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La banca suiza, dividida frente la embestida de EEUU

Could Wegelin's demise unite Swiss bankers? Keystone

El pasado viernes, de forma histórica, la justicia estadounidense acusó al legendario banco privado Wegelin de ocultar dinero y conspirar contra el fisco de Estados Unidos.

Crecen los rumores de que los bancos suizos prefieren negociar de forma directa con el gobierno de Washington en vez de erigir una barrera común que defienda sus intereses y el secreto bancario.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos (DoJ) hizo historia el pasado 3 de febrero cuando acusó penalmente al banco suizo Wegelin –fundado en 1741– de ocultar 1.200 millones de dólares al fisco norteamericano y de ayudar a sus clientes estadounidenses a evadir sus compromisos tributarios.

La decisión del DoJ fue histórica. Nunca antes había acusado a un banco extranjero por esta causa. Una batalla más dentro de la guerra sin tregua que inició el Internal Revenue Service (IRS) y que detonó el UBS en años previos.

Actualmente, dos pesos pesados más están en la mira del otro lado del Atlántico: Credit Suisse y Julius Bär, aunque en ambos casos se espera que presenten sólidos resultados financieros correspondientes al ejercicio 2011 que calmen el nerviosismo que han despertado en el mercado.

El episodio Wegelin, no obstante, hace evidente que la banca suiza carece de una estrategia común para afrontar la embestida fiscal del gobierno de EEUU. El hecho de que el banco privado más antiguo del país haya sido virtualmente destrozado por la acusación de EEUU no provocó un sentimiento de solidaridad en el sector.

En enero, cabe recordar, fue el propio Wegelin el que advirtió que permitir que un banco suizo fuese devorado por el sistema de justicia estadounidense provocaría un efecto dominó en la plaza financiera suiza. Y en el presente, hay 11 instituciones en la mira.

Primer caso

“Si se permite que un banco incline la cabeza ante EEUU se sentará un precedente para todos los demás que son sospechosos y para el sector financiero íntegro”, declaró Wegelin en enero.

Producto de este cisma, unas semanas después la institución se vio obligada a vender una parte importante de sus operaciones al banco cantonal Raifeissen.

A juicio del embajador de EEUU en Berna, Donald Beyer, los directivos de Wegelin son los únicos responsables de lo que le sucede al banco.

En declaraciones al dominical Sonntagsblick, el diplomático dijo: “Ellos debían estar al tanto de que las actividades que realizaban eran ilegales y que las autoridades fiscales de EEUU reaccionarían ante ello”.

Pero el diplomático expresó también que desconoce por qué Wegelin malvendió una parte de su negocio, ya que en su opinión ninguna posible multa colocaba al banco en un riesgo real de caída.

Según el SonntagsZeitung, el socio director de Wegelin, Konrad Hummler, escribió a sus clientes la semana pasada “lamentando” lo sucedido, y mantuvo firmemente que él y su socio Otto Brudderer siempre han actuado correctamente.

Y añadió que de cara al episodio actual, el banco está siguiendo todas las instrucciones de la Secretaría de Asuntos Financieros Internacionales, que maneja las negociaciones con las autoridades de EEUU en representación del Gobierno suizo.

Perdiendo la fe

Diversas publicaciones periodísticas han revelado que 11 bancos entregaron información a EEUU sin que las autoridades helvéticas estuvieran enteradas de ello (o al menos, fueron notificadas en el último minuto de sus planes).

“Esto podría significar que algunos bancos han perdido la fe con respecto a la capacidad de su gobierno para protegerlos”, expresó a swissinfo.ch Hans Geiger, profesor emérito del Swiss Banking Institute de Zúrich.

“Pareciera que consideran que obtendrán mejores resultados yendo directamente a negociar con la administración estadounidense”, señaló.

Se está haciendo evidente que EEUU no aceptará un acuerdo político hasta que haya exprimido todo lo que pueda el procedimiento penal. Y no aclara cuánto tiempo le tomará.

Credit Suisse y Julius Bär enfrentaron disputas legales con Alemania que fueron capaces de resolver de forma directa mediante el pago de multas, pero llegar a un acuerdo con EEUU luce mucho más complicado.

Letanía de errores

El rol de apaga fuegos  del gobierno en los casos de evasión fiscal promovida por los bancos ha levantado todo tipo de críticas en los años previos.

Muchos observadores coinciden en que, en 2009, el margen de negociación que tenían las autoridades suizas con respecto a las americanas era mínimo, ya que el UBS había sido descubierto in fraganti como protagonista de una red de evasión.

