunos empleados cometieran acciones ilícitas antes de que fuera autorizada la demanda de intercambio de información confidencial entre gobiernos. Una repetición del caso UBS que se presentó hace dos años.
A diferencia de éste, ningún delator interno se ha presentado ante las autoridades a declarar.
El cambio de táctica puesto en marcha por el Departamento de Justicia (DJ) es inquietante para Credit Suisse, porque enfoca su atención en el banco y no solo en un grupo de “empleados deshonestos”.
En febrero pasado, tres ex colaboradores del Credit Suisse y un empleado en activo fueron acusados en EEUU de asesorar a clientes para evadir al fisco. Y el banco argumentó en su momento que los cargos eran dirigidos contra individuos concretos y no contra el banco.
Sobre el asunto, Credit Suisse declaró: “Seguiremos cooperando con las autoridades estadounidenses en el esfuerzo por resolver este tipo de problemas, pero en la medida en la que nuestras obligaciones legales suizas nos lo permitan”.
El demonio de la letra pequeña
Credit Suisse tiene la obligación de proteger la confidencialidad de sus clientes, un compromiso legal suizo que se debilitó en 2009, cuando UBS admitió que ayudó sistemáticamente a sus clientes de EEUU a evadir impuestos.
Tras meses de intensas negociaciones diplomáticas, el Parlamento helvético aprobó en 2010 un acuerdo que comprometía a Berna a entregar a EEUU información sobre 4.450 cuentas de evasores potenciales.
Pero el acuerdo fue pactado con letras pequeñas que comprometen a Suiza a “revisar y procesar requerimientos adicionales de información… siempre que estos correspondan a patrones, hechos y circunstancias equivalentes a las que se registraron en el caso UBS”.
Una cláusula que podría volver a perseguir a Suiza, según el experto en asuntos legales financieros, Peter V. Kunz, de la Universidad de Berna.
“Esta pequeña nota a pie de página crea una zona de riesgo para Suiza, pero en su momento se habló muy poco al respecto”, declara a swissinfo.ch. “La misma faculta a las autoridades de EEUU a presentar nuevas reclamaciones semejantes (de datos bancarios suizos)”.
Zona legal gris
La semana pasada, el dominical SonntagsZeitung publicó un artículo en el que reivindicaba haber revelado correspondencia confidencial entre el banco y un asesor legal. El asesor advertía al banco que podía entregar información confidencial sobre sus clientes sin necesidad de que mediara un nuevo aval parlamentario.
Kunz admite que la nota a pie de página del Acuerdo UBS entraña una “zona gris que posiblemente será eje de futuras disputas”. No obstante, difiere de la visión de que el Acuerdo UBS sentará un precedente que otros bancos deberán seguir.
“No veo cómo Credit Suisse podría revelar información sobre sus clientes sin recibir antes una aprobación parlamentaria para ello”, señala a swissinfo.ch
El IRS (fisco de EEUU) ha recibido evidencias de miles de titulares de cuentas del UBS y al menos dos evasores han testificado ante la corte que escondieron dinero en las bóvedas del Credit Suisse. Pero también han sido mencionados otros bancos como el destino al que algunos clientes mudaron sus fondos ocultos al abandonar UBS.
La pieza que falta al actual rompecabezas del Departamento de Justicia es un insider; un delator interno al estilo Bradley Birkenfeld en UBS, que permita vincular un patrón de evasión con la política de Credit Suisse, o evidenciar al menos que los directivos se hicieron de la vista gorda frente a los hechos.
Birkenfeld, en la cárcel
Los cuatro banqueros vinculados con el caso Credit Suisse, a quienes se fincaron cargos a principios de año, no están bajo custodia en Estados Unidos. Y otro banquero de Credit Suisse, arrestado en enero por presunto delito de evasión fiscal durante los tiempos en los que trabajaba en el UBS, ha declinado ofertas del Gobierno estadounidense para convertirse en denunciante.
Esta decisión podría estar vinculada al desenlace que tuvo Bradley Birkenfeld, quien está en prisión desde enero del 2010 purgando una condena de más de tres años a pesar de que su testimonio fue vital para consumar la caída de la red de evasión erigida por el UBS, afirma Michael Kohn, presidente del Centro Nacional de Delatores.
“Ahora, esto ha puesto un obstáculo al camino de aquellas personas que en algún momento realizaron acciones ilegales pero que, en el presente, han decidido que desean corregir sus errores, indica Kohn a swissinfo.ch.
“Producto de lo anterior, será cada vez más difícil para las autoridades conseguir en otros bancos un proceso tan exitoso como el que lograron en el caso del UBS”.
Por su parte, las autoridades suizas, fuertemente interesadas en evitar otro fiasco al estilo UBS, han estado trabajando detrás del escenario en la negociación de un acuerdo global con EEUU que permita a los bancos presentarse ante la autoridad a declarar sin ser procesados.
Los detalles precisos del acuerdo propuesto, que podría incluir también a otros bancos europeos, son aún de carácter confidencial. Pero el éxito de un esquema de esta naturaleza dependerá de si el Gobierno de EEUU solicita o no la entrega de más datos bancarios, una situación que Suiza evitará por todos los medios.
El SonntagsZeitung publicó este domingo (17.07) que EEUU envió una carta a Berna hace dos semanas para aclarar que no tiene interés en negociar un acuerdo global con Suiza. Consultado al respecto, un portavoz del Ministerio de Finanzas helvético declinó confirmar o negar la misiva, refiere la publicación.
El secreto bancario suizo fue integrado a la legislación suiza en 1934. Desde el estallido de la crisis financiera, Suiza ha sido blanco continuo de ataques internacionales por ayudar a evasores extranjeros a esconder sus haberes del fisco de sus países de origen.
La OCDE inscribió a Suiza en una lista gris de paraísos fiscales no colaboradores en abril de 2009.
Suiza fue excluida de la citada lista seis meses más tarde tras negociar 12 Convenios para evitar la Doble Imposición (CDI) con sendo número de países.
El caso de evasión fiscal más sonado fue el de UBS en EEUU. En febrero de 2009, el banco número uno de Suiza pagó una multa de 780 millones de dólares después de admitir que había ayudado a millares de ciudadanos estadounidenses a evadir impuestos.
También debió entregar información sobre los titulares de 285 cuentas.
El año pasado, el Parlamento suizo ratificó un acuerdo negociado en 2009 en el que Berna se comprometía a entregar a Washington información sobre 4.450 clientes estadounidenses. Una gestión que implicó la violación del secreto bancario con tal de evitar un juicio que habría sido ruinoso para el UBS.
El año pasado Suiza se comprometió a negociar acuerdos con Alemania y Gran Bretaña que obligarán a los bancos helvéticos a aplicar un impuesto liberatorio a las cuentas que administren de clientes de cualquiera de estos dos países.
Several other Swiss and international banks have also been identified as attracting the attention of US tax evasion investigators.
In Switzerland, beside UBS and Credit Suisse, Julius Bär, Wegelin, Basler Cantonal Bank and Neue Zürcher Bank have also come under scrutiny.
The Swiss branches of HSBC, Bank Leumi and Bank Hapoalim have also been mentioned in dispatches.
(Traducción: Andrea Ornelas)
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