Empresa: Syngenta, el negocio de la alimentación
Producto de la fusión entre Zeneca y una rama de Novartis, esta agroquímica es una de las 10 empresas más rentables de Suiza.
Tiene presencia en 88 países y su rentabilidad está a prueba de dudas; sin embargo, sus organismos genéticamente modificados y sus pesticidas levantan polémica.
Syngenta vio la luz hace apenas cuatro años, cuando nació el nuevo Milenio.
Sin embargo, esta compañía del sector agroquímico es una de las 10 empresas más grandes y rentables de Suiza, lo que se explica, sin duda, en los 250 años de historia que la respaldan.
Como compañía nueva, es resultado de la fusión de dos grandes del sector empresarial helvético: una rama de Novartis y Zeneca.
No obstante, la “raíz paterna” de la historia de Syngenta nos conduce al proyecto emprendido por Johann Rudolf Geigy-Gemuseus, un joven nacido en Basilea en el siglo XVIII.
Geigy arrancó un negocio de tintura de telas con “fuschina”, un colorante rojizo que se usaba para dar elegancia y exotismo a las sedas de la época.
En 1886, su nieto –quien le sucedió en el negocio- decidió unir esfuerzos con los empresarios Alfred Kern y Edouard Sandoz, quienes también eran expertos en tinturas.
Los años, las necesidades del mercado y la experiencia, los fueron conduciendo hacia el negocio farmacéutico hasta consolidarse bajo el nombre de Novartis.
La segunda historia
La “raíz materna” de Syngenta se halla en una empresa inglesa que comenzó a operar en 1926 bajo el nombre de Imperial Chemical Industries (ICI).
ICI era resultado, a su vez, de la fusión de cuatro proyectos diferentes: Brunner Mond Ltd, Nobel Industries, British Dyesstuffs Coronation y United Alkali Ltd.
ICI tenía en mente generar y vender productos encargados de mejorar el rendimiento de las tierras de cultivo europeas.
De hecho, entre 1930 y 1965, la empresa se dedicó a crear pesticidas que combatieran el devastador efecto de las plagas sobre los sembradíos.
Ya hacia 1987, los dueños de ICI decidieron adquirir la Stauffer Chemical Company y seis años más tarde, esto es, para 1993, consideraron que era tiempo de cambiar de imagen para reposicionarse a partir del nombre de Zeneca.
Con una estructura sólida y un mercado interesante por delante, en el 2000 todo estaba listo para que Novartis Agronegocios y Zeneca llegaran a un acuerdo para constituir una nueva empresa que se llamaría Syngenta.
Empresa de altos vuelos
El lema de Syngenta es: “Una alimentación mejor para construir un mundo mejor”.
Su potencial de mercado es muy alto. La población mundial crece a una tasa superior al 1% anual, lo que implicará que para el 2020 seamos 7.600 millones de habitantes. Con excesos o carencias, la alimentación es una constante en todas las poblaciones.
Como resultado de lo anterior, sólo el consumo de granos crecerá 40% antes del 2020, de acuerdo con datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Así, Syngenta se ha especializado lo mismo en proveer semillas de alta calidad que en ofrecer herbicidas o abonos para los agricultores de todo el mundo.
Adicionalmente, ha sido puntero en materia de la biotecnología, ciencia que permite generar nuevas variedades de frutos y vegetales.
Actualmente, Syngenta tiene presencia en 88 países y cuenta con 19.020 empleados, y sus ventas anuales sumaron 6.578 millones de dólares en el 2003, monto equivalente a 8.579 millones de francos suizos.
En América Latina tiene contratadas a 1.513 personas –responsables de generar el 12% de las ventas- en: Argentina, Venezuela, Belice, Perú, Bolivia, Panamá, Brasil, Nicaragua, Chile, México, Colombia, Honduras, Costa Rica, Guatemala, Cuba, El Salvador, Ecuador y la República Dominicana.
El lado oscuro de la ciencia
Syngenta ha sido pionera en la llamada “tercera generación biotecnológica”, esto es, en la investigación y desarrollo de organismos genéticamente modificados; o sea que se ha dedicado a mejorar su calidad y nutrimentos de vegetales y animales.
Sin embargo, la empresa ha sido abiertamente cuestionada por organizaciones como la Pesticida Action Network del Reino Unido o por Swedish Society for Nature Conservation, quienes consideran que los plaguicidas de Syngenta, y especialmente el “Paraquat”, son promovidos en países en desarrollo aprovechando con frecuencia la ignorancia de los campesinos, a pesar de que Syngenta conoce de sobra el daño que tienen sobre la salud.
Una investigación realizada en el 2000 en Malasia muestra los daños cotidianos que causa a los trabajadores que rocían Paraquat de forma regular, afirman los expertos de las organizaciones antes citadas.
Cierto o falso, es un hecho que Syngenta es la empresa suiza que más presencia directa tiene en países cuyas poblaciones viven en pobreza extrema, como Etiopía, Honduras o la India.
Ante este panorama, el presidente del Consejo de Syngenta, Michal Pragnell, ha rechazado cualquier uso doloso de sus productos. Agrega que su empresa se esfuerza día con día para ofrecer productos de primera calidad y amigables con sus usuarios y con el medio ambiente, pero no se ha logrado un acuerdo con respecto al tema.
Como para muchas empresas, el 2003 no fue un año espectacular para Syngenta. Debió instrumentar un programa de ahorros (405 millones de francos suizos anuales entre del 2003 y el 2006) que implicó una reducción de gastos en la búsqueda de mayores utilidades para los inversionistas.
Pese a ello, Pragnell se siente orgulloso de los resultados, aunque acepta que la planta laboral se redujo en más de 1.000 empleados durante el 2003, para cerrar el ejercicio en 19.000 trabajadores.
En sus planes del 2004 está fortalecer sus finanzas y elevar sus ventas como resultado de la recuperación de la economía mundial.
swissinfo/Andrea Ornelas
Syngenta es una de las 10 empresas más rentables de Suiza, fue constituida en el 2000, producto de la fusión de una rama de Novartis y de Zeneca.
Sus raíces helvéticas datan, sin embargo, de finales del siglo XVIII, cuando el joven Johann Rudolf Geigy-Gemuseus, constituyó en Basilea una empresa experta en tinturas de seda que algún día se convertiría en Novartis.
La otra mitad de su origen se explica en la británica Imperial Chemical Industries, que dio vida a la empresa llamada Zeneca.
Actualmente tiene presencia en 88 países, 18 de ellos latinoamericanos. Su planta laboral supera los 19.000 empleados.
Ha sido pionera en materia de biotecnología y de investigaciones ligadas a los llamados organismos genéticamente modificados.
Syngenta ha sido fuertemente cuestionada por organizaciones internacionales que consideran que sus pesticidas son riesgosos para la salud de los campesinos que los utilizan en los países en vías de desarrollo. La empresa lo niega.
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