 Pero un número importante de voces críticas argumentan que entregar miles de coordenadas de los clientes del UBS colocó al sistema financiero suizo en una situación de gran vulnerabilidad.

 

El ex consejero delegado del UBS, Oswald Grübel, declaró recientemente al Neue Zürcher Zeitung que el Gobierno suizo envío un mensaje equivocado en más de un sentido.

“Si los políticos repentinamente hablan de una estrategia de dinero limpio (como sucedió en la cima del escándalo UBS), el discurso se torna peligroso. Esto implica tácitamente que antes se tenía una política de dinero sucio”.

Grübel criticó también a los políticos, reguladores y banqueros por reaccionar con tanta lentitud ante las señales de alarma que observaron y de tomar después decisiones “ilógicas”. Parte del problema, dijo, es que la comunidad bancaria no estuvo suficientemente unida en aquel momento.

De cara al futuro, refirió que “(políticos y bancos) tendrían que cooperar de forma mucho más estrecha a como lo han hecho”. Y agregó que “el caso Wegelin es triste, pero al menos podría conducir a los bancos a unirse y hablar con una sola voz”.

Sálvese quien pueda

La estrategia de una sola voz a la que alude el ex directivo del UBS luce lejana, especialmente si se considera que los más recientes informes de la prensa reivindican que la ministra suiza de Finanzas tuvo que disuadir a varios bancos suizos durante las últimas semanas de entregar información a EEUU.

“Parece que está en una política de sálvese quien pueda entre los bancos”, afirmó Geiger a swissinfo.ch.

Cada institución mira por sus intereses, aunque “todos los bancos están interesados en que el problema se resuelva cuanto antes, porque los titulares negativos dañan sus negocios”. Por el momento, los daños parecen limitados, al menos en casos como el de Credit Suisse o Julius Bär, cuyos activos y flujos netos lucen sólidos.

Una situación distinta a la que vivió UBS, cuyos clientes acaudalados salieron corriendo con su dinero cuando se registró el punto álgido del problema entre el banco y EEUU. Los resultados financieros anuales que se presentarán esta semana darán más luz al respecto, señaló el analista del banco Sarasin, Rainer Skierka a swissinfo.ch.

Y agregó que por el momento no existen indicadores previos que alerten sobre el hecho de que esta situación (problemas con las autoridades fiscales de EEUU) esté haciendo mella en sus finanzas, aunque no debe ignorarse tampoco que el tema gana relevancia de unos meses a la fecha, por casos como el Wegelin.

No obstante, opina el analista, los bancos han tenido a su favor que “que buena parte de los nuevos flujos de capital que reciben vienen de Asia o Latinoamérica, y no de Europa o Estados Unidos”.

El Departamento de Justicia de EEUU tiene en la mira a 11 bancos foráneos.

La amenaza que se cierne sobre ellos es someterlos a un juicio penal si no transfieren a EEUU información relativa a las operaciones realizadas por sus ciudadanos.

De los 11 bancos bajo vigilancia, cinco son extranjeros con operaciones en Suiza, como el HSBC; tres bancos de Israel y uno de Liechtenstein.

Pero hay también bancos suizos. Wegelin ya fue acusado formalmente por la justicia de EEUU.

Bancos como el Neue Zürcher Bank cerró sus operaciones de banca privada en 2009, después de que uno de sus empleados fuera acusado por el Gobierno estadounidense de promover evasión entre sus clientes.

Los otros bancos helvéticos que están en la línea de fuego son Credit Suisse, Julius Bär y los bancos cantonales de Basilea y Zúrich.

UBS fue el primer banco suizo que cayó en manos de la justicia de EEUU en 2009. Recibió una multa de 780 millones de dólares por haber promovido la evasión entre sus clientes estadounidenses.

El problema escaló de tono y en 2010, el Gobierno suizo tuvo que negociar directamente un acuerdo con EEUU que comprometió al UBS a transferir información confidencial de 4.500 cuentas de clientes estadounidenses. Un pacto que exigió posteriormente el aval parlamentario.

La puesta en marcha de dos amnistías fiscales en EEUU  –una tercera inició en enero pasado- evidenció a 30.000 evasores que aclararon sus cuentas con el fisco de su país, poniendo en evidencia la complicidad de diversos bancos extranjeros.

Diversos bancos y banqueros suizos han sido acusados y arrestados en EEUU como parte de este proceso. Algunos de ellos, ejecutivos del banco Wegelin.

Producto de las presiones recibidas, el 27 de enero de 2012 Wegelin anunció la venta de una parte de importante de sus negocios al grupo suizo Raiffeisen.

El 3 de febrero, EEUU acusó a Wegelin de promover evasión fiscal entre sus clientes.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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