Hacia una OCDE más verde y más justa
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) -que tuvo una discrepancia con Suiza hace dos años por cuestiones de impuestos-, celebra esta semana su 50 aniversario en París.
El organismo, que generó polémica cuando incluyó a Suiza en su ‘lista gris’ de paraísos fiscales no cooperativos, buscaría incrementar en los mercados una agenda social y ecológica.
“Durante una década, religiosamente hemos rendido homenaje a la apertura de mercados como si fuera lo único que produjera alegría. ¿Cuál ha sido el resultado? La mayor crisis económica de nuestras vidas”, dijo el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría a los medios de comunicación el martes (24.05). “Tal vez deberíamos empezar a ver los principios de la regulación con un poco más de respeto”.
La semana del 50 aniversario, que concluye el jueves (26 de mayo) incluye reuniones ministeriales y una ceremonia especial, y tiene como lema “una mejor política para una vida mejor”.
Los ministros quieren encontrar soluciones para problemas como la deuda soberana, el desempleo y el desequilibrio del comercio en el mundo. El orden del día incluye también una estrategia para el “crecimiento verde”.
“La OCDE no es inmune a los cambios y tiene que cambiar”, dijo Stefan Wolter, director gerente del Centro Suizo de Coordinación para la Investigación en Educación a swissinfo.ch. “También compite con otras organizaciones internacionales”.
Eso significa también la necesidad hacer publicidad para obtener fondos de los estados miembros, dijo Wolter. Estas organizaciones necesitan publicitarse a sí mismas. “Ello implica cantidades muy grandes de dinero y garantiza en parte la supervivencia de las organizaciones. Este cambio de valores es una expresión de nuestro tiempo”.
En 2007 la OCDE inició una apertura hacia países en desarrollo y en transición que permitió la integración de nuevos miembros como Eslovenia y Estonia.
La OCDE fue fundada en 1961 como seguimiento a la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), creada para administrar las ayudas del Plan Marshall para la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial.
Miembro fundador
Actualmente reúne a 34 Estados miembros y publica alrededor de 250 documentos – informes de los países y comparaciones – cada año. La organización cuenta con 2.500 empleados y un presupuesto anual de 320 millones de euros (397 millones de francos).
Suiza fue uno de los miembros fundadores, pero hasta hace dos años había poca conciencia pública de la OCDE y su trabajo.
Todo eso cambió en marzo de 2009 cuando Berna anunció que se sujetaría a las normas de la OCDE en materia fiscal luego de una fuerte presión internacional. Eso significó poner fin a la distinción entre fraude fiscal y evasión de impuestos y una efectiva reducción del tan querido secreto bancario.
El anuncio se produjo luego de que la OCDE incluyera a Suiza en la lista gris de países que incumplen sus directrices en materia de evasión fiscal.
Al criticar a la OCDE, políticos de la derecha suiza tacharon a la organización de especie de “policía financiera” internacional que mete la nariz en los asuntos internacionales en un país soberano.
Wolter subrayó que el espacio en el que la OCDE puede actuar con “poderes casi legales” es muy pequeño.
Transferencia de conocimientos
“La imagen equivocada procede probablemente del hecho de que el trabajo de la OCDE no encuentra su camino en los medios de comunicación. La mayor parte de su labor radica en el intercambio de conocimientos e información entre los Estados miembros. Eso cubre prácticamente toda la paleta de la actividad gubernamental”.
Los reglamentos y las normas de la OCDE debe garantizar ante todo que “las economías de los Estados miembros se desarrollen de la mejor manera posible”, agregó Wolter.
En la lógica de la OCDE, el secreto bancario suizo distorsiona el mercado al suprimir los impuestos de algunos países, y por lo tanto obstaculiza su desarrollo económico, explicó.
La OCDE lleva a cabo encuestas periódicas entre sus países miembros que, de acuerdo con Wolter, permiten ver “quién está haciendo algo bueno y quién puede aprender algo de otros. La OCDE también es una organización de aprendizaje”.
Dijo que los estudios y las recomendaciones resultantes constituyen un servicio positivo toda vez que proceden de un organismo neutral que ofrece pistas nacionales a los agentes económicos de un país.
“En un país en el que los políticos no confían en su propio gobierno porque éste hace que los datos parezcan mejor de lo que son y afirma que la situación económica está completamente bien, ellos tienen que confiar en una organización neutral, externa, que llegue y evalúe los esfuerzos del gobierno”.
Durante la ceremonia de apertura de los festejos por su 50 aniversario, la OCDE advirtió sobre la difícil situación económica actual.
Su secretario general, Ángel Gurría, recordó a los asistentes los altos niveles de desempleo en muchos de los 34 Estados miembros, especialmente entre los jóvenes.
“La crisis no ha terminado todavía”, subrayó.
Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, se comprometió a evitar la caída del euro, pero advirtió que los riesgos vinculados a la reestructuración griega eran enormes.
Gurría manifestó también la voluntad de la OCDE de contribuir a mejorar los niveles de vida de las poblaciones y el 24.05 puso en marcha un Índice de Mejor Vida, mecanismo interactivo que permitirá a la gente medir y comparar su nivel de vida más allá de las cifras del PIB.
La OCDE también pretende intensificar la cooperación con los países en desarrollo, especialmente del norte de África y Oriente Medio, agregó Gurría.
Traducción y adaptación, Marcela Águila Rubín
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